“El líder del BNG está convencido de que el PP sólo quiere ganar votos fuera de Galicia aun a costa de falsear la realidad de su tierra. Para probar su afirmación, Quintana recurrió a un ejemplo personal. Él tiene dos gemelos de dos años, que por tanto están empezando a desarrollar su lenguaje. Viven en Allariz (Ourense), donde casi todo el mundo habla preferentemente gallego. Sus padres les hablan sólo en esa lengua y sus abuelos también.
Pero ¿Es que a alguien se le pasaría siquiera por la cabeza lamentarse de que sus hijos hablen castellano? ¿En que pensará el señor Quintana al considerar lo normal como un mérito? ¿Deberíamos aplaudirle por creer que aceptar lo obvio requiere grandeza de ánimo? Lógicamente, cualquier padre se preocuparía por el futuro de sus hijos, si solo supiesen hablar gallego. O portugués. Por la tontería. Nadie querría ver a sus hijos en un mundo absurdo y cruel, como el de los niños campesinos de los años cincuenta, rechazados en la ciudad porque no sabían castellano. Tampoco conozco a nadie que le entristezca que sus hijos hablen gallego. Pero "sólo" gallego, o "solo" castellano es una imposición política, fascista. Y no. Es una cabronada.
Supongo que el señor Quintana se entristecería, como yo, si hubiese conocido el caso de una chica vasca, de 15 años, que vino a estudiar a Santiago hace tres años, y solo sabía chapurrear el castellano. Se asombraría, y la compadecería. Lógicamente.
Una emigrante gallega en Barcelona, hace un año, me contó que se encontró un niño catalán que no sabía hablar castellano. Excepciones, gracias a dios, pero no tiene la mas mínima gracia la situación a la que se aboca a estos pocos niños. Es una cabronada. De los años cincuenta. Del franquismo.
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