“Me choca mucho saber que uno de los programas de televisión más vistos por los catalanes es Escenas de matrimonios. Y todavía más que lo sea entre los jóvenes catalanes. De hecho, lo encuentro tan fuerte que hace días que me resisto a la interpretación fácil e, inevitablemente, catastrofista. Es decir, no acabo de aceptar las consecuencias que automáticamente me vienen a la cabeza: [...] que se ha acabado el orgullo de pensar que en Cataluña había un gusto televisivo más elaborado, cultivado por TV3; que hay un franquismo cultural que se ha transmitido tozudamente a las nuevas generaciones y con más eficacia que las virtudes de la nueva democracia liberal. (…)
[...] Me duele decirlo, pero a la vista de las cifras de audiencias, veo más cerca la independencia de Cataluña que su emancipación moral.” (Salvador Cardús: Independencia moral, Avui, 02-11-07; Fuente y traducción: Criterio, 03-11-07)
El buen gusto catalán no afecta a todos los catalanes, solo a los de siempre, a los señoritos… nacionalistas. Algo ha debido fallar para que la emancipación moral del buen gusto trasmitida por TV3 embarrancase. Seguro que la obtusa resistencia charnegil a lo que les conviene. En fin.
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