5/2/21

Cada vez que Oriol Junqueras hace expresa gala de que ama a España, a los españoles y a su lengua me recuerda aquello evangélico de los fariseos y sepulcros blanqueados.

 "(...) Cada vez que Oriol Junqueras hace expresa gala de que “ama a España, a los españoles y a su lengua" como acaba de manifestar en una entrevista a La Sexta a mí se me revuelve el estómago de asquito porque me recuerda aquello evangélico de los fariseos y sepulcros blanqueados. 

Es un ejercicio jesuístico que el Diccionario de la Lengua define como un “comportamiento hipócrita, disimulado”. Me sobra tanta genuflexión vaticana, tanto enaltecimiento sin venir a cuento en definitiva demasiada vaselina antes de endilgárnosla hasta el fondo. 

Quien se considera a sí mismo el “independentista más independentista que nunca haya habido" tal que si fuera aquel anuncio del detergente que lava blanco, blanquísimo, quiere que a España le vayan bien las cosas y ayudar en la medida de lo posible, querer lo mejor para sus "vecinos”. 

Esta cascada de buenos deseos me recuerda a un cómico norteamericano Zero Mostel, quien solía hacer un número sobre los orígenes de la Segunda Guerra mundial. En el punto culminante del sketch, preguntaba al auditorio: «¿qué hacía Pearl Harbor en el Pacífico?». Es decir, tanto como “¿Qué hacen los españoles en Cataluña?” 

 Para Oriol Junqueras, como para otros muchos, las relaciones futuras corresponderían a las de una pareja que después de haber llegado a la conclusión de que ya no quieren continuar viviendo juntos, de forma pacífica y civilizada deciden separarse sin que ello presuponga ninguna enemistad ni mal rollo como dicen ahora los modernos. 

Este imaginario nace a su vez de otra idea muy grata a la historiografía romántica e incluso al reverenciado Jaume Vicens Vives, según la cual Cataluña no sólo tendría personalidad propia, sino que de hecho sería como una persona.

La nación es, a fin de cuentas, como una persona para el nacionalismo catalán. De ahí “el derecho a decidir” como tiene cualquiera a decidir su futuro, y el derecho inalienable de cesar una relación en este caso entre Cataluña y España cuando la relación ya no funciona. Un divorcio, pues, de mutuo acuerdo. 

Sin embargo, para los independentistas existe una culpa inherente a España ya que, en esta supuesta relación de pareja, España ha sido un maltratador y Cataluña la víctima. El propio Pasqual Maragall llegó a comprar a su propio gobierno de la Generalitat con una mujer maltratada precisamente en el Día Internacional de la Mujer.

España ejercería la violencia -el caso paradigmático sería la actuación policial el 1 de octubre del 2017- por aquello de que “la pegué porque era mía” y encima culpabilizarían a la víctima acusándola de ser la responsable de sus sufrimientos, mediante la declaración de independencia y la convocatoria del ilegal referéndum. Algo así como los violadores que acusan a las víctimas de ir con falda demasiado corta.

Debajo de ese supuesto amor por España de Oriol Junqueras está la inevitabilidad de la independencia de Cataluña, que llegará más pronto que tarde siguiendo las teorías del filósofo Oswald Spengler, el autor de la celebérrima obra La Decadencia de Occidente, un pensador nacionalista y antidemocrática que establecía el determinismo histórico. De la misma forma que el día sigue a la noche o se suceden las estaciones año y de la misma forma que los hombres nacemos, crecemos y morimos, así lo hacen las naciones. Este esquema lo han seguido fielmente todos los nacionalismos europeos. Primero una fase de interés cultural ligado al descubrimiento de la lengua, las costumbres, las ruinas monumentales, etc…; seguida de la construcción de una nación imaginaria, con sus agravios económicos y a continuación vendría la reclamación de la entidad nacional hasta la consecución de la autonomía política para culminar en la independencia de un estado propio. 

Las declaraciones de amor a España de Oriol Junqueras casan muy bien con aquella máxima de que “Excusatio non petita, accusatio manifesta”. Es decir “excusas no pedidas, acusación manifiesta” de quien las efectúa. Es de manual."                  (Trallero, e-notícies, 04/02/21)

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