23/11/12

Supongamos que Cataluña consigue un proceso de segregación amistoso y que se convierte en el 28º Estado de la Unión Europea, ¿qué pasaría?

" Pero el proceso se origina en el sentimiento de agravio de buena parte de la población catalana ante un sistema de financiación autonómica que consideran injusto. (...)

Y se ha visto reforzado con otro sentimiento: que su sistema de financiación es claramente más desfavorable que el Concierto vasco.

Y, por otra parte, la idea de «balanza fiscal» como elemento de agravio es más que discutible, porque la presión fiscal no se aplica a territorios sino a personas y a empresas, por lo que la progresividad hace que los territorios con personas más ricas o con mayor tejido empresarial lógicamente sufran una mayor presión fiscal. 

¿Se imaginan cuál debe ser la «balanza fiscal» de la City de Londres, o de la Moraleja en Madrid? ¿Justificaría ello su deseo de secesión si ésta se planteara? ¿La aceptarían los partidos de izquierda, en base al sacrosanto «derecho a la autodeterminación de los pueblos»?

... voy a suponer que Cataluña consigue un proceso de segregación amistoso, pacífico y jurídicamente aceptable y que se convierte en el 28º Estado de la Unión Europea. Es decir, un escenario que sería inmediatamente firmado por Mas y el resto de los nacionalistas catalanes, tanto de la izquierda como de la derecha. (...)

Es decir, estamos ante un caso particular de la rebelión de los ricos. Y, suponiendo que se llega a una solución amigable, ello recuerda al proceso de separación de la República Checa con respecto a Eslovaquia, allá por 1993, lo que se conoce como el divorcio de terciopelo.

El argumento allí era parecido al que ahora usa CiU. Para la República Checa, que tenía una renta per cápita relativa un 60% más alta que Eslovaquia, continuar unidos a los eslovacos como un solo país suponía un lastre para ellos, los ricos, que tenían que cargar con la aportación solidaria al conjunto del Estado, aportación que consideraban excesiva (el expolio). 

Y en 1993 se produjo el divorcio de terciopelo. ¿Le fue bien a la República Checa desde entonces? Rotundamente no. Su renta per cápita relativa al promedio europeo (UE=100) era un 77% en 1995. En 2011 apenas llegaba al 80%.

 Por tanto, sólo han avanzado tres puntos en casi dos décadas. Por el contrario, países del Este que permanecieron unidos, como Polonia, avanzaron en 22 puntos en su renta per cápita relativa a Europa, es decir casi ocho veces más que la República Checa.

Si a la República Checa no le fue bien en su divorcio, ¿por qué le iba a ir a bien a Cataluña? En este punto quiero argumentar que muy probablemente le iría incluso peor que a la República Checa. 

Hay tres razones que hacen que el punto de partida de Cataluña sea bastante peor que el de la República Checa:
  1. Tanto la República Checa como Eslovaquia tenían garantizado su ingreso en la UE a futuro, aunque se separasen, ingreso que tuvo lugar en 2004. Y, como ya se ha dicho, Cataluña no tiene garantizado dicho ingreso, más bien lo contrario.
  2. La deuda pública de la República Checa representaba el 14% de su PIB. ¿Cuál sería el ratio de deuda pública de Cataluña? A su deuda autonómica (44.000 millones de euros) y local y de empresas públicas propias (13.000 millones de euros) habría que sumarle, dado que estamos caracterizando un escenario de divorcio amistoso, en el que se reparten también los pasivos y no sólo los activos, la parte alícuota de la deuda de la Administración central y la de las empresas públicas españolas.
  Dicha parte alícuota tendría que suponer, al menos, el porcentaje del PIB catalán sobre el conjunto del PIB español (cerca de un 19%). Es decir, hablaríamos de 116.000 millones de euros por el primer concepto y de 27.000 millones de euros por el segundo. 

En total unos 200.000 millones de euros, es decir, la deuda pública catalana se acercaría al 100% de su PIB, por lo que Cataluña tendría que emplearse a fondo para seducir a los mercados o negociar con las instituciones europeas su refinanciación. Y ya hemos aprendido lo que quieren decir ambas cosas.

3. Finalmente, la renta per cápita. El último año para el que se dispone de cifras oficiales homogéneas es 2009. En ese año la renta per cápita de Cataluña era el 120% de la media europea. Es decir, Cataluña era más rica que Alemania (116% en ese año). 

Es verdad que en estos años habrá retrocedido algo en renta per cápita relativa. Pero seguro que sigue siendo más elevada que la de Francia (107), Reino Unido (108), Italia (101) o incluso Finlandia (116). 

Es decir, que en ese hipotético escenario favorable de ingreso en la UE, Cataluña se convertiría en «contribuyente neto» a la Unión Europea, cosa que España hasta la fecha nunca ha sido.

 ¿Estarían entonces los catalanes dispuestos a ejercer su solidaridad con búlgaros, rumanos, lituanos y húngaros antes que con extremeños, andaluces, murcianos y canarios? Difícil de explicar y aceptar en una tierra donde una parte importante de su población se nutre de gentes que provienen precisamente de esos territorios de España.

En resumen, el escenario más amigable para la secesión de Cataluña es un mal escenario para Cataluña. Y, sobre todo, será un escenario muy difícil de explicar a sus propios habitantes."         (.Miguel Sebastián, El Mundo, en Caffe Reggio)

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