Las encuestas oscilan entre un porcentaje del 25% de firmes defensores de la separación de España y una tasa de hasta el 47% de ciudadanos -que solo se ha dado en una ocasión, justo tras la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía, antes y después nunca ha pasado del 40%- que apostarían por la secesión en el caso de un dilema cerrado entre la situación actual y un Estado propio.
En el texto se hace referencia, además, a un dato a tener en cuenta siempre, la participación. La llamada mayoría clara a la que aludió el Tribunal Supremo de Canadá ante las consultas independentistas celebradas en Quebec, y, de modo más preciso, los dos listones -de participación y respaldo electoral- que fijó la Unión Europea para validar la separación montenegrina de Serbia. Es decir, más del 50% de participación y más del 55% de votos afirmativos.
Si se extrapolan estas condiciones a Cataluña y se computa el voto independentista como la suma de CiU -aunque no todos los dirigentes y mucho menos los votantes son independentistas-, ERC y otras formaciones secesionistas, el resultado es claro y contundente y cierra el paso a la independencia.
La vía hacia la hipotética independencia podría tropezar con un obstáculo insalvable en un marco de participación mínima del 50% del censo: la abstención masiva del resto de los electores. En ese supuesto, recoge La Vanguardia, y contando únicamente con sus propios partidarios, los potenciales votantes de la independencia difícilmente superarían el listón del 30%. La última vez que ocurrió fue hace más de 15 años, cuando CiU y ERC sumaron el 32% del censo. El pasado 28-N, las distintas formaciones nacionalistas reunieron poco más del 29% de los electores.
Finalmente, aunque el texto del diario del grupo Godó no lo cita, hay un caso que sirve para poner de manifiesto la importancia y el alcance real de la fuerza independentista en Cataluña. Son las consultas que se han celebrado -y se siguen haciendo- en las diferentes ciudades y pueblos de la comunidad. La última, la de Tarrasa (Barcelona). Elevan a categoría la minoría de partidarios que desean la independencia de Cataluña. No son encuestas y tampoco resultados electorales (donde hay más cosas en juego, como la gestión económica, social, sanitaria, judicial… de lo público).En Tarrasa votaron el 11,4% de los que tenían derecho a hacerlo -con un sistema que no evita poder votar varias veces- y lo pudieron hacer durante meses. Antes se hizo en Puigcerdá (Gerona): únicamente votó el 13,48% del censo, según los organizadores. El 13 de diciembre de 2009, una serie de poblaciones participaron en una consulta, apenas movilizó al 27,4% de los posibles votantes." (lavozdebarcelona.com, 06/02/2011)
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