30/11/12

Actualmente, el PSOE se halla escindido entre un socialismo del norte y un socialismo del sur. Entre la “nación de naciones” frente a la “nación de ciudadanos”

" Actualmente, el PSOE se halla escindido entre un socialismo del norte y un socialismo del sur cuya idea de España no se corresponde más que como mera referencia geográfica. 

En lo que al socialismo del norte toca, el PSC, así como el PSE y el PSG, han asumido el discurso de los nacionalistas y apuestan abiertamente por un progresismo catalanista, galleguista y vasquista cuyo corolario es el reconocimiento de Cataluña, Galicia y el País Vasco como naciones. 

El socialismo del sur, en cambio, recela del entendimiento entre socialistas y nacionalistas. Su idea de progreso no es identitaria, sino social.

 Desde esta posición, la forma Estado-nación actual se percibe como el mejor instrumento para garantizar la cohesión nacional y evitar que el principio de autonomía regional esté por encima del principio de igualdad entre los españoles. En suma, la “nación de naciones” frente a la “nación de ciudadanos”. 

No hace falta remontarse mucho tiempo atrás para saber dónde ha llevado al socialismo español la política de pactos con los nacionalistas periféricos . Se ha demostrado que la alianza con los nacionalistas es una vía que permite al PSOE construir una nueva mayoría ensanchando la base electoral por la izquierda. 

Sin embargo, no es menos cierto que el entendimiento con los nacionalistas deriva, antes o después, en el cuestionamiento de la existencia misma de España como nación a favor de una visión plurinacional del Estado. Y por ese camino no se transita hacia una reforma en sentido federal, sino que se avanza, y con paso firme, hacia una forma de Estado confederal, cosa bien distinta.

Por tanto, lo que se ventila en el debate sobre el federalismo es si el PSOE quiere ser un partido nacional, de todos los españoles, o aspira a convertirse en un remedo de partido nacionalista en cada autonomía. Así las cosas, sería bueno que el PSOE abordase como merece la cuestión nacional en vez de renunciar a pronunciarse sobre el particular en atención del interés electoral. 

Mientras, ningún planteamiento de reforma de la planta territorial del Estado tendrá sentido si el socialismo no aclara antes cuál es su idea de España. Lo que está en juego no es un debate académico sobre el ser de la nación española, sino una cuestión menos abstracta como es la dirección de la política del principal partido de la oposición.

 Lo que está en juego, en definitiva, es saber si el PSOE quiere enarbolar la bandera de la igualdad o quiere, por el contrario, ser el gestor de los privilegios de unos españoles sobre otros."            ( , El País, 29 NOV 2012)

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