“El carnet sanitario catalán no tiene el número de la Seguridad Social para no tener ninguna connotación española (¿latina?). Así tendrán que usar la europea si se hospitalizan en Zaragoza
“Entró en el hospital (de Málaga) con un cuadro que en urgencias calificaron de grave (…)
–¿Tiene la tarjeta de la Seguridad Social?
–Sí, y el carnet.
–Basta con la tarjeta.
–Pues tenga.
–Ah, es de Cataluña…
Ni por asomo habría pensado nunca que estuvo a punto de soltarle un «sí, ¿y qué pasa?», típico de catalán herido y que sospecha. Pero se contuvo.
–Sí, vivimos en Cataluña.
–Ya, el mismo problema… ¿Tiene usted el número de la Seguridad Social?
–Bueno, el número está en la tarjeta.
–No, no está.
–Pero ¿cómo no va a estar?
–No está. Las tarjetas de Cataluña son las únicas de España que no llevan el número. Ya se imaginará que no es la primera vez que nos pasa. (…)
… no podía arriesgarse a armar el escándalo que su puto país (así lo dijo) merecía. Se acodó frente a la funcionaria, cara a cara.
–¿Qué puedo hacer?
–¿Tiene una nómina de la paciente?
–No, no tengo una nómina. Esto ha sido una urgencia completamente inesperada. ¿Cómo voy a tener una nómina!
–Allí viene, en la nómina viene. Tendrá que llamar, que se lo den.
–¿Adónde? (…)
Estuvo dando muchas vueltas entre robots, hilos musicales y algún intervalo humano. Al final… llamó a Tesorería, eso recordaba vagamente. Una voz de mujer, fina y catalana, descolgó. Le explicó… que necesitaban su número de la seguridad social para facturar la estancia y que el número no estaba en la tarjeta. La mujer parecía saber perfectamente de lo que le hablaban, porque le hizo preguntas como siguiendo un protocolo de certezas. (…)
–¿Su Dni…?
–…
–¿Nombre de los padres…?
–…
–¿Nacido en?
Después de esta pregunta la mujer bajó repentinamente la voz. Algo estaba diciendo.
–¿Perdone…?
Estaba dictando algo, lentamente, y después de aplastarse el teléfono contra la oreja el marido de Elena entendió que eran números, y que le mandaba tomar nota.
–Le oigo muy mal, pero voy a ver si puedo apuntar. Diga.
–2, 4,…
–¿No puede hablar un poco más alto?
Entonces la mujer subió un poco la voz y desde luego el tono.
–Es que no puedo hablar alto. Es que tengo prohibido hacer esto. Pero es que estoy harta de esta pandilla de gilipollas, y de que me llamen cada día personas como usted con problemas, los problemas en los que nos meten estos gilipollas. Intente tomar nota, por favor.
