"Galo Bilbao, doctor en Teología y profesor de Ética en la Universidad de Deusto, considera en esta entrevista que la presencia de víctimas en las aulas concreta los derechos de verdad, justicia y memoria
-¿Qué están reivindicando las víctimas cuando piden verdad, justicia y memoria?
-A grandes rasgos la verdad remite al pasado, a aclarar los elementos que están sin esclarecer; la justicia significa reconocerlas, y la memoria, que tengan la oportunidad de incorporar a la realidad colectiva el relato de su experiencia.
-Entiendo que esta reivindicación va más allá de que ETA tome una decisión u otra.
-Hay que profundizar en la verdad sobre el pasado, la justicia actual y la memoria respecto al futuro sin estar pendiente a ningún momento final. La mera situación de conflicto de violencia que generan las víctimas demanda estas tres obligaciones sociales. Luego, si hacemos bien las cosas, habremos avanzado en una dirección en la que el escenario en el que nos encontremos en ese día después resulte más manejable, más adecuado y con menos riesgos a cometer. Es lo que deseo. El shock, espero que positivo, que pueda suponer en la sociedad vasca el anuncio definitivo del abandono de las armas o su desaparición nos puede hacer ir demasiado rápido sin haber cubierto las etapas previas. En ese 'ir demasiado rápido' corremos el riesgo de ocultar la verdad, de no hacer suficiente justicia o de seleccionar memorias que nos puedan resultar más o menos interesantes. No vale el pasar página.
-Pero el ritmo social no es el mismo que el de las víctimas.
-Lo mismo que el ritmo de las víctimas no es el mismo que el de los victimarios. Va a ser muy difícil que los propios victimarios lleguen a reconocer el daño causado y lo moralmente inadecuado de su decisión. En cualquier caso hará falta tiempo para que se produzca esa situación.
-¿En qué medida ayuda el hecho de que las víctimas relaten su experiencia en las aulas?
-Cubre algunos de los elementos de verdad, justicia y memoria. En la medida en la que la víctima tiene capacidad de contar las cosas como las ha vivido aporta una perspectiva que no teníamos. El que las víctimas estén en las aulas no es el acto que culmina la justicia pero sí es una manera de justicia. En la medida en que un referente básico de la sociedad, el del terreno educativo, hace un reconocimiento a ése que tiene la oportunidad de contar y narrar su propia realidad, a alguien que de alguna forma recupera su identidad, eso es un acto de justicia. La presencia de víctimas no agota pero complementa y concreta esos derechos de verdad, justicia y memoria o esas obligaciones respecto de las víctimas." (Fundación para la Libertad, citnado a EL DIARIO VASCO, 16/6/2010 )
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