27/1/21

Xavier Rius: Lo he dicho siempre: Una de las cosas que se ha cargado el proceso son los Mossos. Y costará mucho tiempo arreglarlo. Si acaso hay solución... Nos tratan como a ñordos. A mí hasta me han metido ya en una lista negra

 "El concejal del Ayuntamiento de Barcelona Josep Bou se fue el otro día solo a la Meridiana.  En el vídeo que grabó se ve cómo la avenida permanece cortada más de dos horas “por doce o catorce personas”. Los Mossos charlando amigablemente con los manifestantes. En Washington al policía que se fotografió con algunos de los asaltantes del Capitolio fue cesado de manera fulminante al día siguiente. Lo bueno es que los de la Meridiana no le dan permiso para utilizar el móvil. Ellos pueden cortar la vía más de 300 días sin que pase nada -con la connivencia del Departamento de Interior, los Mossos y la Guardia Urbana- pero en cambio no se puede dejar constancia.

 “Me ha de pedir permiso para grabar”, le advierte uno. Luego le reconocen y empiezan a insultarle: "cabrón", "hijo de puta". También los gritos habituales: “fora feixistes dels nostres barris”. Hasta lo mandan a “tomar por culo”. Todos van encapuchados y no sólo por el covid. 

El agente de los Mossos 3313, que aparentemente está al mando del dispositivo, le suelta la primera indirecta: “lo que no queremos son discusiones”. “Si usted empieza …”, añade. No te jode. ¡La culpa es del concejal! “Yo estoy aquí para protegerlo a usted”, intenta justificarse. Nooooo. ¡Está para evitar que nada disturbe a los manifestantes!

¡Le ponen la mano encima a Josep Bou y el mosso se lleva al concejal! ¡Que es un cargo electo! ¡Con la ley en la mano nos representa a todos! Incluso a los que no le han votado .Luego el agente todavía insiste que “lo que no queremos son provocaciones”.

 Hasta ahí podíamos llegar.

 “Acompáñeme, sobre todo me acompaña”, le ordena. ¡Y le pide la documentación! ¡Los buenos son los manifestantes!. “No está detenido, le estoy identificando”, le aclara. Pero incluso le acusa de alentar “la confrontación”.

 Lo he dicho siempre: Una de las cosas que se ha cargado el proceso son los Mossos. Y costará mucho tiempo arreglarlo. Si acaso hay solución.

 El retorno del mayor Trapero -y todo su nuevo equipo: Joan Carles Molinero, Ferran López, etc- no ha servido ni tan sólo para arreglar lo de la Meridiana. Ni siquiera hacen falta detenciones. Bastaría con multas. Eso sí: una detrás de otra. Por mucho que la responsabilidad última sea del consejero de Interior, Miquel Sàmper, y del director general de Administración de Seguridad, Jordi Jardí, mosso en excedencia y exalcalde Tivissa.

Es increíble como nadie le ha puesto una denuncia por prevaricación a este último -toleró las manifestaciones incluso sin haber pedido permiso- o la fiscalía no ha tomado cartas en el asunto. Yo al menos lo intenté. Acabaron archivando el asunto. La delegada del Gobierno, Teresa Cunillera, permanece también desaparecida. En su línea. Y el quinto teniente de alcalde, Albert Batlle. Éste quería ser incluso candidato a la presidencia de la Generalitat.

La Meridiana es una metáfora de la degradación de Barcelona y de Catalunya entera. Pero si me apuran también del proceso y de la propia sociedad catalana.

 La verdad es que la última vez que estuve en la Meridiana -el pasado 9 de diciembre- había la primera manifestación de vecinos hartos de los cortes de tráfico. Hoy, 14 de enero, llevaran 318 días con protestas. Los Mossos no es que encapsularan a los otros -en su mayoría antisistema- sino a los vecinos. Como si ellos fueron los peligrosos.

Presencié, a través del cordón policial, una discusión entre una señora indepe y una vecina. Al final los Mossos se llevaron a la no indepe. Y lo mejor fue un vídeo al que tuvimos acceso después: una señora indepe gritando que eran “fascistas” y que querían “pegarles”.

 Lo peor de todo es que los Mossos y las instituciones de la Generalitat han arrinconado al resto de la sociedad.

 Ahora incluso van a por entidades de la mal denominada sociedad civil. la Cambra de Barcelona, la UB, el Barça. Las viejas teorías de Gramsci aplicadas al proceso.

Como no pueden derrotar al Estado -ni al resto de la sociedad en su conjunto- hay que controlar cuotas de poder en entidades y organismos.

Ya lo dice el propio Josep Bou en un momento de su vídeo: “Catalunya no es de los catalanes, es del independentismo". El resto somos eso: colonos, súbditos, ciudadanos de segunda en definitiva. Aquí somos todos los catalanes que no creemos a pies juntillas en el proceso o en las consignas del de Waterloo. (...)

Han dividido irremediablemente Catalunya en dos mitades. Ya sólo queda esperar que ambas no lleguen a las manos.

Nos tratan como a ñordos. A mí hasta me han metido ya en una lista negra."                (Xavier Rius, director de e-notícies, 14/01/21)

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