Según Zapatero, la sentencia “es el fin de todo un proceso de ampliación de la descentralización política, de reconocimiento de más identidad de Cataluña, dentro de la España constitucional y democrática, que optó por el autogobierno”.
“Es, ante todo, garantía, porque ya ninguna otra mayoría podrá… o ninguna ley estatal o, en su caso, autonómica, podrá cuestionar el reconocimiento y el respaldo que el tribunal hace al autogobierno de Cataluña”, ha añadido.
Zapatero ha expresado su “satisfacción” por el fallo, ha pedido a los líderes de los partidos catalanes “que tomen tiempo para leerse la sentencia”, y ha anunciado que va “a recibir al President Montilla para analizar la sentencia y, en su caso, si hubiera que tomar alguna iniciativa para reforzar lo que es el esfuerzo de desarrollo del Estatuto que hemos hecho”.
El líder del PSOE ha concluido señalando que “es una sentencia para la tranquilidad”. “Se ha demostrado que la España constitucional es fuerte e integradora, lo ha interpretado el Tribunal Constitucional. Es fuerte porque reconoce amplias cotas de autogobierno, y es integradora porque lo hace desde una perspectiva de vertebración del Estado”, ha insistido. Y ha terminado subrayando que se ha “conseguido el objetivo”. (lavozdebarcelona.com, 01/07/2010)
Interpretacuión:
"A Zapatero se le ha llegado a reprochar haber metido en un lío al socialismo catalán con su compromiso, en 2003, de respaldar el Estatuto que saliera del Parlament. La idea sería que, ante esa oferta, el PSC no tuvo más remedio que pedir la luna. (...)
Seguramente no incluyó esa cautela porque no podía imaginar que los dirigentes del PSC fueran a tomarle la palabra tan literalmente e impulsar un proyecto que desbordaba los límites constitucionales por muchos costados, pese a que lo presentaron como de "impecable adecuación a la Constitución y a sus valores" (Maragall). (...)
El acuerdo Zapatero-Mas incluía el compromiso de forzar la retirada de Maragall a fin de despejar el acceso del líder de CiU a la presidencia catalana. Lo que fue considerado una genialidad táctica de Zapatero se revelaría como su segundo error más grave. Por una parte, radicalizó la posición del propio Maragall, que acabaría abandonando el PSC; por otra, la agilidad de su sucesor, José Montilla, para adelantarse a pactar la continuidad del tripartito, privando a Artur Mas de la presidencia tras haber ganado las elecciones, hizo que se sintiera engañado, lo que radicalizó su discurso. (...)Ahora, tras el largo rodeo del Estatut, el líder convergente ha regresado al punto de partida: se presentará a las elecciones reclamando un concierto a la vasca. Es decir, la soberanía fiscal como respuesta a lo que se consideró insuficiencia de la financiación catalana, especialmente en el capítulo de inversiones del Estado. Montilla ha argumentado que ese planteamiento no tiene encaje constitucional.
Pero eso ahora importa muy relativamente a Mas porque el otro punto central de su programa es el reconocimiento del derecho a decidir, formulación que a partir de Ibarretxe significa que una nación no tienen por qué someterse a cortapisas constitucionales. La definición de Cataluña como nación tendría un fundamento no solo ideológico sino funcional: justificar un tratamiento fiscal tan singular como los de los territorios forales.
Se habría repetido lo que ocurrió en el País Vasco en los comienzos de la Transición: la adopción por los partidos que no se definían como nacionalistas de la retórica, y a veces el programa, nacionalista hizo que quienes lo eran genuinamente se vieran impulsados a radicalizar su propio discurso.
En Cataluña, un efecto de la radicalización del PSC en torno al Estatut -incluyendo su discurso de considerar la sentencia del Constitucional una "ofensa" al pueblo catalán- puede ser el pase del nacionalismo cívico representado por Pujol padre al soberanismo de Pujol hijo, que ya ha insinuado la posibilidad de promover la insumisión fiscal de Cataluña si no se reconocen sus derechos." (PATXO UNZUETA: La política catalana de Zapatero. El País, España, 02/09/2010, p. 14)
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