1/8/08

la confusión (interesada) de las balanzas fiscales

“Es conveniente aclarar que los que pagamos los impuestos somos los ciudadanos y las personas jurídicas (empresas e instituciones). No son las comunidades las que aportan recursos al resto de la nación aunque sí recaudan impuestos y prestan servicios al ciudadano. Por otra parte, es razonable que en aquellos territorios donde haya más ciudadanos con rentas altas y/o más empresas con beneficios paguen más impuestos, con independencia de que el gasto público (infraestructuras, educación...) sea equitativo en función de las necesidades de los ciudadanos que se tienen que cubrir en cada comunidad autónoma.

Si lo que se quiere analizar es la mayor o menor solidaridad entre territorios, las balanzas fiscales no son el mejor instrumento ya que dejan fuera del análisis aspectos muy importantes como por ejemplo la producción de energía (en Extremadura) de la que se benefician otras regiones a precio subvencionado... Para analizar el grado de solidaridad se debe comparar el nivel de producción de cada territorio con su nivel de renta disponible, una vez que se han tenido en cuenta los impuestos, transferencias y subvenciones. (…)

¿qué utilidad tienen las balanzas fiscales en la discusión de la financiación de las comunidades autónomas?

Es importante ser conscientes de que el sistema fiscal está basado en un concepto de España como una nación y no en un sistema federal, como algunos pretenden al compararlo con el alemán. De acuerdo con la Constitución, el sistema fiscal sigue unas pautas de solidaridad por las que se intenta que todos los ciudadanos tengan acceso a los servicios públicos en términos de igualdad. Por tanto, intentar fijar un sistema de financiación de las comunidades que equilibre las balanzas fiscales rompería esa solidaridad e iría en contra de la Constitución española (artículo 138).” (CARMEN ALCAIDE: Balanzas fiscales: el arte de la confusión. El País, Negocios, 27/07/2008, p. 19)

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