"La información política se consume con fruición a través de las redes sociales.
El interés, por la implicación que ha tenido en toda la sociedad
catalana, del proceso independentista levanta pasiones. Y cuando eso
sucede se baja la guardia y se aceptan informaciones que no son reales.
¿Eso ha ocurrido con el independentismo?
Esa cuestión, la de ser menos crítico con temas que
interesan, la ha analizado un grupo de investigadores de la cátedra
Ideograma-UPF, a partir de un estudio sobre la credibilidad de la
información política en el entorno digital.
Los medios tradicionales,
como la televisión o la prensa digital (o periódicos de papel con sus
versiones digitales), mantienen su jerarquía sobre las redes sociales
como Facebook o Whatsapp, pero surgen sorpresas que explican fenómenos como la cohesión del independentismo en Cataluña. ¿Por qué?
Sin capacidad de autocrítica
Resulta que “el interés por la temática condiciona la
credibilidad y, por tanto, la voluntad de compartir informaciones”.
Según el estudio, elaborado a partir de esa colaboración entre la Universitat Pompeu Fabra y la consultora Ideograma, que dirige el asesor en comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí,
“los encuestados que expresan un alto interés por una temática tienden a
darle mayor credibilidad y son más susceptibles a compartir las
informaciones en todos los formatos. En consecuencia, a mayor interés de
los ciudadanos por un tema, menor capacidad crítica”.
El trabajo, elaborado por Carles Pont, Reinald Besalú, Edgar Rovira, Santi Castelo, y Metzeri Sánchez,
se basa en una muestra de 1.664 personas, mayores de 18 años, y
representativas de la población española, por sexo, edad y región. Con
esa encuesta, y a partir de preguntas sobre informaciones ‘neutras’, sin
posibilidad de conocer la procedencia, los datos que se obtienen llevan
a diferentes conclusiones, que no están conectadas a la mayor o menor
formación en el caso de que se comparta una pasión.
En eso, el
independentismo se caracteriza por una gran cohesión interna, como si
fuera una fe, al margen de lo que ha sucedido, y de las interpretaciones
contradictorias de sus dirigentes sobre lo que pasó en octubre de 2017,
con la declaración de independencia en el Parlament.
Los mensajes de Whatsapp los han utilizado las entidades
independentistas y los particulares, que los envían a familiares y
amigos. Determinadas informaciones, de medios que simpatizan con el
independentismo, se han difundido sin interferencias ni escrutinio. Y el
trabajo de esos académicos explicaría ese secreto que evita grietas
internas.
La credibilidad de los medios tradicionales
Uno de los ejemplos es el derecho de
autodeterminación. A pesar de que numerosos académicos han señalado que
Cataluña no puede acogerse a un derecho que se aplica para otras
situaciones, el grueso del independentismo mantiene que España no es un
país democrático porque no deja ejercer ese derecho.
Y lo señalan los
propios dirigentes, desde Oriol Junqueras a Quim Torra.
La distribución de mensajes internos, sobre esas mismas declaraciones
de los políticos independentistas, se asume como una verdad
incuestionable.
Lo que señala el estudio sobre cómo se utilizan los
medios es que la credibilidad de la información política en el entorno
digital depende, en gran medida, del formato en el que se recibe. Y aquí
gana la televisión. Es el medio más creíble de los cuatro que se
analizan: la televisión, los medios digitales, Facebook y Whatsapp.
“Los
medios tradicionales continúan conservando un alto índice de
credibilidad frente al auge de los nuevos medios, que, si bien en el
imaginario colectivo pueden ser percibidos como medios informativos
altamente relevantes, el estudio pone en entredicho que sean
equiparables a los medios tradicionales”.
'Links' manipulados
Lo que se comparte es porque se considera cierto. El
trabajo muestra que se comparte más lo que se recibe si se percibe que
es de una televisión o de un medio digital. Por ello, un fenómeno
creciente es la distribución por Whatsapp, una práctica que habría aplicado el ahora presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de links
que, a priori, son de medios tradicionales.
Pero que, cuando se intenta
abrir, ese link está roto, o no conduce a ningún sitio. Se distribuye,
con un mensaje falso, sólo porque se intuye que es de un medio
tradicional. Los políticos que recurren a eso, o sus consultores o
empresas asociadas, emulan los links de esos medios, pero de forma consciente eluden algunos caracteres para que no se pueda conectar.
Una de las conclusiones claras de la muestra es que la mayor formación
de una persona otorga un grado de capacidad crítica respecto a las
informaciones políticas y “se percibe como un factor a tener en cuenta
en términos democráticos ante la proliferación de fake news, especialmente en el entorno de Whatsapp.
Una especie de adicción
También ocurre que los jóvenes, más activos y más
formados en los nuevos formatos, “son más cautos a la hora de viralizar
informaciones que los ciudadanos de más edad, especialmente en relación a
las informaciones recibidas en formato de Facebook y Whatsapp”. Otra
característica es que las mujeres “dan más credibilidad que los hombres a
las noticias de los medios convencionales (televisión y prensa
digital), y tienden a compartirlas en mayor grado”.
Pero todo cambia cuando el tema apasiona, cuando se
está pendiente de la última información, del último detalle, creando una
especie de adicción. En ese caso, se
comparte todo, se tenga más o menos formación, se sea más o menos joven,
hombre o mujer, y se utilizan todos los formatos disponibles. Y la
capacidad crítica se desvanece. ¿Es ese el secreto mejor guardado que
explica esa ‘fe’ independentista?" (Manel Manchón, Crónica Global, 21/03/19)
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