"(...) Una
cosa en la que usted pone el acento es en que Pujol, una vez instalado
en el poder, construyó en su entorno un sistema mediático que le ayudaba
a perpetuarse en el cargo.
En la visión de Pujol sobre los medios
siempre había dos grandes patas. Por un lado está la gran idea de la
construcción nacional y, por otro, está la del poder. Él entendió que
los medios son una herramienta de poder efectivo que ayudan a orientar
la opinión pública.
Y, cuando llega al poder, ve a la Generalitat como
una institución muy débil, por lo que trata de dotarla de poder
específico construyendo medios que la apoyen. A través de eso
construiría país [ fer país, en catalán] y, a la vez, le serviría para sus intereses políticos de partido.
Pujol pone en marcha la Televisió de Catalunya, TV3, en su primera legislatura.
Sí, es uno de los mejores ejemplos de lo
que decía. Si se quiere construir un país, en el sentido de generar una
comunidad nacional, lo primero que se necesita es una televisión
pública. Eso pasa en todos los sitios y en Catalunya también. Pero por
otro lado se necesitan también medios privados que se dirijan a la
opinión pública del país.
Y a eso también se dedica Pujol, que tenía una
visión muy instrumental de los medios: los concebía siempre como
instrumento para conseguir cosas. A veces intervenía para la
construcción nacional, dando poder a la Generalitat, y otras veces desde
el punto de vista partidista, de 'qué hay de lo mío y para los míos'.
Pero siempre intervenía.
Pujol llega a la Generalitat con la idea de diseñar un sistema mediático. ¿Cómo lo hace? ¿Qué estrategia sigue?
Lo hace de dos formas. En primer lugar,
la televisión pública. Hay un consenso político y social enorme sobre
todo porque siempre se enmarca en la cuestión lingüística, para
normalizar el catalán, y eso en los años 80 era indiscutible. En el
Parlament la ley se aprueba por unanimidad. Por el otro lado están los
medios privados.
En los privados la Generalitat básicamente tiene dos
vías para intervenir: con el control de las frecuencias y con el dinero.
Pujol tiene la llave de las frecuencias de radio y televisión, de quién
entra y no entra al negocio, y la usa, la usa mucho. Y sobre el dinero,
se puede dar con transparencia o sin ella. La forma transparente es dar
subvenciones y la no transparente es todo lo que te puedas imaginar.
Póngame ejemplos.
Que en cada oficina del Govern haya 10
suscripciones a tu diario, poner publicidad… lo que quieras. El tan
socorrido, "¿qué necesitas?". El gran paradigma de esto, y no lo digo
yo, lo han explicado también los editores, fue el diario Avui. Al Avui
se le dio dinero por delante, por detrás, por arriba y por abajo, y
algunos trabajadores cuentan anécdotas de gente con maletines
apareciendo al final de mes por la redacción para pagar nóminas. Son cosas
que se cuentan, pero que reflejan la obsesión por los medios de Pujol.
Una de las cosas que intento explicar en el libro [ Les Polítiques De Mitjans De Comunicación Durant Els Governs De Jordi Pujol,
Editorial Proa, 2014] es que tuvo una visión muy global del sector.
Todas las teclas que tenía disponibles las tocó y todas las formas que
tenía para intervenir en el sector, o al menos para intentarlo, las
utilizó.
Una
aparente contradicción es que también había cabeceras y medios de
comunicación privados que podían actuar como contrapoder a Pujol.
Grandes marcas como La Vanguardia o El Periódico que Pujol también necesitaba poner de su parte. ¿Cómo gestiono eso?
Durante los 23 años el sector fue
cambiando mucho. En el audiovisual, por ejemplo, durante los años 80
había TVE 1, TVE 2 y TV3. En la prensa escrita pasaba algo parecido y,
según fue evolucionando, el peso de lo que hacía la administración
catalana fue cambiando. La relación con Godó siempre es muy tensa y muy
extraña. Por ejemplo hay un momento en que intenta nombrar directores de
La Vanguardia, o al menos influir
mucho.
En otros momentos hay más distancia, porque Godó siempre fue
visto como un contrapoder, o como un poder. Hay un caso muy bestia al
final de los años 90, cuando aparece una entrevista a Jordi Pujol en La Vanguardia,
sin autor. Es porque la había enviado él y la manera que tuvo el diario
de comerse el marrón y putearlo a la vez fue no firmarla.
