‘Cuando dos lenguas que conviven en un mismo territorio no tienen el
mismo estatus social, es decir que tienen funciones diferentes, la una
-el catalán- se utiliza para las funciones altas de la sociedad y la
otra -el español- es relegada al uso particular y privado se llama
técnicamente situación diglósica’. (...)
Señores, hay conflicto. Es bien cierto que la
ciudadanía en su espacio de libertad, en su relación familiar, afectiva,
o simplemente humana se comporta con exquisita cortesía y jamás impone
una lengua a su interlocutor. Entre otras cosas, porque catalán y
español son lenguas neolatinas muy cercanas cuyos hablantes se entienden
entre sí aunque cada uno hable una lengua distinta. (...)
Catalán y castellano son lenguas distintas, pero no distantes
genéticamente, ambas son neolatinas y ambas han estado presentes en
Cataluña desde siempre. Además, el hablante de cualquiera de ellas
intuye que la lengua es principalmente un sistema de comunicación y los
ciudadanos de la Comunidad utilizan las dos lenguas para su comunicación interpersonal de manera fluida cuando no hay aditamentos políticos ni presiones de poder.
¿Dónde está, entonces, el conflicto? Este surge cuando en los
espacios sociales de prestigio regidos por el poder político, el
Parlamento autonómico, la Administración autonómica, la escuela y, en
general, en todos aquellos ámbitos sociales de poder, se obliga a
utilizar en exclusividad la lengua catalana relegando el español a lengua de uso familiar, íntimo, afectivo, iniciando el camino de la clandestinidad. (...)
La palabra conflicto alude a un enfrentamiento de intereses.
El conflicto lingüístico será un enfrentamiento entre intereses de las
dos comunidades lingüísticas de las dos lenguas oficiales de Cataluña,
catalán y castellano, al constatar que los hablantes de castellano no
gozan de los mismos derechos lingüísticos que los hablantes de catalán a
pesar de que pagan los mismos impuestos y de que el número de hablantes
de castellano es ligeramente superior respecto al de catalanohablantes. (...)
La sociolingüística catalana, tradicionalmente, se ha referido al
hecho diglósico de Cataluña como conflicto lingúístico y así lo empleó
Lluís Vicent Aracil en 1965 cuando habló de los conflictos sociales y
políticos de la existencia de dos lenguas en Cataluña, pero eran otros
años y otras circunstancias sociales y políticas.
El término ya lo había empleado Benvenuto Terracini en su obra Conflitti di lingue e di cultura.
La definición no se hizo explícita hasta el congreso de cultura
catalana de 1978, en el que Aracil, Ninyoles, Vallverdú y otros lo
definen en las actas como:
“Hay conflicto lingüístico cuando dos lenguas claramente diferenciadas se enfrentan, una como políticamente dominante (uso oficial, uso público) y otra como políticamente dominada. Las formas de dominación son variadas desde las netamente represivas (como las que ha practicado el Estado español bajo el franquismo) hasta las políticamente tolerantes, cuya fuerza represiva es fundamentalmente ideológica (como las que practican los estados franceses e italianos). Un conflicto lingüístico puede ser latente o agudo según las condiciones sociales, culturales y políticas de la sociedad en la que se presente”.
Hasta aquí la opinión de los sociolingüistas catalanes en el año
1978, año de la Constitución española. ¿Qué dicen los sociolingüistas
catalanes en el año 2013 de la situación de las lenguas en Cataluña,
ahora oficiales, catalán y castellano, cuando el castellano está
excluido como lengua de aprendizaje en la escuela, hay multas
lingüísticas, no se usa en el Parlamento autonómico de forma oficial, es
ignorada en las comunicaciones de la Administración autonómica,
apartada de rótulos e indicaciones viarias, etc. y se insulta y denigra
al ciudadano castellanohablante?
¿Cuál es ahora la lengua políticamente dominante y la lengua políticamente dominada en Cataluña?
La mayoría de los estudiosos que se interesan por los problemas que
generan las lenguas en contacto interpretan estos momentos de conflicto
lingüístico, como momentos de crisis, una situación transitoria que
partiendo de un monolingüismo tiene su resolución en otro monolinguismo.
Es decir, en una sustitución lingüística. ¿Cuánto tardará en desaparecer por completo el español de Cataluña si en dos generaciones ha desaparecido de la escuela ?" (Carmen Leal, lavozdebarcelona.com, 16 de abril de 2013)
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