4/6/08

¿Qué hacer con Valle-Inclán, nosotros los gallegos? ¿Darle un premio? ¿No dárselo? ¡Uy que lío! ¿Y con el turismo?

“Debuta nuestro Premio Nacional da Cultura Galega y el jurado premió en literatura a Xosé Luis Méndez Ferrín. (…)

Lo que sí creo una confusión seria es argumentar el galardón por "su compromiso político y con la lengua". No se puede premiar a un artista por no estar comprometido o por estarlo con unas ideas u otras, eso son derechos y deberes personales de su vida como ciudadano. Intuimos que se premian los ideales galleguistas, pero eso es reducir la creación cultural al galleguismo en general o al nacionalismo gallego en concreto y es un error. (…)

(Aún así la vida es más compleja de lo que queremos. Si viviese Valle-Inclán, vuelto de Madrid a vivir y trabajar entre nosotros, estableciese aquí su domicilio fiscal... ¿Merecería nuestro Premio? ¿Qué haríamos con él?)” (SUSO DE TORO: Patrimonio Nacional. El País, ed. Galicia, Galicia, 01/06/2008, p. 6)

Pues discriminarlo, como se discrimina a los autores catalanes en castellano en las ferias y promociones de la Generalitat (caso de la Feria de Frankfurt), o se las expulsa de TV3 (caso Cristina Peri Rossi). Democráticamente… siempre y cuando se empadrone aquí. Si no lo hace, se acabó el problema ¡No tendrá la santa cara de presentarse alguien que resida en Madrid!. Estos premios se pagan con los impuestos de todos los gallegos, y si los de Ferrol escriben en castellano ¡Pues también se quedan sin premio y sin Feria de Frankfurt! Lógicamente...

“No es cierto que seamos la leche, desgraciadamente, sino que seguimos siendo una de esas dos o tres comunidades autónomas en la cola de casi todos los indicadores socioeconómicos. Siguen marchando conciudadanos nuestros cada año, trabajadores con poca cualificación a Canarias o Mallorca y universitarios cualificados a otras ciudades y países.

(…) hay que decidir cuál, o mejor cuáles, van a ser los motores de nuestra economía, de nuestro futuro. No debiera caber mucha duda de que uno de ellos debe ser el turismo. Puede que nos repugne la vulgaridad de ofrecer lo que tenemos a los extraños, algo hay ahí de servil, pero sería un injusto clasismo no pensar en esos gallegos y gallegas que trabajan en hoteles y restaurantes lejos de tierra y familia y preferirían hacerlo aquí.

Barcelona tiene su argumento, que es el esplendor ciudadano en el siglo XX europeo. El Reino de Galicia puede ser una estrella si pone en valor su argumento como reino medieval (…)

Pero si recuperamos la memoria, si reconstruimos nuestro argumento, podremos volver a ver el reino al final del Camino de Santiago, el centro espiritual de la Europa de Carlomagno, patria de Breogán e Ith, conquistador de Irlanda, la Jacobusland, el reino suevo, el primero que nace dentro de los límites del Imperio Romano mediante un foedus...” (SUSO DE TORO: Camareros y turistas. El País, ed. Galicia, Galicia, 25/05/2008)

Los mitos nacionalistas deben servir para atraer turistas. O sea, convertir en parque temático celta a Galicia. Lo mismito que hizo el PP con el Camino de Santiago. Es el modelo existente, del que siguen emigrando los mejores. Y del que el bipartito no sabe como salir (¿Qué hacer con la ruina, con la Cidade da Cultura?). Para ese viaje, no hacen falta alforjas.

Suso de Toro se topa con los límites del nacionalismo ¿Qué hacemos los gallegos con Valle-Inclán? ¿Y cómo progresar? Respuesta: hacer lo mismo que hacen los catalanes (pero... los ricos pueden discriminar a los charnegos que no hablan en "su" lengua, y enriquecerse a costa de los gallegos, entre otros pobres). No creo que nos dejen hacer lo mismo... porque el Estatut lo impide... pues, a lo mejor, dejarían de ser ricos los poderosos ¡Y eso sí que no!

El nacionalismo no sirve ni para el desarrollo (salir de la pobreza) porque lo impiden otros nacionalismos (los ricos), ni para la democracia (progresar en igualdad) porque no es igualitarista (no es para todos, es para "nosotros").

Divide, ahoga el impulso de todos para emanciparse, porque es una tapadera del conflicto pobre/ricos (suelen ser ricos). Solo hay que leer las aspiraciones de los costacruceños bolivianos, de los flamencos belgas, del los ingleses escoceses, de los catalanes o vascos españoles. Son nacionalistas porque son ricos, y los nacionalistas pobres (los gallegos) son los tontos útiles que aceptan la "financiación asimétrica" a favor de los territorios ricos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Valle Inclán, Cela, Torrente Ballester y Moncho Borrajo, Genios Gallegos y Universales del Humorismo