16/6/08

El “paseillos” sangriento de los demócratas sin un solo “ertzainza” a la vista

“El lunes pasado, los cinco concejales socialistas y el único concejal del PP también tuvieron que recorrer esas calles junto a sus escoltas para asistir al pleno municipal. "Siempre tienes la sensación de que vas al matadero", dice uno de ellos, "pero lo del otro día estaba preparado a conciencia". Los simpatizantes de Batasuna se colocaron justo detrás de los concejales a los que insultaban sin que la alcaldesa hiciera nada por impedirlo. "Al del PP le decían: eh, tú, abuelo, ¿te has tomado hoy el jarabe?, y a nosotros nos llamaban de todo. Hubo un momento en que me quedé mirando a uno de ellos y me lo recriminó:

-Tú qué miras. Deja ya de provocar.

-¿De provocar yo? Si vosotros no habéis dejado de insultarnos durante todo el pleno...

-Pero eso es nuestra libertad de expresión...".

Después de escuchar esto, el concejal socialista dejó de discutir. "Era inútil. Qué se le puede decir a un tío que te dice eso. Es como la guerra de Gila. Yo te puedo poner a ti los ojos morados a puñetazos, o pegarte dos tiros si me apetece, pero tú a mí no me digas nada, que me coartas la libertad de expresión". La historia no hubiera trascendido -se trata del calvario que viven a diario los concejales socialistas y populares- si uno de los alborotadores no hubiera agarrado por el cuello y propinado un puñetazo en la ceja al concejal socialista Bixen Itxaso. Los reporteros gráficos recogieron el momento. Los insultos. El forcejeo. El derechazo del matón a la ceja izquierda del concejal. Los dos policías locales que había en el salón de plenos se limitaron a observar. Y, al ganar la calle, uno de los asistentes le dijo a un agente de la Ertzaintza apostado frente a la puerta del consistorio.

-Ahí dentro se están pegando.

El jefe del operativo terció con cara de circunstancias.

-Ah, ¿sí?, nadie nos ha dicho nada.

Dos días y medio después -el jueves por la mañana-, la policía vasca detuvo al agresor en su domicilio de Pasaia. La difusión de su nombre, Jon Ander Uribarrena Ochoa, trajo la confirmación de un presentimiento. Hay matones detrás de las pancartas de Batasuna que ya han matado en nombre de ETA. Un pasillo macabro. Uribarrena fue uno de los que asesinaron a la militante socialista Maite Torrano. Sólo cumplió 10 años de los 20 a los que fue condenado y, cuando regresó a la libertad, lo hizo sin vergüenza, sin arrepentimiento, con el mismo odio. (…)

En Pasaia mismo hay más asesinos de ETA que, después de pasar una temporada en la cárcel, no muestran señales de arrepentimiento. Uno de ellos, trabajador en uno de los barcos atracados en el muelle, deja sus quehaceres cuando ve aparecer a un concejal socialista y a sus escoltas. Se pone de pie. Los mira desafiante. Y no les quita la vista de encima hasta que desaparecen. Los guardaespaldas ya saben quién es, porque apenas hay secretos en un país tan pequeño, y evitan responder a la provocación. Pero cuando se van, el concejal se queda en su casa que a la vez es su prisión. Desde su balcón puede ver al viejo terrorista disfrutar de una libertad que él no tiene.

Bixen Itxaso, el concejal socialista agredido, veterano luchador por las libertades, no quiere hablar de lo que pasó el lunes.” (El País, ed. Galicia, España, 08/06/2008, p. 17)

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