"Procedo de una familia represaliada por su lealtad al proyecto
democrático republicano que fue derrotado por el alzamiento militar
fascista que sometió a España a una de las dictaduras más crueles que hayan existido en el siglo XX en la Europa Occidental
(...) también hay que criticar el comportamiento antidemocrático de la estrategia del “procés” independentista
en su intento de declarar la independencia unilateral vía exprés, sin
contar con el apoyo mayoritario de la población catalana.
Cualquier persona con conciencia democrática tiene que ser crítica con
el comportamiento de los dirigentes de los partidos independentistas, sin
que ello implique (como constantemente hacen los independentistas) que
con esta denuncia se establezca una equidistancia en la atribución de
responsabilidades por la situación asfixiante en la que se encuentra
Catalunya y el resto de España.
En este sentido, en amplios círculos de la intelectualidad catalana hay una excesiva tolerancia, cuando no simpatía, hacia el comportamiento de los partidos independentistas (PDeCAT y ERC, incluyendo también la CUP en muchas dimensiones), cuyas prácticas han sido claramente antidemocráticas, causando un enorme daño a las clases populares catalanas, e incluso a su propia causa (...)
He documentado extensamente cómo las políticas públicas y los presupuestos de los partidos
gobernantes independentistas (CDC -después PDeCAT- y ERC) han tenido
una clara orientación neoliberal al incluir recortes de gasto público
que han empobrecido enormemente los servicios públicos del Estado del
bienestar catalán (ver El enorme sufrimiento causado por el neoliberalismo y sus responsables, Público, 25.03.19, y Cómo los superpatriotas de ambos lados ocultan la enorme crisis social que han creado, Público, 20.03.19).
El partido hegemónico (CDC, hoy PDeCAT) dentro del bloque
independentista también apoyó la reforma laboral causante de la enorme
precariedad y deterioro del mercado de trabajo. Es, pues, más que
sorprendente que partidos y movimientos que se autodefinen de izquierdas
catalanas apoyen el “procés” independentista, liderado por tal
formación política.
La anteposición del tema nacional a todos los demás
ha tenido un impacto sumamente negativo en el bienestar de las clases
populares en Catalunya, una de las primeras víctimas del protagonismo
del “procés” independentista. En realidad, es
sorprendente la falta de atención al análisis de las consecuencias del
“procés” en la calidad de vida de las clases populares de Catalunya y
del resto de España.
Es necesario preguntarse, repito, qué
nivel de calidad de vida y el bienestar tenían las clases populares
catalanas (y españolas) antes del “procés” que les fue impuesto, y
ahora. Y también es importante preguntarse si tales partidos
están más cerca de conseguir la independencia de Catalunya ahora que
antes de que se iniciara el “procés”. Estas son preguntas que pueden
contestarse en base a datos empíricos ya existentes.
Y tales datos muestran claramente que la situación social y
los servicios y transferencias del Estado del bienestar en Catalunya se
ha deteriorado, debido en parte a las políticas neoliberales impuestas a
la población por los partidos independentistas gobernantes (en alianza
con los partidos gobernantes en España), algo que está siendo ignorado u
ocultado por la centralidad del “procés” independentista en la vida
política y mediática del país. (...)
La reactivación de las fuerzas reaccionarias en España
1.- La estrategia reflejada en el “procés”, a favor de la
independencia unilateral vía “exprés”, asume que el conflicto entre el
gobierno catalán independentista y el Estado español es, en realidad, un
conflicto (negociable, según la tesis procesista) entre Catalunya (supuestamente deseosa de conseguir la secesión) y España (supuestamente imposible de cambiar). Tal
supuesto ha llevado a un refuerzo de las derechas uninacionales
borbónicas españolas, con la irrupción de Vox y su enorme influencia
sobre las otras dos derechas: PP y Ciudadanos.
Hoy hay miles de
municipios, incluyendo algunos de los más grandes del país como Madrid,
donde la ideología fascista, continuadora del régimen dictatorial
anterior, es presentada y promovida explícitamente y sin tapujos por
representantes políticos elegidos. Y los políticos de las
derechas mayoritarias se han movido todavía más a la derecha, tanto en
términos económicos como nacionales, durante este último período de
agitación nacional.
Esta situación y percepción (según los
últimos datos del CIS) se ha producido todavía más en Ciudadanos,
partido que ha hecho de su antiindependentismo su mayor eje doctrinal
(junto con su neoliberalismo). Un tanto igual en cuanto a la
aceptación de la Monarquía que, habiendo descendido desde hace veinte
años, ha visto una reversión a partir (según el mismo CIS) de 2014,
subiendo su popularidad, como garantía de “la unidad de España”.
