13/6/10

La enseñanza del sufrimiento de las víctimas de ETA

"El Plan de Convivencia Democrática y Deslegitimación de la Violencia, aprobado el pasado martes por el Gobierno vasco, volverá a llevar a las aulas el testimonio de las víctimas. Pero esta vez introducirá una novedad: abrirá las puertas de los colegios a damnificados por todo tipo de terrorismo, sin excepciones, para que puedan explicar su experiencia de viva voz, y no sólo por escrito como hasta ahora.

Este paso permitirá transmitir cara a cara los sufrimientos ocasionados por la barbarie, una asignatura pendiente que constituye una «obligación moral» para la mayoría de los afectados. Tres de ellos comparten con EL CORREO la opinión que les merece esa experiencia.

Pedro Mari Baglietto Hermano de Ramón Baglietto, asesinado por ETA

«Al hablar de mi hermano hago menos inútil su muerte»
«Voy a empezar por contaros una historia que ocurrió hace muchos años y acabó con el asesinato de mi hermano». Con estas palabras arranca el testimonio de Pedro Mari Baglietto, hermano del concejal de UCD en el Ayuntamiento de Azkoitia Ramón Baglietto, asesinado por ETA el 12 de mayo de 1980. El calvario de su familia es de sobra conocido. Sobre todo, desde que Kandido Azpiazu, el etarra que mató a Ramón, abriera una cristalería junto al portal en el que vivía su víctima y aún lo hace su viuda, Pilar Elías. Pero su historia está repleta de amargas coincidencias. El destino quiso que el verdugo del edil fuera la misma persona a la que 18 años atrás había salvado la vida.

Pedro Mari habla de aquello como si hubiese ocurrido ayer. Es el único de los tres protagonistas de este reportaje que tiene una dilatada experiencia en llevar su testimonio a las aulas. Desde hace siete años imparte charlas a chavales que cursan bachiller en distintos institutos de Madrid, Toledo o Guadalajara, entre otras provincias, de la mano de la Fundación Víctimas del Terrorismo. Ninguna en Euskadi. Más de 20.000 alumnos han conocido de primera mano su relato.

Cada vez que abandona una clase y los alumnos continúan haciéndole preguntas por los pasillos, Baglietto es consciente de que «existe interés por parte de los jóvenes por conocer lo que ha ocurrido en este país». Por ello, considera «enormemente positivo» que se apueste por la presencia física de los afectados en los centros educativos vascos. «La memoria de las víctimas es también educación», señala.

Ahora bien, tiene muy claro que en una tarea tan delicada existen límites que nunca deben ser rebasados. «Los testimonios tienen que servir para hacer pedagogía positiva, sana, y nunca tener un sentido de victimismo o tratar de buscar una ventaja política. Eso sería peligroso», subraya. Las exposiciones de Baglietto se resumen en tres pilares: el rechazo a la violencia, la no venganza y la defensa del Estado de Derecho. Si algo tiene claro es que «la democracia no puede combatir el terrorismo con sus mismas armas».

Pedro Mari habla a los estudiantes de un tal 'Basilio'. Es el nombre ficticio con el que ha 'bautizado' al verdugo de su familiar. «No tengo ninguna intención acusatoria», señala. Si, por una casualidad de la vida, el destino le llevara a cruzarse con el asesino tiene muy claro cuál sería su reacción. «Le agarraría del hombro y le diría: 'Soy el hermano de Ramón, pero tranquilo, no te voy a matar'. Eso es lo que nos diferencia. A la violencia sólo se la puede combatir con la ley, y esa batalla la estamos ganando», sentencia.

La experiencia que acumula a sus espaldas lleva a Baglietto a subrayar la importancia de «canalizar en positivo» la rebeldía de los jóvenes. Un objetivo en el que el papel que desempeña el sistema educativo, aunque no el único, resulta vital. «Cuando te relacionas con los chicos, te das cuenta de que hay quienes están a favor de la pena de muerte. Yo siempre les digo que, entonces, están a favor del asesinato de mi hermano porque a él, como a muchos otros, le condenaron en su día a muerte. Una comparación así hace que le den vueltas a las cosas y las vean desde otra perspectiva», apunta. Varias personas que han asistido a sus charlas aseguran que la empatía entre Pedro Mari y los alumnos es «enorme», hasta el punto de que éste reconoce haberse «emocionado» en más de una ocasión.
(...)

