"La nueva Consejera de Cultura de la Generalidad de
Cataluña, Laura Borràs, considera que el castellano es una “lengua de
imposición” y que Cataluña sufrió un “proceso de colonización” en el
cual se llevó a cabo un proceso de “sustitución lingüística”, según
manifestó el lunes, 4 de junio de 2018, en una entrevista en 8TV.
Con estas palabras, Borràs reafirma el contenido del manifiesto Koiné en contra del bilingüismo, del que es una de sus firmantes. El citado texto acusaba al franquismo de haber utilizado la inmigración para “colonizar” con el castellano.
Frente a este tipo de posicionamientos políticos del
nacionalismo y, en especial, del actual Gobierno de la Generalidad de
Cataluña, presidido por una figura caracterizada por posiciones de
xenofobia y supremacismo étnico propias del ultrapopulismo y los
discursos de odio, como ya denunciamos en nuestro Comunicado de 15 de mayo de 2018, nuestra Asamblea ya en su Manifiesto fundacional de 12 de mayo de 2016 defendía como objetivo la defensa de “un
modelo lingüístico, en el conjunto de España, que, partiendo de la base
de que la lengua es ante todo un instrumento de comunicación, sea
respetuoso con la diversidad cultural y los derechos lingüísticos de los
hablantes de todos los idiomas oficiales del país, sin discriminaciones
de ningún tipo.
En el caso concreto de Cataluña, ello quiere decir
respeto escrupuloso del pluralismo lingüístico existente en la
sociedad”.
En el mismo sentido, nuestro Documento ASEC/ASIC que lleva por título “La Cataluña que queremos para el siglo XXI” (Modelo propuesto para Cataluña) señala respecto a la “lengua en el territorio” que:
“En
una sociedad mayoritariamente bilingüe ―aunque de forma minoritaria
aparezcan hablantes de muchas más lenguas que merecerían una
consideración especial― plantear un modelo lingüístico que prime una
lengua sobre los derechos y libertades de los ciudadanos, porque se
pretende proteger una identidad basada en la lengua y su permanencia en
un territorio, es simplemente expulsar a otros ciudadanos de un espacio
de igualdad respecto a derechos y libertades
. Eso en términos de
democracia no es aceptable y además es una fuente de inestabilidad que
tarde o temprano irá en contra de las libertades, de los derechos y del
bienestar.
Cataluña ha sido hasta ahora una
sociedad que permite el aprendizaje de dos lenguas prácticamente por
ósmosis comunicacional, es decir, que, espontáneamente, las dos lenguas
mayoritarias se aprenden fácilmente en su uso popular, bastando después
el aprendizaje culto en el sistema educativo. Las sociedades bilingües
permiten así, sin gran esfuerzo personal para el individuo ni
presupuestario para la sociedad, aprender dos códigos de comunicación de
forma no consciente y sin incidentes. Y el dominio de dos códigos
lingüísticos facilita además el aprendizaje posterior de otras lenguas.
Desde que se inició el proceso de
construcción nacional, ese hecho fue visto como un problema por los
teóricos nacionalistas, que emprendieron la colocación de diques que
dificultaran la conjunción lingüística, tanto en la escuela como en la
vida cotidiana.
Una de las dos lenguas fue vista como un elemento hostil
que dificultaba la pervivencia de la otra lengua o al menos su posición
dominante. Y en cuanto que a la lengua se la consideraba como el pilar
fundamental de la identidad deseada, el bilingüismo ”natural” resultaba
en la práctica no deseable.
El intento de romper ese aprendizaje
“osmótico” puede haber sido un éxito en aquellos lugares en los que el
dominio de la lengua pretendida como hegemónica y dominante era
mayoritario, dado que el dominio expresivo y culto de la otra lengua
quedaba en la práctica abortado.
Como corolario se conseguía que, en los
lugares en los que era mayoritaria la otra lengua, la que no debía ser
dominante, su uso culto dependiera del nivel de recursos familiares.
La presencia institucional y
administrativa de ambas lenguas en todos los ámbitos sociales es una
pieza fundamental para recuperar ese modelo de aprendizaje de las dos
lenguas. Aceptando siempre que en el ámbito privado, el no
institucional, son los ciudadanos los que eligen las modalidades de uso
de ambas lenguas, decidiendo tanto el modo de relacionarse con su
entorno como el modo de gestión de su vida cultural o personal.
En una sociedad bilingüe habría
que establecer que la única obligación de los ciudadanos es no forzar a
otros a cambiar de lengua. Que cada uno pueda expresarse en la lengua
que considere que le va mejor según su propio criterio. Eso puede
implicar un bilingüismo pasivo, es decir que uno puede hablar en una
lengua y su interlocutor en otra, estableciéndose una comunicación
fluida”.
Lo anterior es opuesto al posicionamiento expresado
por la actual Consejera de Cultura de la Generalidad de Cataluña, como
hemos indicado anteriormente, que no es respetuosa con la diversidad
cultural y los derechos lingüísticos de los hablantes de todos los
idiomas oficiales en Cataluña y pretende, en definitiva, la
discriminación de los castellanoparlantes al considerar su lengua como
una imposición fruto de un hipotético proceso de colonización que
pretendía nada menos que la sustitución lingüística.
Es por todo ello que la ASEC/ASIC exige la dimisión de
la Honorable Consejera de Cultura de la Generalidad de Cataluña, Laura
Borràs i Castanyer por considerar que ha hecho dejación de su función de
promoción, cooperación y difusión cultural, para la que ha sido
elegida, de todas y de todos los catalanes; convirtiéndose en una
herramienta más para la profundización de la división entre catalanes y
entre españoles.
Si compartes esta denuncia, te invitamos a firmar la siguiente petición change.org." (ASEC/ASIC, 07/06/18)
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