14/2/20

Según Erra, hay gente que por su aspecto físico no parece catalana. Entiendo su preocupación... porque hay catalanes de verdad que a esta subespecie les hablan en castellano ya que es la lengua en que la gente como Erra suele dirigirse a los inferiores... pide que le hagamos un regalo a los de aspecto no catalán, el del sonido celestial del catalán

"En un viaje a Estados Unidos, Julio Camba pudo ver personalmente la segregación racial, incluso en los autobuses. Escribió un artículo, resaltando la inutilidad de separar negros y blancos, ya que a primera vista se distinguen unos de otros. Si todo el mundo tiene claro quiénes son los blancos y quienes son los negros, aunque estén mezclados no hay confusión posible, venía a decir el columnista gallego. 

Según él, más útil sería separar los sabios de los estúpidos o los honrados los delincuentes, que estos sí pueden confundir. Un siglo después, en Cataluña conseguimos ir un paso más allá, y somos capaces de distinguir por su aspecto los que no son catalanes.

La diputada Anna Erra insiste, erre que erre, en demostrar que la raza catalana no es sólo una raza de asnos -por más que cada vez que abre la boca, muestre al mundo que ella misma es un magnífico ejemplar- sino que somos una raza humana diferente, y dejen que me incluya porque así lo permite mi árbol genealógico. Diferente significa superior, porque ya me dirán qué interés tiene proclamarse diferente si no es para insinuar que somos mejores.

Según Erra, hay gente que por su aspecto físico no parece catalana. Entiendo su preocupación, porque de entrada, y eso ya es grave, hay catalanes de verdad -con su marcado aspecto de catalanes -que a esta subespecie les hablan en castellano, algo hasta cierto punto natural, ya que es la lengua en que la gente como Erra suele dirigirse a los inferiores. 

La diputada y alcaldesa de Vic quiere que esto cambie, y que aunque los catalanes como ella y yo vemos claramente -su aspecto no engaña- que nuestro interlocutor no pertenece a nuestra raza superior, nos le dirigimos en la lengua catalana de los nuestros ancestros. 

Está pidiendo que le hagamos un regalo a los de aspecto no catalán porque su oído, que hasta ahora sólo ha sentido sonidos guturales y las onomatopeyas más básicas, disfrutan del sonido celestial del catalán.

La cosa no es sencilla. Anna Erra está acostumbrada a distinguir a la primera los no catalanes. Es de Vic, allí educan la gente con megafonía patriótica y deben tener a mano distinguir a los impuros, pero no todos los lacistas han desarrollado tales habilidades. Y no tienen la suerte de los nazis, que para distinguir un judío les era suficiente con mirarle la cigala y si estaba circuncidado lo enviaban a un campo de vacaciones. 

A los no catalanes les bajas los calzoncillos y nada los diferencia de los catalanes, al menos hasta que no surja una nueva teoría diciendo que nosotros la tenemos más grande. Hacen falta soluciones. 

Aprovechando que Erra y el resto de diputados de Juntos por nosequé, de esto entienden -no de cigalas, sino de diferenciar los catalanes de los impuros-, podrían apostarse a las puertas de autobuses, aseos públicos, cafeterías y escuelas , y aplicar una estricta segregación. 

Seguro que si la republiqueta que nos querían endosar ya estuviera en marcha, ya viviríamos en este estado de tranquilidad. Si hacer de centinela es demasiado trabajo -estamos hablando de diputados y su amor por el trabajo es lo que es- se podría obligar a los no catalanes a lucir una estrella cosida en la manga, no por nada, sólo para saber que les tenemos que hablar en catalán.

Hemos empezado con Camba y para no irse de Estados Unidos, podemos terminar asegurando de Anna Erra lo mismo que la columnista Molly Ivins dijo de un político republicano: si perdiera tan sólo una neurona más, tendríamos que regarle dos veces al día."                  (Albert Soler, Diari de Girona, 14/02/20)

No hay comentarios: