30/1/08

¿Es franquista la mayoría del profesorado catalán?

“Carta de un lector de La Vanguardia, publicada el pasado 24 de enero:

Soy padre de una niña de 4 años y vivo en Cataluña desde hace uno. Cuando la matriculé en la escuela pública más cercana solicité que la escolarizaran en castellano con una carta manuscrita, ya que en los formularios de matriculación no se nos preguntaba en qué lengua queríamos que estudiara. Mi hija es la única niña de su clase que tiene el libro en castellano, aunque dado que todavía no sabe leer ni escribir, esto no le sirve de mucho.

Conforme avanza el primer trimestre compruebo con tristeza que todo el vocabulario que mi hija aprende en el colegio es en catalán y todas las canciones que canta son en la misma lengua. He hablado con la directora del colegio y con la profesora de mi hija, y ambas me han explicado con mucha amabilidad que esto es normal, ya que al ser nosotros los únicos padres que han solicitado la enseñanza en castellano (”¡como si los otros padres la hubieran solicitado en catalán!”, pensé yo para mis adentros) lo que se hace en clase es que la profesora explica algo en catalán para toda la clase, y luego lo explica en castellano para mi hija, de manera que es normal que oiga mucho más catalán que castellano.

Después hablo con la jefa de estudios, quien muy amablemente me explica que con la ley en la mano, eso es lo único que se puede hacer, que la situación no es trágica, ya que el castellano lo va aprender de todas maneras con nosotros (¿para qué van los niños a la escuela en el resto de España? me pregunto), y que si después de todo no estamos satisfechos siempre la podemos llevar a una escuela privada.

Pero eso no es todo: yo soy profesor de instituto, y estoy obligado a redactar mis programaciones didácticas en catalán, incluidas las de castellano, a dar mis clases en catalán, con la excepción de las de castellano y a dirigirme siempre a los padres de mis alumnos en catalán, así vengan de Albacete o de Guayaquil.

Si todos somos iguales ante la ley, ¿por qué unos son “más iguales que otros”? ¿por qué tiene un padre tantas facilidades para escolarizar a sus hijos en catalán (y no me parece mal que así sea), y yo tantas dificultades para que mi hija reciba sólo la primaria en castellano ya que en la secundaria ni siquiera ese derecho me asiste? ¿por qué tienen unos padres el derecho a que el profesor se dirija a ellos en catalán y yo no lo tengo a que se dirijan a mí en castellano?

¿Me puede alguien explicar el sentido de todo esto? ¿Hay una solución, o es mejor que me vaya de esta “terra d”acollida”?

Antonio Ortiz” (La vanguardia, 24-01-08. Citado por Criterio, 29-01-08)

Quiero creer que este hombre exagera. Supongo que la causa de que los profesores no expliquen en castellano obedecerá a que todos niños de ese aula son catalanofalantes, y una solo niña castellanofalante tiene pocas ocasiones de hablarlo/escucharlo, es de sentido común.

Si por un albur, lo que quieren decir estos profesores es que no averiguan la lengua materna del niño, que les da igual que sea catalanofalante o castellanofalante, que imponen el catalán porque una ley lo dice, que a un alumno suyo castellanofalante le obligan a hablar en catalán porque lo dice la ley, entonces estamos ante un profesorado fascista. Porque hacen lo mismo que los profesores que obligaban a hablar castellano a los niños gallegos o catalanes en el franquismo. Porque humillan a sus alumnos (charnegos), como humillaban sus congéneres franquistas (y el miedo los disculpa en algún modo) a sus alumnos gallegos o catalanes.

Naturalmente, se supone que eso no es así. Se supone que cuando un profesor habla con un niño catalanofalante, le habla y le explica en catalán. Y cuando habla y le explica sus dudas a un niño castellanofalante, lo hace en castellano.

Un comportamiento parecido al de los profesores franquistas, no ha lugar. Solo el miedo lo explicaría, y en la actual Cataluña no existe un miedo tal que obligue a los profesores a traicionar su sagrada misión de enseñar a sus alumnos lo mejor que saben y puedan, sin nunca herir su dignidad.

Y supongo que un profesor jamás explicará los problemas escolares en catalán a unos padres sudamericanos, diga lo que diga una ley inicua, como un médico jamás explicará los síntomas de una enfermedad en catalán a un inmigrante sudamericano. No es concebible tal infamia.

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