“
(nota: miente el sr. Maragall. Lo que el Manifiesto por la lengua común pide es que los padres tengan la posibilidad real de elegir la lengua materna de sus hijos como la de aprendizaje en la escuela. Los de clase trabajadora castellanofalantes, en castellano. Los de clase media y trabajadora catalanofalante, en catalán. Los de clase alta los llevan a colegios privados ingleses o alemanes)
“El Manifiesto, pues, proclama esa visión de España que ignora las realidades culturales que la conforman. La lengua común, que se quiere única, es el castellano. Las lenguas cooficiales no pasan de ser lenguas pintorescas para expresión de un folclor trasnochado. Si podemos vivir todos en castellano, ¿para qué utilizar idiomas regionales que no tienen ninguna potencia cultural y se deben circunscribir al respeto "cortés" por los paisanos de las tierras donde se habla? Pura promoción de la caricatura chistosa según la cual los catalanes nos inventamos el catalán para que los españoles no nos entendieran.”
(nota: el sr. Maragall pasa al insulto caricaturesco)
“El contraste, que no la contradicción, entre derechos individuales y territoriales se plantea del mismo modo en España y en Cataluña. Un Estado, una Constitución y las leyes que la desarrollan sitúan al castellano como preeminente en el "territorio" España. La misma Constitución, una nación, el Estatuto de Autonomía y las leyes que lo desarrollan otorgan al catalán el estatus de lengua propia en el "territorio" Cataluña. En el segundo caso se trata, evidentemente, de una riqueza adicional para unos ciudadanos que tienen un doble derecho reconocido. Y naturalmente, con el desarrollo pendiente, del uso del "derecho individual" al uso de las lenguas propias en toda España en las relaciones con las Administraciones públicas, así como su adecuada presencia en los sistemas educativos de cada autonomía.”
(nota: en Galicia no hay profesores que puedan enseñar catalán ni vasco, ni árabe, pero todos los profesores pueden enseñar en gallego o en castellano. Según sea la lengua materna del niño, si sus padres quieren.
¿Y qué hay del "derecho individual" al uso de su lengua propia (el castellano de los charnegos) en su uso con la administración catalana, en la que todos conocen el castellano y el catalán, cosa que no ocurre en Madrid ni en Santiago de Compostela? Es evidente que da la razón en este párrafo a los redactores del Manifiesto por una lengua común. Los derechos son individuales, no de las lenguas, del catalán que en Madrid quiere que se le conteste en catalán, y del charnego que quiere que que se le conteste en castellano en Barcelona)
De la misma manera, un gallego residente en Cataluña, no tiene derecho a escolarizar a su hijo en gallego, porque no hay un número suficiente de profesores que lo dominen. Y Cataluña tiene derecho a dedicar sus recursos a otras cosas, y no a contratar profesores de gallego. Pero ese residente gallego sí tiene el derecho a que su hijo sea educado en castellano, si quiere, porque todos los profesores lo hablan. No hacerlo es discriminación por lengua). Y termina el sr. Maragall mintiendo clamorosamente…
“El Manifiesto expresa una decidida voluntad de imposición de una lengua sobre otra que, por su "carácter particular" y "no común", debería resignarse a su papel de "representante de la peculiaridad regional". Que no moleste, que no se oponga a la ocupación lingüística total de espacios sociales y culturales.” (ERNEST MARAGALL I MIRA: Varias decepciones y una profunda desazón. El País, ed. Galicia, Opinión, 23/07/2008, p. 25/6)
¿Y que hay de "unas declaraciones del conseller de Educación, Ernest Maragall, en las que reconocía que los niños de una escuela que acababa de visitar en Olot (en el interior de Girona) tenían "dificultades" para expresarse en castellano.”
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