14/3/13

¿Cómo va a hacerse cargo la Generalitat de Cataluña de la parte de la deuda pública que le corresponde -pongamos 150.000 millones- si hoy no dispone de recursos para pagar a sus proveedores ni hacer frente a los intereses de su propia deuda?

"Uno de los aspectos más sorprendentes del creciente auge del independentismo entre la mayoría de los políticos catalanes en activo son los endebles pilares económicos sobre los que se asienta.

 Dan por sentado que si Cataluña hubiera sido un estado independiente los catalanes disfrutarían hoy de un nivel de bienestar más elevado y que si Cataluña accediera a la independencia en 2014 su nivel de vida mejoraría inmediatamente al eliminar el injusto déficit fiscal que atenaza su economía. (...)

Resultados obtenidos con las tablas input-output de Cataluña de 2005 indican que las exportaciones de Cataluña al resto de España explican cerca del 50% del valor añadido y el empleo en la mayoría de los sectores agrícolas e industriales (en algunos casos bastante más) y el 40% en los sectores de servicios privados.

 Resulta obvio que la independencia de Cataluña podría reducir sustancialmente dichas exportaciones con consecuencias desastrosas para los sectores más dinámicos de la economía catalana, efectos que podrían verse reforzados por la contracción del turismo del resto de España en Cataluña, la aplicación del arancel de la UE a las exportaciones catalanas y la deslocalización de empresas. (...)

No podemos pues descartar que el gobierno español destituya al gobierno catalán o suspenda el Estatut con consecuencias imprevisibles y poco halagüeñas. Como economista, prefiero no adentrarme en este terreno y limitarme a examinar el proceso de independencia como si pudiera desarrollarse sin generar un conflicto político dramático.

 A la ruptura de las privilegiadas relaciones comerciales con España y la segura exclusión de la UE ya mencionadas, hay que sumar otras dificultades sobre las que los políticos independentistas catalanes han evitado cuidadosamente hablar: el reparto de la deuda pública y el capital público acumulados tras varios siglos de historia compartida y las consecuencias de la “eurización” de Cataluña. (...)

Dejo aquí en el aire un par de preguntas que ilustran la dificultad de alcanzar un acuerdo civilizado sobre estas materias entre los gobiernos de España y Cataluña. 

¿Cómo va a hacerse cargo la Generalitat de Cataluña de la parte de la deuda pública que le corresponde -pongamos 150.000 millones- si hoy no dispone de recursos para pagar a sus proveedores ni hacer frente a los intereses de su propia deuda? 

¿Cómo puede repartirse equitativamente entre dos Estados un stock de capital público diseñado en forma de red que resulta indispensable para el buen funcionamiento del resto de la economía española? 

Mi impresión es que no hay una solución satisfactoria para estas preguntas ni deseo alguno por parte de los políticos independentistas de encontrarla. 

A examinar la inestabilidad financiera y los flujos de capital que ocasionará la “eurización” (y posterior “deseurización”) de la economía catalana dedicaré un próximo artículo. 

Hacen mal los políticos catalanes en presentar el futuro de una Cataluña independiente como un camino de rosas porque en el escenario más optimista -el Gobierno español ignorando el mandato constitucional no adopta “las medidas necesarias” para salvaguardar el interés general- tendrá consecuencias muy negativas sobre las exportaciones, el turismo, el coste de financiación de las empresas, la inversión extranjera y la estabilidad del sistema financiero. Esperemos no llegar a comprobarlo."        (Caffe Reggio, 14/03/2013, Clemente Polo, Expansión)

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