‘Laporta, un mafioso italiano, quiere que Cataluña sea independiente de España. Bajo su presidencia, hay que suponer, como el Barça. Ya durante la horrenda dictadura franquista, algunos se atrevían a plantear la monserga España/Cataluña. Un melenudo, barbado y jovencísimo Joaquim Maria Puyal le preguntaba a Jaime Perich si se sentía catalán o español. «Hombre -cito de memoria a Perich-, he nacido en Cataluña, vivo aquí y hablo catalán, pero eso de sentirse de un sitio me resulta raro. Me siento más cerca de un sueco que piense como yo que de un señor de Vic que piense como tú».

Y si el señor de Vic es Josep Anglada, que actúa como un fascista también italiano, no digamos: lo dejaremos para otro día. Ahora, pese a los esfuerzos fabricando patriotismo de gobernantes, educadores y medios de comunicación españoles, y sobre todo catalanes, la vía Perich -la razón frente a la infección sentimental- se abre paso entre los jóvenes: saben, si piensan, que un catalán antitauromáquico, por ejemplo está más cerca de una sueca enemiga de la tortura que de un catalán rociero’." (lavozdebarcelona.com, 18/01/2010)