22/1/08

“Restricciones internas en nombre de la solidaridad grupal” este es el nombre técnico de las políticas etnicistas catalanas o vascas

“… como dice Imanol Zubero citando a Kymlicka "todos los grupos nacionales son extremadamente partidarios de reivindicar y, siempre que sea posible, construir un sistema de protecciones externas (de las que la más desarrollada es el Estado-nación) que garantice su existencia y su identidad específica frente a las posibles influencias debilitadoras de la misma procedentes de las sociedades con las que se relacionan o en las que están necesariamente englobadas. Sin embargo, estos mismos grupos nacionales no suelen ser tan sensibles ante la existencia en su seno de pertenencias o identidades distintas de la nacional hegemónica, pero igualmente necesitadas de reconocimiento. Frente a la demanda de protecciones externas que estos subgrupos realizan, la respuesta del grupo nacional dominante suele ser la imposición de restricciones internas en nombre de la solidaridad grupal". Se trata de superar esas posiciones desde el (re)conocimiento.” (…)

Lo más sensato, a mi juicio, sería hacer posible que las naciones encuentren mejor acomodo en una comunidad política integrada en un Estado compuesto. Manteniendo un exquisito equilibrio entre igualdad y pluralidad, distinguiendo con claridad, como decía Antoni Comín, entre ciudadanía e identidad, "garantizando la simetría en los derechos de ciudadanía de tipo social, cívico y político -y de las competencias, así como de las necesidades financieras que de ellos se derivan- y la asimetría en todas aquellas competencias y disposiciones simbólicas que afectan a la plurinacionalidad del Estado, así como su carácter pluricultural y plurilingüístico". (JOAN ROMERO: La tensión entre nacionalismos en España. El País, ed. Galicia, Opinión, 16/01/2008, p. 42)

Al fascismo se la trae al pairo el “(re)conocimiento”. La asimetría (el federalismo asimétrico) siempre busca privilegios fiscales, financieros y de poder, en la obligación para los demás de aceptar mis ocurrencias,eso sí, debidamente fundamentadas en la época de el El Pilós, o por ahí…

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