4/7/19

La peor condena para los presos llacistes es que nunca más nadie se fiará de ellos. Han repetido tantas veces al juicio que todo era una broma, una obra de teatro, una especie de perfomance, que han perdido toda credibilidad... Realmente parece una performance... han quedado todos con el culo al aire

"La peor condena para los presos llacistes es que nunca más nadie se fiará de ellos. Han repetido tantas veces al juicio que todo era una broma, una obra de teatro, una especie de perfomance de  Tunick aquel, que también moviliza multitudes pero para fotografiarlas en pelotas, que han perdido toda credibilidad. 

También es mala suerte que se les creyeran 2.000.001 personas, y que esta 1 fuera precisamente en Rajoy, la única que tenía el poder de enviar a la policía a repartir estopa. Si Rajoy se lo hubiera tomado como la inmensa broma que se ve que fue, todo habría sido una balsa de aceite y hoy todavía reiríamos recordando el día que unos votaron pensando que lo hacían por la republiqueta, y la cara que se les quedó un par de días más tarde, cuando en una repleta plaza de Santiago,  Junqueras y Puigdemont salieron al balcón a gritar a todo pulmón: «Innoceeents!».

 Todo fue un error de comunicación. No hacía falta ni una llamada, con un simple whatsapp a Rajoy, nos habríamos ahorrado porrazos, presos, fractura social y presidentes y consejeros catalanes huyendo y mostrando al mundo su cobardía, si bien también es cierto que no habríamos vivido tantos ratos de diversión, porque Presidentorra continuaría siendo un personaje gris, ridículo y anónimo en lugar de únicamente gris y ridículo como ahora.

 - Mariano, hoy votamos y mañana nos declaramos Independientes, pero tú ni caso, que se broma. Lo que nos vamos a reir Cuando se enteren. Tuyo, KRLS.

 Y todo arreglado. Quién sabe si el propio Mariano se habría añadido a la fiesta -se le ve hombre de bromas-, dictando un decreto-ley según el cual Cataluña dejaba de formar parte de España. Esto habría provocado muchos más risas, en el momento que el engaño se hubiera descubierto.

 Con tales precedentes, la nueva frase publicitaria del proceso, este «Lo volveremos a hacer», es un error. Una broma sólo tiene gracia la primera vez. Aquellos 2.000.001 que se la tragaron, ya están advertidos, y Rajoy, que es el único de ellos al que todavía se podría enredar -hace meses que va de fiesta en fiesta y no lee diarios-, ya no tiene poder para enviar policías a repartir estopa, con lo cual el tema pierde diversión. 

 Volver a organizar un inmenso enredo cuando todo el mundo está al cabo de la calle es patético. Ya tuvimos emoción, unos y otros se insultaron, los más afortunados recibieron un porrazo que podrán relatar al resto de comensales en cenas de amigos, y unos cuantos ilusos gritaron durante días «Somos República». 

De hecho, los más ilusos de entre los ilusos aún lo afirmaban meses después, así de buena fue la broma. Disfrutemos de los recuerdos divertidos que nos ha ofrecido el proceso, pero ya está, nada de volverlo a hacer, uno debe saber detenerse a tiempo. Imagino los líderes llacistes sustitutos de los líderes llacistes encarcelados. Y no.

 - ¡Eh, volvamos a organizar un referéndum de independencia! ¡En serio! Venga, repita con nosotros vo-ta-mos, vo-ta-remos. ¿Quién se apunta a ocultar las urnas en su casa? El mundo nos mira, Europa nos apoyará, la UE nos abrirá las puertas. ¿Eh, por qué marcháis? ¿Dónde vais?

 En 18 meses seremos independientes, lo dice en Niño Becerra. ¡Vuelva aquí! ¡Vuelva, por favor! ¡Ficharemos a Cotarelo! Quien vote, queda invitado a la sartén veraniega de la Rahola. ¿Y ahora por  corres? ¡Vuelva!

 Realmente parece una performance de Tunick: han quedado todos con el culo al aire."                 (Albert Soler, Diari de Girona, 28/06/19)

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