Es una de las anécdotas más conocidas de la relación de Pujol con los medios. ¿Esas cosas eran frecuentes?
En menor medida, sí lo eran. En la época,
los redactores más críticos con él le llaman el "redactor jefe de
Catalunya". A veces imponía pero a veces trataba de seducir. Por
ejemplo, Pujol siempre quiso seducir al Grupo Godó, porque lo
necesitaba. Y Godó a veces se dejaba querer y otras se resistía, porque
es un medio que necesita estar bien con tres poderes a la vez, central,
autonómico y municipal, lo que le lleva a hacer unos equilibrios muy
complicados.
Para Pujol nunca era suficiente lo que La Vanguardia
le podía dar. Pero él entendía qué Godó era un actor muy importante y
que era mejor que no cayera en manos de fuera de Catalunya. Por eso, si
había que darle subvenciones bajo mano, se le daban, si había que darle
una frecuencia de televisión o de radio, también se le daba. Prenafeta,
por ejemplo, odiaba profundamente al grupo Godó, pero mientras tanto,
desde el departamento de Presidencia, le enchufaba todo el dinero
posible.
Una complejidad difícil de entender en la política de bandos en la que se ha instalado hoy Catalunya.
Cuando yo le pregunté a Pujol qué era lo
más grande que había hecho en política de comunicación durante todos sus
años de mandato, él me contestó inmediatamente que TV3 y la edición en
catalán de El Periódico. Después, pensándolo un poco más, también citó Rac-1, pero al principio dijo la edición en catalán de El Periódico. Pocas decisiones hay más complejas que esa, porque al final le estás dando dinero al diario de tu oposición.
Pero la realidad era que tenía un
desastre de prensa en catalán que nadie leía y la gente empieza a leer
prensa en catalán cuando aparece la edición en catalán de El Periódico. Eso se puede leer igual desde el punto de vista de El Periódico:
la apuesta que hacen por el catalán no solo responde a una voluntad
propia, que seguro que tenían, sino también a un momento de especial
debilidad para el proyecto editorial. Saben que la edición en catalán va
a tener ayuda por parte de la Generalitat. La virtud de Pujol es que
sabe entender y actuar en toda esa complejidad.
Por
otro lado está la parte de la construcción nacional, sin la cual no se
entiende la política de medios de Pujol. ¿Cómo gestiona la tensión entre
lo que necesita hacer para mantenerse en el poder y lo que debe hacer
para promocionar el catalán?
Pujol tiene un proyecto político que
tiene que ver con la construcción nacional, pero también tiene
cuestiones de gestión, administrativas, y eso muchas veces se le cruza.
Pero en su pirámide de prioridades, la construcción nacional está muy
alta.
Por ejemplo: ¿Tengo que darle dinero a El Periódico para que publique en catalán? Pues qué le vamos a hacer, ya le pondremos más dinero al Avui
para compensarlo. Cuando Pujol es políticamente brillante es cuando
consigue solapar ambas cosas, proyecto de construcción nacional con lo
que le va bien para sus intereses políticos de partido.
¿Y consigue alinear intereses nacionales y de partido a la hora de intervenir en los medios?
Va por momentos. Y va compensando, ahora
una parte aquí, luego una parte allá… Cambia también por periodos
históricos, a lo largo de los 23 años también se va viendo una manera
diferente de hacer. También dependiendo de sus colaboradores. No es lo
mismo Lluís Prenafeta que David Madí. Pujol siempre intenta articular
sus intereses. La cuestión nacional es muy importante, pero cuando la
situación del partido es delicada, empuja por ese lado y no tiene ningún
problema.
En la última legislatura, cuando Pasqual
Maragall ya le ha ganado las elecciones una vez, es cuando pone los
intereses de partido absolutamente por encima de cualquier otra cosa. Y
aquí aparece la apuesta estricta por el grupo Godó. Si hoy Godó es un
gran grupo multimedia catalán es porque en la última etapa de Pujol se
decidió así.
Una
sensación que transmite es que Pujol tenía algo parecido a una relación
adictiva con la prensa. Le gustaba, la disfrutaba y quería incidir en
ella.
Pujol es un consumidor intensísimo de
medios, especialmente de prensa. Es una persona que está muy al día de
lo que dicen los medios y también muy pendiente de la imagen que
transmiten de él. De hecho, esta es una característica no solo de Pujol y
de Convergència, sino en general de todo el nacionalismo catalán.
