“(…) la correlación entre el nivel de renta y el saldo fiscal es muy elevada, independientemente del estudio o la metodología utilizadas: a medida que una comunidad avanza posiciones en su renta per cápita, empeora su saldo fiscal. A esta regla se escapan el País Vasco, Navarra y Canarias, como consecuencia de las ventajas que les otorgan el concierto vasco, el convenio navarro y el régimen económico y fiscal canario.
En segundo lugar, lo que en realidad se plantea desde Cataluña es que estar en España tiene un coste fiscal sustancial. Coste que desaparecería si se avanzase en el autogobierno y se consiguiera un estatus financiero similar al del País Vasco o Navarra. De hecho, las posiciones catalanas en el debate sobre las balanzas fiscales van de la mano de la propuesta de financiación autonómica que salió del Parlament en el texto del nuevo Estatut.
El argumento tiene su lógica; la lógica de los ricos. Conocedores de que les va a tocar pagar más de lo que van a recibir, los ciudadanos más adinerados suelen ser reacios a expandir y mejorar servicios públicos costosos como la sanidad, la educación, o los servicios sociales. El balance les sale mucho mejor si cada cuál se queda con lo suyo y se financia sus propias necesidades. (…)
Por cierto, Andalucía es deudora neta y nata en todo tipo de balanza fiscal, pero ¿Si se incluyeran en éstas el impacto económico del flamenco, de la cultura andalusí (la única viva, junto con el fado, en Europa), no cambiarían el signo de estas balanzas? Para no hablar de la aportación de los inmigrantes ¿O es que el trabajo ya no importa?
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