18/4/08

Como Fraga fue presidente de Galicia, hay que prestigiar su modelo, el caciquismo gallego, para adecentarle el careto

"Creo que nadie le atribuirá a uno simpatía política por Manuel Fraga Iribarne, una figura en conjunto nefasta, por ello, uno se permite reconocerle la inteligencia y algunos aciertos en una carrera política tan larga. Cuando se haga balance en serio de su paso por Galicia, despues de Madrid y antes de Madrid, junto a las críticas a su paternalismo autoritario, reaccionarismo integrista, despotismo colérico, fomento del clientelismo, negación de la libertad de expresión, etc, habrá que reconocer entre otras cosas que, desde que tenemos autonomía, le hizo a Galicia desde el poder la única propuesta de país seria. Otra cosa es que la compartamos y que fuese realizable. (…)

Con todo, Fraga aceptó y reformuló uno de los contenidos del galleguismo
y nos dejó un concepto político ideológico, la "autoidentificación", para resolver el problema de identidad de nuestro país: vernos en un espejo propio y aceptarnos. Y también nos dejó un concepto político administrativo: la "administración única", nuestro autogobierno, la autonomía, no entra en contradicción con el Estado sino que forma parte de él, es un continuo político y administrativo constitucional. Aunque eso, siendo cierto, no elimina completamente la conflictividad y las contradicciones de intereses.

El fraguismo fracasó precisamente por el afán totalitario de pretender congelar al país, negar lo diverso e intentar destruir lo que no cabía en su perversa utopía de una Galicia encerrada en un jardín. Pero, como la política gallega hoy no nos ofrece horizonte ni modelo alguno, conviene recordar aquel esfuerzo de Fraga. A cada uno, lo suyo.” (SUSO DE TORO : El modelo de Fraga. El País ed. Galicia, Galicia, 23/03/2008 , p. 4)

Si en conjunto es nefasto ¿Porque a cachitos deja de serlo? El hombre que dirigió el chorro de dinero europeo hacia los caciques, frenando la expansión socioeconómica (entre un 20% y un 40%) que estos fondos permitían, y destruyendo así la posibilidad real de entrar en el primer mundo (¿Para siempre?), tiene al parecer, cosas buenas.
Ni más ni menos que la la administración única y la autoidentificación ¿Administrarnos en un “continuo político” mientras nos vemos en “espejo propio” es una reformulación del galleguismo? Es una política reaccionaria, caciquil y autoritaria. Es un desastre sin paliativos. El que votamos.

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