ERC,
por ejemplo, también tiene un interés muy alto en los medios, tanto que
cuando forman el tripartito las competencias en comunicación se las
quedan ellos y hacen una cosa parecida a lo que había hecho Pujol, pero
corregido y aumentado. Digo corregido en buen sentido, porque por
ejemplo en los primeros años consiguen dar mucha más transparencia al
sector.
La
relación de Pujol con los medios, su obsesión por crearlos o por
intervenir en ellos, ¿se parece a lo que hoy encuadraríamos en el
populismo, como puede ser el caso de Trump?
Podría encajar en una definición amplia,
pero sería en todo caso un populismo mucho más formal, porque lo de hoy
es mucho más zafio. Por ejemplo, Pujol tiene muy pocas o ninguna
declaración cargando contra medios. Quizás alguna contra la COPE del
aznarato puro y duro.
Pero su estilo nunca fue el hacer declaraciones
sino mover dinero, alimentar a tu enemigo o cerrarte el grifo. En ese
sentido, lo que hace Pujol no se parece tanto a lo que hace Trump sino
lo que hacen en todo el Mediterráneo, que está muy estudiado, y aquí
podría parecerse a Berlusconi si quieres buscar un referente.
Lo que sí puede decirse de Pujol es que
fue muy hábil aplicando lo que ahora se le llamaría "relato" o "marcos",
y que en los años 80 casi no existía. Era una persona que captaba los
problemas y actuaba rápido para presentarlos de la forma más favorable a
sus intereses, o al menos no de una forma perjudicial. Y para eso
utilizaba siempre los medios, entendía de la importancia para hacerlo
como muy pocos.
No sería por tanto un político que tirase de 'fake news'.
No me consta. No he hecho investigación
en este sentido, pero diría que era todo más del siglo XX. Pujol era más
de llamar por teléfono o de parar una información, o de decir que ese
titular puesto así no le gustaba. Pero yo no tengo constancia de la
difusión de información falsa como tal. Era un estilo mucho más directo y
además era un presidente presidencialista y en los medios intervenía
directamente.
Ahora
se ve TV3 como de una de los principales instrumentos para la llamada
"construcción nacional". ¿Cree que ha funcionado como tal?
Convendría ir por partes. Que TV3 ha sido
un instrumento de construcción nacional creo que es impepinable, por la
sencilla razón de que todos los medios de comunicación son herramientas
de construcción nacional, en España, en el Reino Unido, en Escocia, en
Estados Unidos o donde sea.
Porque los medios de comunicación están
pensados para dirigirse a un territorio y a una audiencia con una serie
de referencias y identidades. Podemos discutir sobre la intensidad,
sobre qué identidad se construye o sobre otras cosas, pero que los
medios de comunicación construyen conciencia nacional no tiene
discusión.
¿Qué pasa con TV3? Pues que la
construcción nacional en estados con nacionalismo banal no es tan
visible. Por eso para mucha gente Televisión Española no construye
nación mientras TV3 sí, porque los nacionalismos periféricos han tenido
que hacer explícito su proyecto de construcción nacional.
¿Las
críticas que se le hacen a TV3 sobre su contribución al crecimiento del
independentismo, a que crea independentistas, se ajustan a la realidad?
¿Crear independentistas qué quiere decir?
¿Que alguien que no lo es la ve y se convierte en independentista? No
tengo claro que funcione así. Lo que sí está claro es que TV3 refuerza
posiciones anteriores. La gente tiende a mirar medios de comunicación
para reforzar sus ideas, los independentistas, en TV3 y los de
izquierdas, en La Sexta.
Ahora podemos mirar una cosa interesante, que
es si con el cambio de gobierno en España ha habido también un cambio en
la audiencia de TVE. Apuesto a que sí. Además pasa otra cosa, y es que
TV3 es la televisión de Catalunya, que es donde está el proceso
independentista. Ahora bien, yo tengo objeciones sobre si se tiene que
hablar tanto y sobre todo si se tiene que hablar así.
Una de las cosas que se han alegado es que el tema de la independencia ha dado mucha audiencia a TV3.
Eso es cierto. Hay un indicador muy claro: coge los datos de audiencia del programa Preguntes Freqüents (FAQS)
y mira la diferencia entre cuando hablan del 'procés' y cuando no. Por
tanto, siempre está la cosa comercial de que tienes una clientela que te
compra eso y no te compra aquello.
