"En un momento en el que el secesionismo constata su profundo aislamiento internacional, sumergido en una profunda crisis derivada del enfrentamiento entre JxCat y ERC y a la espera de la sentencia del juicio del procés, es más necesario que nunca desmontar el falso relato secesionista, lo que contribuiría a debilitar su soporte electoral.
El secesionismo crea unos marcos mentales muy simples
que a base de repetirlos a través de los medios de comunicación afines
consiguen penetrar en la mente de muchos ciudadanos de Cataluña.
Una parte de la estrategia de ruptura del secesionismo se soporta en
tres grandes falacias repetidas como mantras hasta la saciedad: "España
nos roba", "España no es un país democrático", "Cataluña padece un
déficit crónico de infraestructuras
consecuencia del abandono por parte del Estado de sus obligaciones".
Es
necesario, desde el rigor de los datos, desmontar la falacia del
déficit crónico de infraestructuras, las reflexiones que apunto a
continuación van en esa dirección.
-Los problemas de infraestructuras en Cataluña son consecuencia del déficit inversor por parte del Govern
de la Generalitat, que ha destinado durante años menos del 1% de su
presupuesto para obra pública, por debajo de la media de otras CCAA.
-El Govern es responsable del fracaso de proyectos de infraestructuras mal gestionadas y concesiones "opacas". La L9 del metro
de Barcelona, la mayor "pifia" ferroviaria de España, una obra
inicialmente presupuestada en unos 2.400 M€ y que terminará costando más
de 16.000 M€. El Canal Segarra-Garrigues, la mastodóntica obra
inacabada del último gobierno Pujol,
donde altos responsables de las empresas constructoras han estado
involucrados en el pago de comisiones a la "Fundación CatDem" de
Convergencia. El escándalo de la privatización de Aguas del Ter
Llobregat (ATT). Catalunya la "república de las opacidades".
-La política de infraestructuras de los Governs
nacionalistas se ha caracterizado por el "clientelismo", son los
"territorios" quienes diseñan el mapa de las inversiones en función de
los intereses clientelares de los
partidos nacionalistas. Otro elemento a considerar es el llamado por sus
siglas en inglés, "NIMBY" (no en mi patio trasero), que supone que
muchas de las obras de infraestructuras en territorio catalán han estado
condicionadas al "chantaje" de grupos anti sistema fuertemente
implantados en los territorios.
-Frente a la utilización de las infraestructuras como instrumento de agit-prop,
Cataluña debe recuperar la cultura del pacto y la cooperación
institucional que permita alcanzar los acuerdos necesarios para
solucionar algunos déficits existentes en infraestructuras estratégicas,
como serían, las rodalies ferroviarias del AMB, la finalización de la estación de la Sagrera y de viarios como la B-40 ("cuarto cinturón") y el desdoblamiento de la N-340… (...)
-Las cifras niegan que el Estado invierta poco en
Cataluña. El estudio publicado el pasado junio por el Instituto de
Estudios Económicos sobre "La inversión del Estado en Infraestructuras
de Transporte en Cataluña y otras CCAA", apunta que Cataluña tiene un
stock relativo de infraestructuras en los últimos diez años que se
corresponde adecuadamente con su peso en el PIB (19,1%), el territorio
(6,3%) y la población (16,3%) del conjunto de España. En concreto, tiene
un 24,7% del stock público de inversión en ferrocarriles y el 19% en
aeropuertos.
Creo que se puede afirmar que no existe ningún
déficit crónico de inversión del Estado en infraestructuras en Cataluña.
Corresponde al Gobierno de España hacer pedagogía, construir el
verdadero relato y difundirlo." (Manuel Gómez Acosta, Crónica global, 15/07/19)
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