El domingo, 25 de noviembre, estaba desayunando en un cafetería de Barcelona cuando una voz grave y rotunda nos deseó buenos días. Era el señor Carod-Rovira. Una vez hecho el saludo, se dirigió a la camarera, de un evidente aspecto suramericano, y le preguntó, en catalán, si tenía que pedir en la barra o se sentaba y le tomaban nota. La camarera no contestó, en un gesto claro de no entender el catalán. Entonces, Carod-Rovira le soltó: "Parlais vous français?", pregunta que la camarera ni entendió, ni contestó. Me dio vergüenza ajena, como barcelonés, como catalán y, sobre todo, como persona. ¿Así hemos de tratar a los inmigrantes? ¿Ridiculizándolos?"
Quim Monzó también tuvo que sobrellevar esta "cruz de camareros", en su caso charnega. Ver (Quim Monzó y la charnega )
P.D.: No existe la vergüenza barcelonesa, ni catalana, ni gallega. Solo la persona siente "vergúenza ajena" ante el insulto del jefecillo
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