‘[...] Lo que menos se ha comentado de estas encuestas [de ESADE y el CEO] es la evidencia definitiva del cambio generacional por lo que se refiere a la afiliación sentimental nacional de los catalanes.
Por ejemplo, se acentúa muchísimo el hecho de que las zonas rurales tienen más conciencia nacional catalana que en las zonas urbanas.
Pero esto no es todo, por primera vez estos últimos años, nos encontramos ante un fenómeno relativamente nuevo. Decimos relativamente porque hasta ahora no era significativo a nivel cuantitativo.
Se trata del aumento de ciudadanos que se sienten únicamente españoles o más españoles que catalanes.
Hay que tenerlo en cuenta: el país unido soñado en los años ochenta y noventa parece que no se ha conseguido, que no ha cristalizado. Una parte de la generación nueva ha acentuado el perfil independentista, pero otra, no nos podemos desentender, ha escogido clarísimamente la opción por España.De aquí que, curiosamente, es ahora, con la escuela en catalán, etc., etc., cuando se encuentran más muestras de desafección sentimental, más protestas por el trato “discriminatorio” que reciben los castellanoparlantes, etc.
Ha disminuido la comprensión que mostraron sus padres y abuelos en los ochenta, hijos de verdad de la emigración.(...)
O sea, que lo que se acerca es más o menos claro: los unos a un lado y los otros en el otro. Es una lástima, pero hay que trabajar con esta realidad’. (lavozdebarcelona.com, 06/03/2011)
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