Mira hacia fuera, y de este modo resulta atractiva para la gente que no sentiría tan cómoda tierra adentro». Cascarrabias. El adjetivo me hace pensar en Pasqual Maragall. Esa fue, exactamente, su actitud personal ante los nacionalistas.
Y no hay duda de que el párrafo de Judt describe con precisión aquel relato de una Barcelona que estaba mucho más interesada en ser una vibrante ciudad europea que la capital de Cataluña.
Ni qué decir tiene que Maragall utilizó el relato mientras le convino, para marcar distancias, incluso estéticas, con Jordi Pujol. En cuanto la ley del poder le dictó sus cláusulas no tuvo ningún apuro en echarse en brazos del nacionalismo mas tronado. Y ahí se quedó.
Hoy Pujol y Maragall piensan lo mismo y hasta votan lo mismo, sea de verdad o de juguete. No es Pujol el que se ha movido. El relato cascarrabias barcelonés ha corrido la misma suerte. Como las cifras de la mascarada indican, Barcelona ya es lo mismo que Arenys de Munt. Un Arenys de Munt con ínfulas.
No es que se haya fundido con el territorio trasero, con el arrière pays. Es que el territorio la ha fundido. Respecto a la ciudad de Barcelona el nacionalismo pujolista solo tuvo el objetivo de jibarizarla. En un determinado momento de la historia de estos últimos treinta años Barcelona representó para Pujol un problema más grave que «Madrit».
Era la unidad interna de la nación lo que estaba en juego. Y es de esa forma como deben entenderse los denodados y exitosos esfuerzos que el pujolismo hizo por desarticular el área metropolitana barcelonesa, que no se trataba sólo de un territorio físico, sino también moral y político.
El nacionalismo acude a las próximas elecciones municipales con la victoria ya conseguida. Barcelona ya no está en el borde, sino en el centro del proyecto nacionalista.
Y acaso nada lo simbolice mejor que la decisión lingüística tomada por el principal diario de la ciudad. Incapaz de hacerse escuchar en Madrid, Bruselas o Nueva York, pero animosamente dispuesto a ser el más vendido de Tárrega." (Diario de Arcadi Espada, abril 12, 2011)
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