Cuando colgó se habría arrodillado ante aquella funcionaria enérgica y ejemplar que había cumplido con su obligación saltándose las normas. Pero le dio como asco pensar eso. (…)
Cuando por la noche llegó al hotel abrió su ordenador y escribió en google «tarjeta sanitaria catalana». De inmediato se encontró con el blog de la familia Fernández-Franch (…)
«En Cataluña tenemos unos gobernantes que son listísimos y se preocupan más de joder a los catalanes que de ayudarlos; así que se sacaron de la manga una tarjeta sanitaria donde sólo aparece el número de afiliación a “CatSalud”. Con esta tarjeta no te darán cobertura de la Seguridad Social en ningún lugar de Europa, incluido el resto de España. El resto de comunidades sigue manteniendo el número de afiliación en la tarjeta; pero los catalanes tenemos que hacernos la Tarjeta Sanitaria Europea, que sí tiene el número, para que nos atiendan en toda Europa, incluida el resto de España, pero no así en Cataluña, ¡donde no es válida! y en la mayoría de ambulatorios no saben ni lo que es. No me extraña que no paremos de recibir visitas al Centro de Atención e Información de la Seguridad Social (CAISS), donde trabajo, de madres y padres solicitando la tarjeta sanitaria europea porque sus hijos se van de viaje de fin de curso escolar fuera de Cataluña.» (…)
Correspondencias /J. Oriol Magrans
Independientemente de las consecuencias prácticas (que algunos te discuten; y que, gracias a la diligencia de muchos funcionarios y a la inagotable disposición del Gobierno de España por satisfacer los más infantiles caprichos del nacionalismo catalán, son incluso probablemente más insignificantes que las relatadas en tu carta) lo de la ausencia del numero del INSS tiene una evidente intencionalidad política y ciegos son o ciegos nos quieren los que lo niegan. Por algo será que Carod propone la tarjeta sanitaria catalana como documento de identificación en el referéndum de independencia de 2014: También tú, sigue con salud, J. Oriol Magrans “
Correspondencias /Aulet
Estimado Arcadi:
Certera tu carta sobre el número de la SS. Es la vertiente administrativa. Ahora la vertiente médica: Cataluña fue referencia para la sanidad española. Miles de pacientes venían aquí a operarse o visitarse. Cada vez menos: las barreras administrativas para pasar de una comunidad a otra son ingentes y multilaterales. Como en otros ámbitos, lo que debiera ser solidaridad y buscar la mejor atención para el paciente, se convierte en una caótica guerra de guerrillas entre Autonomías. Parte del desgarrador “agravio catalán” está en que los enfermizos mesetarios tienen el mal gusto de venir a pasar las vacaciones al oasis y luego ponerse malos.
Por no hablar de otros que tenían la pésima constumbre de venir a operarse a Cataluña pues consideraban que aquí había mejores profesionales. ¿Cómo se les había ocurrido? Vaya cutrez. El término administrativo para definir a estos insensatos ciudadanos no puede ser más humillante: “desplazados”. Algo similar a unos refugiados ruandeses. Resulta que los “desplazados” son los causantes de todos los males, y no, por ejemplo, los miles de informes inútiles que encarga la consejería. Durante un tiempo atendí a algunos “desplazados” en un hospital público y cada vez les ponían más trabas para venir a visitas de control, y no digamos para operarse. El ejemplo catalán ha cundido: las comunidades de origen les ponen todas las trabas posibles para venir.
En algún momento se dijo que, parte del problema de los desplazados, era debido a la ineficacia de los gobiernos autonómicos para reclamar el pago de dichos servicios. Así me lo han certificado (de palabra, nunca por escrito) gestores que trabajan en ello. Porque ya hemos aceptado que hay 17 sistemas de Sanidad que tienen que competir entre ellos.
Lo grave no es que haya 17 sistemas dispares. Ni que sean impermeables a la libre circulación de profesionales.En el sistema público, me es más fácil ir a trabajar a Londres que a Vigo, Bilbao o a Sevilla. No. Lo más grave es que a nadie parece importarle demasiado. Y aún así, sorprende que sigamos con salud. (…)
Escrito por vinyoles (*) el Sab May 31, 2008 01:18 pm
(…) Bien, la falta del número de afiliación a la seguridad social en la tarjeta catalana no supone ningún problema para atender a un ciudadano de la comunidad autónoma de cataluña en el resto de comunidades de la nación. Si no hubiesen conseguido el número gracias a la funcionaria que lo indicó por teléfono el problema se hubiese arreglado unos días más tarde al volver a casa sin costarle un euro a la paciente. Gracias a la buena voluntad del trabajador del sistema nacional de salud.
Eso sí, la mala gestión del nacionalismo catalán (el convergente y el socialista) hacen recomendable que el ciudadano catalán apunte con un boligrafo su número de la seguridad social en una pegatina y que adhieran esta al reverso de su tarjeta sanitaria para tenerlo disponible en sus viajes al resto de la nación, que seguro que hacen frecuentemente ya que como suele decir Espada ser español es una de las mejores cosas que tiene lo de ser catalán.” (Diarios de Arcadi Espada, 31/05/2008)
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