Estos y otros muchos datos muestran que el argumento de los partidos o
movimientos independentistas radicales que sostienen que el “procés”
está debilitando al Estado central, deslegitimándolo, preparando su
colapso, no tiene evidencia que lo apoye.
Al contrario, la
radicalización de las fuerzas reaccionarias en el resto de España ha
aumentado enormemente, llegando al extremo de que posturas sexistas,
homófobas, racistas y clasistas se están defendiendo abiertamente en
instituciones y espacios públicos, habiendo incluso legitimado el
discurso fascista. (...)
2.- Hoy, la defensa de la plurinacionalidad en España es más
difícil que antes, habiendo significado un coste elevado para las
fuerzas políticas españolas que la han defendido, como Podemos antes y
Unidas Podemos (UP) ahora. Parte del descenso del apoyo a UP se
debe precisamente a su defensa del plurinacionalismo, presentándose por
parte de los medios de una manera manipulada y errónea como promoción
y/o defensa del independentismo.
Esto ha ocurrido también dentro de Catalunya, donde
la clase trabajadora dejó de apoyar a Unidas Podemos (UP) y dio en su
lugar su voto (en las autonómicas) a Ciudadanos antes, y al PSC ahora,
percibidos ambos como los partidos más antiindependentistas, confundiendo el soberanismo y el apoyo a la plurinacionalidad de España con el independentismo.
Grandes errores del “procés” independentista “exprés”
3.- En lugar de aceptar que su proyecto (cambiar Catalunya)
requiere un cambio en España, los partidos independentistas, incluyendo
sus izquierdas, consideraron que podrían cambiar Catalunya sin que
cambiara España, hasta el punto de conseguir la independencia sin ello.
Es más, la estrategia del “procés” se basaba precisamente en la
promoción de la idea de que cambiar España era imposible, proyectando
una imagen antipática de ésta, llegando incluso a considerar a los
partidos de izquierdas como Unidas Podemos, favorables al
plurinacionalismo, como uno de sus mayores adversarios.
Véanse, por
ejemplo, 1) la oposición de ERC a las principales propuestas del
gobierno de En Comú Podem en Barcelona; 2) las recientes declaraciones
del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, celebrando el supuesto “colapso” de
Unidas Podemos, y 3) la postura hostil de la televisión pública
catalana, TV3 (abusivamente instrumentalizada por el gobierno
independentista), hacia Unidas Podemos a nivel estatal y hacia En Comú
Podem en Catalunya, que alcanzó su máxima expresión en el programa
“intelectual político” de los sábados (en horario de prime-time), Preguntes freqüents -FAQS-, que dedicó
todo un programa a criticar hostilmente a Podemos, con la colaboración
de representantes de la izquierda más afín al independentismo, como
Albano Dante (que fue rechazado casi unánimemente por la gran
mayoría del máximo órgano decisorio de Podem Catalunya, la Asamblea
Ciudadana, por su proximidad con el “procés” y al cual, desde
entonces, se le provee de grandes cajas de resonancia en los medios
públicos de información de la Generalitat de Catalunya para promover su
antipodemismo) y Josep Maria Antentas, dirigente de Revolta Global,
conocido por su hostilidad hacia tal espacio político.
No se
invitó a nadie de Podem Catalunya, mintiendo la persona responsable de
tal programa al decir que sí habían sido invitados. Ambos ponentes
señalaron que Podemos había ya desaparecido y perdido toda
influencia, precisamente en el mismo momento en el que el gobierno
Sánchez estaba proponiendo el presupuesto más social desde hacía veinte
años, resultado de un pacto con Unidas Podemos (UP).
4.- La anteposición del tema nacional en su estrategia sobre
cualquier otro tema, se extiende y alimenta con las tensiones
interterritoriales de carácter nacionalista, ignorando la enorme
crisis social que vive Catalunya y el resto de España, que queda
totalmente relegada, cuando no ocultada, por el tema nacional (la
evidencia muestra que casi la mitad de la juventud en Catalunya y en el
resto de España no vivirá mejor que sus padres, dato ignorado por los
establishments políticos y mediáticos del país). (...)
El clasismo de su estrategia
5.- Otra característica de las políticas públicas del
“procés”, apoyado por las izquierdas independentistas, ha sido su
clasismo, con una predecible falta de atención al drama social que viven
las clases populares en Catalunya, al cual han contribuido las
políticas neoliberales del gobierno de Junts per Catalunya –JxCat–
(herederos del pujolismo), impuestas con el apoyo de ERC.
