29/11/12

Artur-determinación

"Esa excesiva personalización de la campaña se ha vuelto contra Mas. La prensa internacional ha hablado de su “fracaso”, pese a la amplia mayoría nacionalista y potencialmente soberanista salida de las urnas. Y ello porque la pérdida de 12 escaños significa que no solo no ha atraído votantes de otras banderías, sino que ha sido desautorizado desde la suya. 

Eso no puede dejar de afectar a su autoridad para encabezar algo tan traumático como la separación de España. No obstante lo cual, mantiene su proyecto de convocar un referéndum de autodeterminación en esta legislatura.

Artur Mas y muchos otros, incluidos algunos no nacionalistas, dan por supuesto que hacerlo es un derecho indiscutible. Derecho de autodeterminación: suena bien, transmite una sensación de importancia. 

Sobre todo si se enuncia como “derecho a decidir”. ¿Quién puede estar en contra de que los habitantes de un territorio decidan sobre su futuro? Sin embargo, no es algo tan evidente como parece. (...)

Quienes reclaman la autodeterminación juegan con ventaja: si ganan el referéndum, habrán colmado sus aspiraciones; y si no, nada pierden: vuelven a la situación anterior de autogobierno, reforzado por el precedente creado. Para que fuera un procedimiento equilibrado entre las opciones planteadas tendría que implicar el riesgo de perder el nivel de autonomía alcanzado en caso de no prosperar la propuesta.

 Algo obviamente imposible en la práctica, por lo que la única alternativa es que exista un compromiso de lealtad que implique la renuncia (expresa o tácita) a plantear la autodeterminación. De ahí la incoherencia de fórmulas como la de un “federalismo con derecho a decidir”, que significa estar a la vez a favor y en contra de la autonomía.

El nacionalismo catalán respetó ese compromiso tácito durante 23 años, con Jordi Pujol al frente. Pero ahora es él mismo quien lo cuestiona con el argumento de que, a la vista de la intransigencia española, la independencia es necesaria para que Cataluña “no desaparezca”, como dijo hace unas semanas en la Cadena SER.

 Resulta chocante considerar que la supervivencia de la identidad catalana está en peligro precisamente cuando dispone de un autogobierno y unas potencialidades culturales mayores que nunca; pero esa retórica tremendista actual de Pujol avala el tono exaltado de algunos juristas y periodistas catalanes, que han acabado interiorizando el estilo inflado que antes atribuían a la política y la prensa madrileñas.

La independencia no es una competencia más a negociar, sino una ruptura extrema que afecta personalmente a muchas familias de las dos partes que se dividen. Por eso, la autodeterminación no es un derecho unilateral que el Estado deba reconocer, excepto en situaciones coloniales. 

Y si la independencia “significa revolución”, como decía el vasco Landeta, considerar que existe un derecho irrenunciable a la separación unilateral equivale a suponer que las constituciones tengan que incluir el derecho a hacer la revolución."      (El País 29/11/12, Patxo Unzueta, en Fundación para la Libertad, 29/11/2012)

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