10/3/23

Cómo salvar un idioma en 21 días... Alguien en el CPNL ha llegado a la brillante conclusión de que 21 días es el tiempo necesario para modificar una costumbre, ya se trate de fumar o de cambiar de idioma... son 21 días que todo procesista de pro tiene que pasar sin autotraducirse al castellano cada vez que se topa con alguien que se empeña en hablarle en esa lengua... 21 días sin apearse del catalán serán suficientes para que todos los castellanoparlantes y extranjeros que se crucen con esos ciudadanos de pro se pongan a largar en la lengua de mosén Cinto o, lo que tampoco está nada mal, no se enteren de nada de lo que se les dice... Salvar un idioma en 21 días suena a esas ofertas propias de escuelas chungas de idiomas que te garantizan que en menos de un mes hablarás un alemán perfecto... eso sí, con esta nueva versión del viejo Plan de belleza Ponds en siete días, el pitorreo puede ir in crescendo

 "Se nota cuando algo está en franca decadencia por las noticias que genera. (...)

La idea (de bombero catalán) más reciente para combatir la represión del pérfido Estado español sale de Girona (¿de dónde, si no, ya que para algo esa ciudad es la capital de la Cataluña catalana y, según Quim Torra, ¡oh, cráneo privilegiado!, se ve obligada a hacer todo lo que Barcelona no hace por la patria?) y viene bendecida por la señora Madrenas, alcaldesa de la ciudad que apura sus últimos tiempos de mandato municipal y se suma a ideas tan brillantes como la de los 21 días que todo procesista de pro tiene que pasar sin autotraducirse al castellano cada vez que se topa con alguien que se empeña en hablarle en esa lengua. Aunque Madrenas bendice la iniciativa, esta es cosa del CPNL (Consorcio Para la Normalización Lingüística), que empezó a ponerla en práctica en noviembre del año pasado en Santa Coloma de Farners y que, tras pasar por sitios como Breda y Llagostera, hoy dará inicio en Salt (próximas etapas de la gira salvífica: Arbúcies, Blanes, Lloret de Mar, Roses, Figueres y La Bisbal). (...)

Alguien en el CPNL ha seguido la táctica habitual de Hércules Poirot (o sea, poner a trabajar a sus pequeñas células grises) y ha llegado a la brillante conclusión de que 21 días es el tiempo necesario para modificar una costumbre, ya se trate de fumar o de cambiar de idioma. Y, pueblo a pueblo, el CPNL ha puesto en marcha esa terapia con la intención, supongo, de salvar una lengua moribunda que, curiosamente, goza de muy buena salud. 21 días sin apearse del catalán serán suficientes para que todos los castellanoparlantes y extranjeros que se crucen con esos ciudadanos de pro se pongan a largar en la lengua de mosén Cinto o, lo que tampoco está nada mal, no se enteren de nada de lo que se les dice y sea imposible mantener una conversación normal. 

 Evidentemente, el CPNL no ha pensado en los castellanoparlantes que cambiamos al catalán cuando nuestro interlocutor se expresa mejor en esa lengua. No está previsto que se nos haga un homenaje ni que nos pongan en la lista para la Creu de Sant Jordi. No, la campaña va dirigida exclusivamente a esos calzonazos que, con su mala costumbre de pasar de un idioma que hablan a otro que también, están contribuyendo a la muerte del catalán. No sé qué seguimiento va a tener esta nueva idea brillante del lazismo, pero el mero hecho de ponerla en marcha ya denota una lamentable falta de ambición por parte del CPNL. Puestos a tomar medidas que no sirvan para nada, mejor hacerlo a lo grande, digo yo. ¿Por qué conformarse con 21 días de monolingüismo​​​​​​​ cuando se puede optar por él los 365 días del año? Con medias tintas no se arreglan ni los problemas inexistentes. Aunque no conozco a nadie que lo haga, sé que existen los catalanes que no se pasan al castellano ni que los maten, lo cual se me antoja una estupidez, pero, por lo menos, reconozco que exhiben cierta coherencia y se apuntan al concepto shakespeariano de establecer algo de método en su locura (es lo que hace la señora Madrenas, según propia confesión).

 Salvar un idioma en 21 días suena a esas ofertas propias de escuelas chungas de idiomas que te garantizan que en menos de un mes hablarás un alemán propio del difunto Rainer Maria Rilke

 ¿Y qué se supone que tiene que hacer el que ponga en práctica (o implemente, que se dice ahora) la medida? (...) ¿Dejará de hablar en castellano con quien solía hacerlo durante 21 días, como si todo formara parte de una extraña apuesta? ¿Se deprimirá cuando, pasados esos 21 días, compruebe que todos los castellanoparlantes con los que se cruza siguen en sus trece?