¿La televisión pública debe de
guiarse por eso? Yo creo que no, pero también hay que decir que TV3 está
sufriendo una situación económica muy delicada entre otras porque no le
meten dinero. Cada palo que aguante su vela. Al final, TV3 es la cadena
preferida por los independentistas porque habla mucho de independencia y
además enmarcándolo de forma positiva o, al menos, de forma no tan
negativa como los otros.
¿Pero
se puede decir que en el año 2012 o incluso antes hubo una apuesta
política explícita desde el Govern para que TV3 se refiriese en términos
positivos de la independencia?
Yo no lo sé a ciencia cierta, te puedo
formular mi hipótesis. Creo que entre los años 2010 y 2012 no. Hay otra
apuesta política y lo que se hace en este momento es más bien intentar
no hablar del 3% y de recortes. Pero yo creo que a partir del 2012 sí se
hace eso. Nombran directivos para eso. ¿Alguien cree que Vicent Sanchis
no está nombrado para eso? Se puede decir que hay un alineamiento entre
los productos informativos y los intereses del Govern. Ahora bien,
dicho esto, a partir de aquí yo paro un poco.
¿Eso significa una
objeción total al trabajo de TV3? Para mí no. Creo que TV3 no es el
aparato de propaganda que algunos se empeñan en dibujar. Yo vengo del
País Valenciano, donde en Canal 9 la oposición ni salía, y no estamos
hablando de eso aquí. Si me dices que TV3 es un aparato de propaganda
que se debe cerrar, no te acepto esta enmienda a la totalidad, porque no
es así.
Volviendo
al conjunto de medios público y privado, ¿en qué medida se puede decir
que el panorama mediático catalán es fruto del pujolismo?
Es un heredero directo, en dos sentidos.
Primero, el sistema de sostenibilidad económica de los medios catalanes
que instaura Pujol es el mismo que hay ahora. Y después, los resultados
en cuanto a mapa de medios son los mismos. ¿Qué ha cambiado? La
existencia del diario Ara y la burbuja digital independentista. Pero Rac-1, Catalunya Ràdio, La Vanguardia, El Periódico… el sistema de medios catalán que vemos ahora tiene la cara del padre y es hijo directo del pujolismo.
¿Y lo seguirá siendo los próximos años?
Probablemente no. Una de las
consecuencias del ‘procés’ es que el debate sobre los medios ha estado
muy focalizado en las subvenciones, en si se compran cabeceras o en TV3,
mientras no se habla suficiente de las necesidades que tiene el
sistema. El mundo ha cambiado.
La televisión convencional pierde cuota
de pantalla, los medios en papel no ganan lectores, TV3 no consigue
conectar con un espectador más joven, y pese a todo eso, la política
sigue haciendo las mismas cosas que hace 20 años. Y no hay acción
política para orientar los nuevos retos. La falta de intervención corre
el riesgo de hacer que un sistema que era muy competitivo pierda fuerza.
¿Se
puede seguir hablando de un sistema de medios catalán cuando hoy una
persona en Catalunya puede comer viendo las noticias de una televisión
china, ver series en Netflix y la NBA por la noche directamente de un
canal americano?
Todo eso es cierto, una persona puede
hacer vida sin tocar canales como TV3, Telecinco o La Sexta. Pero se
puede hablar de sistema catalán desde el punto de vista de la oferta.
Hay un mapa mediático, políticamente estructurado, que como sistema
ofrece cosas. Y es un sistema hijo del que se consolidó, pero
necesitaríamos ya ir pensando en el nieto.
Yo ahora tengo un hijo de dos
años. Cuando quiera consumir productos infantiles en catalán tendrá una
oferta, que es el Club Súper 3
por las tardes. Pero es que al lado, en el dial, tiene tres o cuatro
canales en abierto en castellano. Ya no te hablo de Youtube, o de
Netflix kids. Cuando mi hijo sea adolescente, ya directamente en catalán
no tendrá nada."
(Entrevista a Josep Àngel Guimerà , profesor e investigador en la Universitat
Autònoma de Barcelona y uno de los mayores expertos en la relación entre
política y medios de comunicación en Catalunya. El académico ha centrado su último estudio en la etapa de gobierno de Jordi Pujol y acaba de publicar un artículo sobre la instrumentalización de la prensa por parte del expresident con el objetivo de contribuir a la "construcción nacional" catalana. Arturo Puente, eldiario.es, 03/01/18)
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