12/5/11

¿Inflexión secesionista en Québec? Ha sido un partido de izquierdas el que ha derrotado a los secesionistas de Quebec

"Las elecciones generales de Canadá celebradas el pasado día 2 de mayo han supuesto un revés histórico para el secesionismo quebequés. Tal y como informaba LA VOZ DE BARCELONA, el Bloque Quebequés (BQ), principal partido secesionista que concurre a las elecciones federales canadienses [1], ha perdido más de un 60% de los votos de la anterior convocatoria (...)

Los ecos del descalabro rebasan las fronteras de Canadá porque el nacionalismo de Québec es probablemente el movimiento secesionista más poderoso, mejor organizado y con mayor capacidad de liderazgo de las democracias occidentales consolidadas. (...)

Canadá es un Estado de origen colonial, surgido en 1867 de la confederación de diversas colonias fundadas por dos naciones europeas, Inglaterra (Newfoundland, Tierra de Rupert, Nueva Escocia, la Isla del Príncipe Eduardo) y Francia (Nueva Francia, la actual Québec).

Esta distinta procedencia nacional explica, entre otras cosas, la desigual distribución del inglés y el francés a lo largo del país [3], y está en el origen de buena parte de las tensiones identitarias que ha soportado a lo largo de su consolidación el Estado canadiense, que es, además, muy reciente [4] en comparación con el Estado-nación español.

Contribuye a explicar, igualmente, el arraigo en Québec de un movimiento secesionista francófono que desde mediados de los años setenta ha disfrutado de unas cotas de apoyo popular de entre el 35% y el 50%, muy lejos de los niveles de apoyo que el independentismo registra en Cataluña (...)

la cuestión identitaria en Québec puede haber tocado fondo y empieza a ser desplazada del centro del debate político. (...)

Muestra de ello es el hecho de que el principal beneficiario de la desbandada bloquiste haya sido el Nuevo Partido Democrático (...)

La transferencia de voto en Québec entre el BQ, secesionista de orientación socialdemócrata, y el NPD, procedente de la tradición socialista democrática, federalista y a veces acusado de centralista canadiense, sugiere que los votantes han priorizado en esta ocasión el voto ideológico sobre el voto condicionado por la adscripción identitaria.

Ante un Bloque Quebequés incapaz de salir de su rol de lobby y representante secesionista en unas instituciones federales en las que no cree y en las que no está dispuesto a participar activamente, los ciudadanos progresistas de Québec han preferido apoyar a una formación capaz de construir y eventualmente liderar un proyecto socialdemócrata para Canadá.

En ese sentido, el éxito del NPD radica en su capacidad para articular una propuesta electoral abierta a todos los canadienses progresistas, francófonos y anglófonos, que se sale de la dinámica de la imposición de una identidad sobre otra y va más allá. (...)

La emergencia de la izquierda no nacionalista del NPD en la provincia podría desestabilizar el sistema político provincial de Québec, con especial impacto sobre el PQ. (...)

El fracaso por la mínima del referendo secesionista de 1995 (49,4% de votos a favor de la separación, 50,6% en contra) marcó no sólo el colapso de la estrategia soberanista, sino también el momento de máxima polarización identitaria en Québec y en el conjunto de Canadá.

Tras el referendo, el gobierno federal liberal canadiense, bajo el impulso del entonces ministro de Asuntos Intergubernamentales, Stéphane Dion, lideró la llamada política de la claridad [5], con la que no sólo obligó a los secesionistas a clarificar las condiciones en las que un hipotético tercer referéndum de secesión podría llevarse a cabo (concretadas en la Clarity Act o ley de claridad de 2000), sino que además planteó una ofensiva ideológica a favor del federalismo en Canadá. (...)

La resolución del Tribunal Supremo canadiense sobre la legalidad de una eventual declaración unilateral de independencia de Québec de 1998, la I Conferencia Internacional sobre Federalismo celebrada en Mont Tremblant en 1999, y los debates públicos de Dion con varios dirigentes secesionistas, fueron algunos de los hitos principales de la estrategia federalista.

A finales de 1999, el apoyo a la secesión de Québec había descendido a mínimos históricos, en torno al 24% de la población
. (...)

En realidad, supondría el triunfo gradual, no exento de dificultades ni de riesgos, del paradigma de la nación cívica y abierta que encarna, en este caso, la federación del Canadá, frente al modelo de nación cerrada, de base étnica, cultural o lingüística que nutre la utopía de cualquier movimiento secesionista o de horizonte secesionista. (...)

Para ello, sin embargo, es necesario que a las dinámicas nacionalistas, y a sus aspiraciones de construir sociedades (sea en Estados independientes o en compartimentos estancos en Estados mayores) excluyentes, aisladas e identitariamente homogéneas, se les oponga democráticamente un proyecto cívico nacional, abierto, incluyente y con vocación de futuro, sea el de la Federación Canadiense o el de la España constitucional.

Pero esta confrontación democrática entre la fragmentación nacionalista y la nación cívica debe darse a la luz del día, en toda su extensión y en toda su profundidad, sin esquivarse ni adulterarse con tratos a media luz.

Cuanto más abierta, más dinámica y más incluyente es una sociedad, menos integrable resulta el programa máximo de cualquier nacionalismo en su seno; cabe abandonar por tanto cualquier esperanza de resolver el conflicto entre naciones cívicas y protonaciones secesionistas de base cultural mediante una política de concesiones más o menos generosa, como la que mantuvo el turno político canadiense liberal-conservador hasta los años noventa.

No es el único caso en el que la sucesión de concesiones a las fuerzas identitarias ha contribuido a fortalecer a sus élites dirigentes sin integrar a sus bases en la comunidad política común: los casos de Bélgica, y también la experiencia española, son en ese sentido ilustrativos.

En la experiencia canadiense, por último, es significativo constatar que ha sido el auge de un tercer partido, de izquierdas, ajeno al bipartidismo liberal-conservador y al establishment canadiense, el que ha infringido a los secesionistas su derrota más contundente. " (lavozdebarcelona.com, 12/05/2011)

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