Pujades no era un preso por sus ideas. Estaba encarcelado por unos hechos que sucedieron en octubre de 1934, una sublevación que conllevó violencia... Los del proceso están también acusados ​​de unos hechos. Es un error buscar la equivalencia con los presos políticos del franquismo -que sí lo eran por sus ideas-, se debería buscar con los de la segunda República, que son dos etapas democráticas. Tanto en 1934 como ahora, se juzgan unos hechos...

" Hoy se presenta en el Auditorio Irla de Girona (18: 30h) «Él, en la cárcel», de Josep Puig Pujades y prólogo de Carles Rahola · Ediciones Calígrafo ha recuperado la obra donde Puig Pujades narra su paso por prisión entre 1934 y 1935 (...)

Las prisiones de los años 30 serían muy diferentes de las actuales, supongo.

La prisión donde estuvo Puig Pujades -el encarcelaron por los hechos de octubre de 1934- anexa al seminario de Girona, estaba en un estado lamentable, él la califica de «sucia, abyecta y maloliente». Nada que ver con los niveles de confortabilidad de las cárceles actuales. Pero creo que el sufrimiento por el hecho de carecer de libertad, es el mismo. Es igual que estés en mejores condiciones.

Nos quejamos de la represión de la España actual y olvidamos que la República fue aún más dura.

Efectivamente. Y al salir de prisión, Puig Pujades hizo un parlamento en plena rambla de Figueres, y terminó con un «¡Viva la República!». La misma república que en 1934 la encarcelaba, en febrero del 36 le permitía ganar la libertad.  (...)

¿Puig Pujades era un preso político?

Él se califica, pero sólo para diferenciarse de los presos comunes. Era comisario delegado de la Generalitat en Girona. Estaba encarcelado por unos hechos que sucedieron en octubre de 1934, una sublevación que conllevó violencia, incluso hubo muertos. No era un preso por sus ideas.

¿Y los del proceso?

Están también acusados ​​de unos hechos, por más que sean desproporcionados y con acusaciones fuera de lugar. Es un error buscar la equivalencia con los presos políticos del franquismo -que sí lo eran por sus ideas-, se debería buscar con los de la segunda República, que son dos etapas democráticas. Tanto en 1934 como ahora, se juzgan unos hechos.

¿Qué es lo que más le ha impresionado revisando este libro?

La entereza y la serenidad de Puig Pujades narrando en tercera persona sus primeros meses a la vieja cárcel de Girona. Lo describe muy bien en Carles Rahola en el prólogo, que valora el libro como un documento humano y dice: «El autor, fortalecido por la desdicha, no gime ni se lamenta, ni se entrega a la desesperación, y si tiene momentos de desfallecimiento, reacciona a continuación, ... ». Rahola y Puig Pujades fueron probablemente los grandes prohombres de la cultura gerundense del primer tercio del siglo XX, y significaron un puente entre Figueres y Girona. Simbolizaban los valores del republicanismo.

A ver si tenemos suerte, y del proceso sale una obra de la misma magnitud literaria que la de Puig Pujades ...

Estaría bien, porque es una obra llena de humanismo, ayuda a entender la vida en el interior de las cárceles. Sin lugar a rencor, él expresa su deseo de libertad. De todos modos, quien lo lea verá que, entre octubre del 34 y la situación actual, de semejanzas, pocas. Sólo hay una: el deseo de libertad. De hecho, mientras leía el libro me venía a la cabeza la tarde que visité la Dolors Bassa.

Impresiona esta falta de rencor de Puig Pujades en prisión ...

Describe las costumbres, la vida, los compañeros de la prisión, y destaca las dos válvulas de oxígeno que le ayudaban a superar la situación: las comunicaciones que aportaban las visitas -diría que el régimen era más permeable que la actual-, y los libros, tanto en el apartado de lectura como, en su caso, de escritura."                        (Entrevista a Joan Armangué, Albert Soler, Diari de Girona, 19/06/19)