"En el Gobierno se espera la próxima publicación de un informe del
Parlamento europeo en el que se argumenta que si Escocia formaliza a
través de un referéndum su camino hacia la independencia,
tendría que salir de la Unión y, si lo considera conveniente, solicitar
más tarde su adhesión en un proceso que comenzaría desde cero.
El
ejemplo es importante para España porque tiene traslado directo a lo que
sucedería con Cataluña en el caso improbable de que Artur Mas agotara todo el guion que ha anunciado para hacer de esta comunidad un Estado independiente. (...)
La Comisión Europea no ha elaborado todavía ningún dictamen jurídico
sobre este contencioso ya que es un territorio ciertamente inexplorado.
No se conocen antecedentes de escisión interna en un Estado miembro y,
además, el Tratado tampoco contempla esta posibilidad, aunque sí prevé
en su articulado la hipotética salida de los socios.(...)
Como la decisión puede ser finalmente política ante el choque de
informes jurídicos que proliferarán como hongos, la Comisión Europea se
ha limitado a subrayar que si Cataluña llegara a independizarse de España, quedaría automáticamente fuera de la UE
y, en caso de considerarlo oportuno, tendría que solicitar de nuevo su
adhesión como lo hicieron cualquiera de los 27 estados que hoy componen
el Club antes de poder integrarse en el mismo. (...)
La dificultad que entraña la inexistencia en el Tratado de la Unión
de una hoja de ruta para gestionar un proceso secesionista como el que
pilota Artur Mas en Cataluña y la premisa de que cualquier iniciativa de
esta naturaleza debe guiarse por el derecho internacional, ha
movilizado al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo.
Su equipo ha contactado ya con más de una veintena de cancillerías
europeas para explicarles los objetivos del Gobierno catalán y, según
fuentes solventes, “el proceso no provoca simpatía en ninguna de ellas, y
menos en una situación tan compleja como la actual en la que ningún
Estado miembro quiere dificultades añadidas”.
Estas mismas fuentes
acentúan la importancia que tiene el que la mayoría de estas embajadas
hayan coincidido en que, en el supuesto improbable de que Cataluña
llegara algún día a ser independiente, tendría que iniciar a partir de
cero cualquier intento de adhesión a la UE, como el Parlamento europeo
va a comunicarle en breve a Escocia, pendiente todavía de un referéndum
comprometido para el año que viene.
El Gobierno sabe también que la Generalitat y su presidente se están
moviendo para cambiar este clima de opinión en la UE presentando su
anhelo de independencia como consecuencia de “una violación de los
derechos fundamentales” de Cataluña.
A esta táctica responde, por
ejemplo, la carta remitida a finales del año pasado a la comisaria de Justicia, Viviane Reding,
por varios eurodiputados españoles de CiU, ERC e Iniciativa, en la que
agitan una supuesta amenaza de intervención en Cataluña por parte del
Ejército en el caso de que llegue a buen puerto el proceso soberanista.
En esta misiva, firmada también por una eurodiputada socialista que
luego dimitió como secretaria general de su delegación, y en otras
iniciativas de los mismos grupos, se habla también de vuelos de aviones
militares a baja altura sobre varios municipios catalanes, en una
panoplia de argumentos que, a juicio del Gobierno, solo buscan demostrar
que se están vulnerando los derechos fundamentales y, por tanto,
Cataluña tiene motivos sobrados para ir hacia la independencia." (Federico Castaño, Vóx Pópuli, 18/03/2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario