"En una Barcelona donde
el relato oficial escrito por su oportunista burguesía siempre ha
despreciado la prosa cotidiana de la calle, tan alejada de sus delirios
provincianos de grandeza, Juan Marsé
retrató frase a frase, novela a novela, puñetazo a puñetazo el universo
sentimental de una ciudad mestiza, por portuaria y Mediterránea, que
tantos han intentado someter y siempre fracasaron.
Aquella urbe inquieta
que se revolvía en barrios como El Carmelo, Horta, el Guinardó, Poble Sec...
Eternas confluencias de acentos y biografías que durante la triste
postguerra, la desmemoriada Transición y la orgía olímpica, pero también
en los recientes años del locoide proceso independentista,
siempre les ha tocado el papel de observadoras de las fiestas
celebradas en pérgolas y jardines donde bailan las infinitas Teresas.
Con la rapidez y la fuerza de los cronistas alejados de toda academia, Marsé escribió la gran (grandes) novela de la Barcelona charnega y perdedora,
un horizonte mitológico en el que muchos perecieron al intentar
alcanzarlo, y con el que sedujo a miles de lectores que, con el paso del
tiempo y la instauración del Pujolato, descubrieron el valor subversivo de la palabra escrita.
Sin quererlo pero sin rehuir el enfrentamiento, con la arrogancia de un chico de barrio frente a cualquier autoridad, Marsé fue señalado por el nacionalismo catalán como un obstáculo en el proceso de construcción de la Cataluña ideal
-un partido, una lengua, una religión-, donde su castellano hijo del
bilingüismo y rico en metáforas, y esa retahíla de personajes
fronterizos con los que llenó el imaginario barcelonés, fueron
considerados poco menos que versos satánicos.
"Yo no soy
nacionalista y todas las banderas me repugnan. Con mi huerto me basta",
declaró en plena revuelta independentista de una Cataluña oficial que
siempre lo consideró poco más que una nota el pie de página.
Libre
y orgulloso, asumió el precio de no bajar la cerviz ante el poder. Ni
una felicitación pública tras recibir el Premio Cervantes, ni un
aplauso, ni un simple gesto de reconocimiento a su escritura de largo
recorrido recibió Marsé de unas instituciones que se desvivían en
convertir al último pelota subvencionado del pujolismo en candidato
fallido a premio Nobel. «¿Marsé escritor catalán?», se preguntaba un
exdirigente de ERC metido ahora a agitador cibernético. Una falta de
reconocimiento institucional, sin apenas espacio en TV3 -la pieza que
anunciaba su muerte empezaba señalando, como inevitable reprimenda del
profesor al niño descarriado, que no escribía en catalán pese "a ser su
lengua materna"-, al tiempo que orillado de los planes de estudios con
los que la Generalitat ha ido moldeando a sus juventudes, regaló a Marsé
la maravillosa atracción del escritor maldito.
Recuerdo que a
finales de los años 90, en los colegios de la zona alta de la capital
catalana, en los que estudian todavía las eternas Teresas y donde de vez
en cuando deambula emboscado algún pijoaparte al que partirán el
corazón con un frío mensaje telefónico, cómo circulaban las obras de
Marsé de mano en mano, como las de Céline, Kerouac, Salinger, Gide o
Sagarra... Pasaban de mano en mano como preciado material de lectura
para todo adolescente sediento de literatura y calle.
De esta forma, con viejas ediciones de Si te dicen que caí, Un día volveré y El embrujo de Shanghai metidas en los bolsillos de americanas confeccionadas en Groc, robadas de los armarios de nuestros padres, nos lanzamos sin parachoques a vivir la Barcelona de Juan Marsé. Tan real y ficticia, como los sueños y pesadillas que nos acechan." (Iñaki Ellacuría, El Mundo, 19/07/20)
El escritor barcelonés Juan Marsé ha fallecido esta madrugada a los 87 años en el Hospital de Sant Pau. Fue una de las figuras más relevantes de la llamada 'Generación de los 50', junto con Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Manuel Vázquez Montalbán, Terenci Moix o Eduardo Mendoza.
Marsé -que realmente se llamaba Juan Faneca Roca- es autor de obras como 'Últimas tardes con Teresa', 'Ronda de Guinardó', 'Si te dicen que caí' o 'El embrujo de Shanghai' y se le considera uno de los cronistas literarios de la Barcelona de posguerra.
Juan Marsé ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera, entre los que destacan el premio Planeta 1978, el premio Ciudad de Barcelona 1985 y el Premio Cervantes 2008, el más importante en lengua castellana." (e-notícies, 19/07/20)
"Marsé fallece en medio del vacío oficial. Escribir en castellano en Cataluña lo alejó de los círculos institucionales.
El escritor barcelonés Juan Marsé ha fallecido esta madrugada a los 87 años en el Hospital de Sant Pau. Fue una de las figuras más relevantes de la llamada 'Generación de los 50', junto con Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Manuel Vázquez Montalbán, Terenci Moix o Eduardo Mendoza.
Marsé -que realmente se llamaba Juan Faneca Roca- es autor de obras como 'Últimas tardes con Teresa', 'Ronda de Guinardó', 'Si te dicen que caí' o 'El embrujo de Shanghai' y se le considera uno de los cronistas literarios de la Barcelona de posguerra.
Juan Marsé ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera, entre los que destacan el premio Planeta 1978, el premio Ciudad de Barcelona 1985 y el Premio Cervantes 2008, el más importante en lengua castellana." (e-notícies, 19/07/20)
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