"(...) La clase dominante
global, tiene, desde luego, nombres y apellidos, pero se percibe como
una abstracción ¿Se puede, en ese contexto, seguir hablando de
“burguesías nacionales”?
Justamente, el otro día cayó en mis manos un
librito que se llama “La teranyina”, que hace una disección, con nombres
y apellidos, de las 200 familias que dominaban Cataluña, en el marco de
la Semana Trágica, a principios del siglo XX. Eso debe seguir
existiendo, pero no sé cómo funciona.
En cualquier caso, el “Procés”, no parece una creación de los ricos de Cataluña…
El “Procés” es fruto del azar y la curiosa
historia de nuestro país. El bienintencionado Maragall cometió el error
de desempolvar el Estatut, del cual no se quejaba casi nadie, y se metió
en una aventura, con resultados imprevisibles y muy negativos. El malo
fue el PP y el nacional-catolicismo rancio y franquista, pero el
“Procés” es una aventura insensata.
¿Éstas decisiones políticas, incluida el referéndum del “Brexit”, no parecen producto de la frivolidad?
No es aquello de si la nariz de Cleopatra
hubiese sido más corta, la historia del mundo hubiera cambiado, pero sí
que hay algo de eso. Cuando acabé el preuniversitario traté de
matricularme en la Escuela de Ingenieros de Madrid y, los muy burros, me
matricularon en la escuela de peritos San Sebastián. Eso determinó mi
trayectoria. El pobre Cameron quizá pensaba que el referéndum le iba a
salir tan bien como el de Escocia, que también era algo muy arriesgado.
Luego, unos cuantos demagogos empezaron a calentar el ambiente, y ahora
muchos de ellos deben estar horrorizados. Está por ver como salen de
ésta. (...)
¿Y la otra? ¿La catalana, del relato?
Si, ahora resulta que la palabra “republicana”
está desprestigiada por el nacionalismo. Mi republicanismo, que es de
la República española, es más bien sentimental. Yo me he criado acunado
por la II República. Mi padre, que un romántico y una bellísima persona,
nos hablaba todo el tiempo de la República. En España se había ido
desarrollando, en ese contexto republicano, un tejido de minorías muy
avanzadas (masones, libre-pensadores, vegetarianos…) que fueron
exterminado por el franquismo.
¿Y de la madre de todas las batallas, el nacionalismo, que decir?
Empleando un lenguaje clásico, siempre he
pensado que la cuestión nacional era una contradicción secundaria
respecto a las verdaderamente importantes. He mirado con simpatía el
catalanismo, como voluntad de reconocimiento de características propias,
etc. Lo que ha habido aquí es el “pujolismo”, que ganó en los 80, y es
la mayor calamidad que le ha ocurrido al país.
Ha existido una voluntad
expresa de desespañolizar el país. La expresión “Estado español” la odio
profundamente porque la inventó Franco para reírse simultáneamente de
carlistas y falangistas. Y ahora, tengo sensación de desánimo, porque
todo esto es cansino." (Entrevista a Guillermo Lusa, El Triangle, Peru Erroteta, 01/06/19)
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