Las
derechas nacionalistas catalanas (hoy independentistas) han sido
responsables de la polarización por clase social de los servicios del
Estado del bienestar, como los servicios sanitarios y los servicios
educativos. Catalunya es una de las partes de España donde la sanidad y
la educación privadas (subvencionadas con fondos públicos) es más
extensa a costa de una subfinanciación de la sanidad y de la educación
públicas.
Esta polarización de la educación ha sido también apoyada, paradójicamente, por partidos de izquierda (como el PSC, durante la consejería del Sr. Ernest Maragall,
entonces del PSC y ahora de ERC).
Este último partido, hoy en coalición
con JxCat en el gobierno catalán independentista, es responsable de
Educación, proponiendo medidas de externalización de los
servicios públicos (incluyendo educación y sanidad) que polarizarán
todavía más la escuela catalana. Hay que subrayar que, en sanidad, el
gobierno independentista ha sido el más privatizador de España.
Esta polarización de los servicios favorece a las clases de rentas superiores a costa del bienestar de las clases populares. Esta polarización social coincide, al mismo tiempo, con una polarización en el tema nacional. Los datos muestran una clara polarización en cuanto a las simpatías o antipatías de la población catalana hacia el independentismo, lo cual aparece con toda claridad en Barcelona.
El voto independentista, aun siendo minoritario en
todos los distritos de la ciudad de Barcelona, es mucho menor en los
distritos de nivel de renta inferior a la media de la población
barcelonesa que en los distritos de renta superior (a excepción de
Sants-Montjuïc y Ciutat Vella).
6.- La utilización de la causa de defensa de los derechos
humanos para promover la causa independentista es otra constante en sus
posturas. Los partidos independentistas utilizan sistemáticamente la
necesaria defensa de los derechos humanos (denunciando el
encarcelamiento de los presos políticos) para promover el secesionismo,
acusando de ambivalencia a aquellas fuerzas políticas que defienden lo
primero pero no lo segundo, acusación que vierten constantemente sobre
Unidas Podemos y En Comú Podem (confundiendo defensa de los derechos
humanos con independencia). (...)
La escasa sensibilidad democrática de los dirigentes independentistas
7.- Añádase a lo anterior su arrogante y ofensiva presentación de ellos mismos. Los independentistas, incluyendo sus izquierdas,
se presentan constantemente como los auténticos catalanes, los más
patriotas, los más demócratas, dividiendo Catalunya entre los
“demócratas” y los “no demócratas”, división que ha alcanzado unos
extremos absurdos. (...)
8.- Su supuesta superioridad democrática pierde credibilidad con sus prácticas antidemocráticas.
Defienden el “procés” como fruto de su supuesto compromiso democrático,
el cual violan constantemente.
Un ejemplo, entre muchos otros, son las primeras
declaraciones que hizo el candidato de ERC a la alcaldía de Barcelona,
Ernest Maragall, al ser el candidato que consiguió más votos (solo unos
5.000 más) diciendo que su mayor deseo era nombrar Barcelona la capital
de la inexistente República Catalana, cuando la mayoría de barceloneses no son independentistas.
La limitada cultura democrática de tales partidos es precisamente su principal característica. Otra prueba de su falta de compromiso democrático es la
abusiva y asfixiante monopolización de todos los medios de comunicación
públicos de la Generalitat por parte del bloque independentista, una manipulación extrema que nunca ha sido denunciada por ninguna fuerza independentista.
En vista de todo lo anterior, es más que sorprendente la
enorme tolerancia de la intelectualidad catalana hacia el “procés” y su
olvido o ignorancia del enorme sufrimiento que impone a la población. Ha sido un gran error de las izquierdas no independentistas
catalanas y españolas (a la izquierda del PSC), de no ser más críticas
con el “procés” independentista “exprés”, basado en una serie de
supuestos que podían mostrarse fácilmente erróneos. (...)
Fueron precisamente las izquierdas catalanas las que se distinguieron
por la defensa de los intereses de las clases populares y por la defensa
de la identidad nacional de Catalunya, tal como el mismo Jordi Pujol
reconoció. Estas izquierdas estuvieron hermanadas, durante la
resistencia antifascista, en una lucha común para cambiar España.
Siempre entendieron que el cambio en Catalunya era parte del cambio en
España. Los dos estaban relacionados. El hecho de
ignorar esta realidad nos ha llevado a una polarización y división de la
cual solo la derecha reaccionaria española y también la derecha
catalana se están beneficiando. Así de claro." (Vicenç Navarro, Público, 27/06/19)
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