"(...) nada ha desgastado tanto como el procés: la polarización ha penalizado a
los Comuns, que han intentado preservar un espacio transversal y
defender el diálogo en Cataluña. Entre los que ponen lazos y los que los
quitan, se convirtió en una misión casi imposible.
Además, la campaña
electoral que el TS le ha hecho a ERC ha sido un regalo, con la guinda
final de la imagen de Junqueras llevado en furgoneta policial hasta el
Congreso y la suspensión 48 horas antes del voto de los cuatro diputados
independentistas presos. Hay que añadir un último elemento: el efecto
Pedro Sánchez que le ha permitido al PSC resurgir de sus cenizas y a
Collboni recuperar la friolera de 70.000 votos. No es moco de pavo.
Sobre todo si los ha recuperado en barrios que en 2015 habían votado en
masa a Colau. Un ejemplo: en el distrito de Nou Barris, donde las
desigualdades son las mayores de Barcelona, BComú ha bajado del 33,6% al
22,9%, mientras que el PSC ha subido del 16,2% al 28%. Esos 7.200 votos
perdidos por el camino por Colau en Nou Barris han pesado mucho.
Se
dirá: si Colau no hubiese roto el pacto de gobierno con el PSC tras
octubre de 2017 y hubiese sido más dura con el independentismo, en Nou
Barris BComú seguiría siendo el primer partido. Posiblemente.
Sin
embargo, podría ser que en ese supuesto Colau hubiera perdido otros
tantos votos en otros barrios a favor de ERC. El procés es la
trituradora de las izquierdas no nacionalistas y de quien intenta
anteponer lo social a lo nacional. Sumen todo esto y, en gran medida,
tendrán la explicación de por qué Ada Colau no ha ganado las elecciones. (...)" (Steven Forti, CTXT, 27/05/19)
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