María José Cardosa Hermana de José Antonio Cardosa, víctima de los GAL

«Es una buena forma de ponerse en la piel del otro»
María José Cardosa tenía 24 años cuando los GAL le arrebataron a su hermano. El 20 de septiembre de 1989, cuando la actividad de este grupo con vinclaciones policiales estaba casi extinguida, José Antonio salió de su casa en el municipio guipuzcoano de Rentería para dirigirse a su puesto de trabajo en Correos. Era cartero. Realizaba su ronda habitual cuando a las 14.25 horas un paquete que trataba de introducir en un buzón particular le estalló en las manos y acabó con su vida. El destinatario del envío era, al parecer, Ildefonso Salazar, entonces militante de Herri Batasuna, que había sido detenido cinco veces y había cumplido un año de prisión por colaboración con ETA. La víctima había cumplido tan sólo 22 años el día anterior.

María José sabe que la bomba no iba dirigida a su hermano, que no fue reconocido como víctima del terrorismo hasta una década después y tras «una dura lucha». A día de hoy sigue sin conocerse la autoría del crimen. El caso fue sobreseído en 2000. «Me gustaría saber quién dio la orden de colocar esa bomba, pero sé que es difícil», expresa. Han pasado dos décadas desde el atentado, aún recuerda cómo su madre supo desde que se escucharon las primeras noticias que la víctima había sido José Antonio -«instinto maternal», apunta- y se congratula al ver que «existe interés» por recuperar la memoria de todos los afectados por la sinrazón terrorista. «Hasta ahora siempre se hablaba de ETA y, por fin, se está empezando a hacer cosas también por los demás», destaca. (...)

«Es una buena forma de conseguir que los alumnos se pongan en la piel del otro», señala. No todas las víctimas reúnen las condiciones necesarias para involucrarse en una tarea de este calibre, que conlleva revivir el asesinato de un familiar en un contexto, el de las aulas vascas, imprevisible. La hermana de José Antonio reconoce no estar preparada para algo así. «Me encantaría, pero creo que me quedaría bloqueada», advierte. (...)

Iñaki García Arrizabalaga Hijo de Juan Manuel García Cordero, asesinado por los Comandos Autónomos Anticapitalistas

«Lo importante es huir de los mensajes partidistas»
En 2008, durante su intervención en el Kursaal de San Sebastián con motivo del homenaje anual a las víctimas del terrorismo organizado por el Gobierno vasco, Iñaki García Arrizabalaga advirtió de la existencia de personas que todavía piensan que la sociedad «no debe nada» a los damnificados y reclamó dos compromisos: la defensa de «políticas inequívocas» en favor de la deslegitimación social del terrorismo y la apuesta por mantener viva la memoria de las víctimas. Solicitó que éstas pudieran trasladar su experiencia de forma directa en las aulas vascas.
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Iñaki no ha olvidado cómo en la década de los 80, los 'años de plomo', aquéllos que se manifestaban por la paz eran recibidos a pedradas por los radicales. Hoy es el día en que sonríe al afirmar que los tiempos han cambiado. «Algo así es impensable», se congratula. Para él, la educación es una «herramienta transformadora» y valora «no sólo como positivo, sino como algo necesario» que todas las víctimas sin excepciones puedan llevar sus experiencias a las aulas.

«Hablamos de valores universales que pertenecen al terreno de lo humano. Lo importante es huir de partidismos» (...)

«No se puede aparecer en un centro educativo como un paracaidista», remarca. Iñaki insiste en la necesidad de instruir a los jóvenes en la máxima de que «nadie se merece que le maten por sus ideas». Además, si algo tiene muy claro es que, para una víctima del terrorismo, «llevar su testimonio a los colegios es más una obligación moral que un reconforte personal». (Fundación para la Libertad, citando a EL CORREO, 13/6/2010 )

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