 En fin, mejor una campaña idiota que los cortes de carreteras y las ocupaciones del aeropuerto. Pero si ya entonces era difícil tomarse en serio al procesismo, ahora, con esta nueva versión del viejo Plan de belleza Ponds en siete días, el pitorreo puede ir in crescendo. A ver qué seguimiento tiene esta brillante idea. Yo pienso seguir alternando el castellano y el catalán como hasta ahora, y me da la impresión de que es lo que seguirá haciendo todo el mundo. Pero algo hay que inventarse para hacerse la ilusión de que el prusés goza de una salud de hierro. Algo, claro está, que no implique ningún riesgo de acabar ante un juez. Si lo hacen los políticos indepes, ¿por qué no puede hacerlo el lazi de a pie?"                  (Ramón de España, Crónica global, 09/03/23)

 

"Municipios de Girona promueven hablar solo en catalán durante 21 días para evitar la “mala costumbre” de pasarse al castellano.

La campaña está fomentada por el Consorcio Para la Normalización Lingüística, participado por la Generalitat y otros entes públicos.

 El Consorcio Para la Normalización Lingüística (CPNL) de Girona está promocionando entre los municipios de la provincia la campaña 21 días, una iniciativa que consiste en hablar de entrada en catalán con todo el mundo, siempre y en todas partes, durante ese periodo, para intentar cambiar lo que consideran como una “mala costumbre” de pasarse al castellano. Este es, según los responsables de la campaña, “uno de los hábitos más frecuentes en Cataluña, el de los catalanohablantes que cambian automáticamente de lengua cuando alguien les habla en castellano o, sencillamente, cuando se dirigen a alguien que por sus rasgos físicos no reconocen como un autóctono”. El objetivo es hacer reflexionar sobre este uso que se hace de la lengua, una conducta que consideran “letal” para la supervivencia del catalán. Argumentan que esto “no quiere decir que no se debe cambiar nunca de lengua”: la propuesta es hacerlo “cuando se vea que alguien no la entiende”.

El organismo participado por la Generalitat y otros entes públicos de Cataluña sostiene que, según los expertos, “21 días es el tiempo necesario para modificar una costumbre”. Por eso proponen hacer con el catalán “un gesto pequeño y repetido, el necesario, durante tres semanas a fin de que el cerebro lo adopte y lo haga suyo con toda normalidad”. En la documentación de la campaña comparan esta acción con cualquier otro hábito cotidiano que se quiera dejar atrás “como el fumar o morderse las uñas”.

Según las estadísticas, 8 de cada 10 catalanohablantes cambian de lengua, es decir, abandonan el catalán cuando alguien les habla en castellano. Esta conducta, sostienen, es “letal” para la supervivencia del catalán porque hace que desaparezca de todos los espacios y dificulta que quienes todavía no lo hablan puedan aprenderlo y practicarlo. Por eso, afirman, “hay que darle la vuelta a este hábito”. Consideran que el hecho de hablar catalán con todo el mundo significa “ayudar a quienes lo aprenden, es hacer la lengua útil y necesaria, es darle una oportunidad de seguir existiendo. Y sobre todo porque las lenguas mueren si no se hablan”. En esta línea, mantienen que “si se esconde el catalán se hace prescindible”, y la consecuencia de ello se puede ver “en las mismas calles y establecimientos de muchos municipios de las comarcas gerundenses, donde cada vez se oye menos catalán”.

Los responsables de esta iniciativa sostienen que hay que tener presente que en los últimos años han llegado muchas personas de fuera, una gran mayoría asisten a cursos de catalán, pero “es imprescindible que encuentren espacios para practicar lo aprendido fuera del aula, en la calle, en las tiendas, en todas partes; es necesario que les demos la oportunidad de utilizar la lengua”, aseguran, porque así tendrán “más alicientes para utilizarla y conocerla más a fondo”.

La campaña empezó en noviembre de 2022 en Santa Coloma de Farners, y ha seguido este año con un recorrido por varios municipios de Girona como Breda, Llagostera y Salt, donde se presenta el jueves. Seguirá, por el momento, en Arbúcies, Blanes, Lloret de Mar, Roses, Figueres y la Bisbal d’Empordà. Tiene una duración de entre tres semanas y un mes y, la intención es que todo el mundo participe para cambiar “esta mala costumbre”. Una vez terminada la campaña, “solo habrá que mantener la misma actitud, con la diferencia de que entonces ya no supondrá ningún esfuerzo”, aseguran. El Consorcio ha estado en contacto con algunos municipios de Barcelona que se han interesado por exportar esta campaña gestada en Girona."                    (Marta Rodríguez , El País, 07/03/23)

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