21/1/19

El Proceso ha acabado con lo que se había ganado en Cataluña después de la crisis, lo ganado el 15-M -digamos así- que llegó al Ayuntamiento de Barcelona. El factor nacionalista ha dividido esta base social. Hemos conseguido la 'proeza' que el cinturón de Barcelona, ​​que históricamente votaba a la izquierda, ahora vota Ciudadanos, que es un partido de la derecha cruda y pelada. Esto es muy lamentable...

"(...) ¿Como viste, desde tus corresponsalías en Alemania y en Francia, la evolución del proceso independentista catalán? Y como lo veían ellos desde allí?

Lo veían con mucha sorpresa. Era la misma sorpresa que provocaban los viajes de Pujol en Berlín, que yo viví hace años. Los alemanes, que son muy cuadrados, no entendían por qué en uno de los países más descentralizados de Europa, en una de las regiones más ricas y con mayores competencias, aunque quisieran más. 

Cuando todo esto se desarrolló hacia un enfrentamiento, los alemanes decían: "Y por qué no se ponen de acuerdo?". Conociendo como conozco Cataluña, yo entendía que había cosas que a los alemanes se les escapaban, una mezcla compleja entre varios factores: un sentimiento nacionalista antiguo, frustrado por una serie de situaciones; un elemento institucional de protoestat catalán, que deseaba avanzar en esta vía, y también el intento de un partido corrupto, Convergencia, de solucionar su problema. 

Todo ello mezclado creaba una bola -en la que cada uno podía discutir cuál de las partes era más decisivamente, pero el resultado era una protesta impresionante en las calles, acompañada de una acción institucional desde arriba. 

Una mezcla entre revuelta o protesta popular, y revuelta del Estado, de un aparato del Estado dentro del mismo Estado español, la Generalitat.

 ¿Como lo ves ahora que vuelves a vivir en Cataluña?

Yo no soy nacionalista; hay que ir con este tipo de confesiones por delante. Me intento concentrar en las cosas que me parecen significativas en el cuadro europeo y mundial. 

Y creo que esto de Cataluña no es significativo, no tendrá influencia en ninguno de estos dos ámbitos. Sí que tiene influencia en la política española, pero -a la vez- la política española tiene poca repercusión en estos marcos europeos y mundiales que me interesan. 

Por lo tanto, este ámbito lo observo poco y sin pasión, porque no soy nacionalista. Al contrario: a mí me gusta España. Me gusta España incluso con sus defectos. A la hora de pensar una utopía, antes de que la utopía de una Cataluña independiente, a mí me atrae más la utopía de una federación ibérica que incluyera Portugal. 

Una federación que, gracias al peso de Portugal, y mediante la interacción de otras partes de esta España plurinacional, lograra desmontar el peso de Castilla en el conjunto de la Península. Crear una convivencia ibérica un poco diferente. Esto es una utopía que me gusta más, y que algunos autores portugueses y algunos locos hispanos comparten.

¿Por qué te gusta más esta utopía?

Porque creo que sería una buena plataforma para definir unas relaciones con América Latina menos turbias que las que tenemos ahora, y también con nuestro entorno mediterráneo, el entorno del Magreb. Y, por supuesto, con nuestro entorno europeo, al que no podemos dar la espalda.

¿Crees que partidos como los Comunes o la CUP tienen algún equivalente a escala europea?

No sigo con mucho detalle la cocina interna de estos partidos de izquierdas. Sobre los Comunes puedo decir que el Proceso les ha partido. Yo sostengo la teoría, muy discutida por amigos independentistas, que el Proceso ha acabado con el que se había ganado en Cataluña después de la crisis, lo ganado el 15-M -digamos así- que llegó a la Ayuntamiento de Barcelona. El factor nacionalista ha dividido esta base social. 
Hemos conseguido la 'proeza' que el cinturón de Barcelona, ​​que históricamente votaba la izquierda, ahora vota Ciudadanos, que es un partido de la derecha cruda y pelada. Esto es muy lamentable. Se ha hecho fuerte la derecha en Barcelona, ​​se ha hecho fuerte la derecha en Madrid y se ha dividido una gran parte de la sociedad catalana entre partidarios y adversarios.
 Se trata de un marco temático con muy poca perspectiva de progreso. Pero esto es mi opinión: hay gente que tiene esta emoción nacionalista, que lo ve al revés, que considera que sólo por esta vía se podrá progresar.

¿El Gobierno actual de Cataluña es comparable con algún otro nacionalismo europeo -o movimiento- que hayas visto durante tu carrera periodística?

La analogía más negativa que se me ocurre es, por ejemplo, el caso de Polonia, donde el "establishment 'polaco está absolutamente convencido de que la catástrofe aérea de Smolensk, en la que murió el presidente Kaczinsky y la plana mayor de la Estado polaco, es un complot. Y mira que conocemos los detalles más completos, entre los que que Kaczinsky y sus colaboradores animaban el piloto del avión que se la jugara aterrizando entre una niebla espesa.
 Pero es igual: todo ello ha desembocado en la convicción oficial que aquello fue un complot. Es una convicción compartida por decenas, cientos de miles de polacos y que forma parte del sentido común de los medios de comunicación. Se trata de algo parecido a aquel 11-M de Atocha en España, en el que la derecha española y los medios de comunicación de Madrid, años después de los hechos, aunque insistían que había sido un atentado de ETA.
 También se me ocurre el caso de Hungría, donde el principal "problema" es la inmigración, en un país que no la tiene. Los ingredientes que configuran, en parte, la situación del Proceso, me recuerdan mucho estas irracionalidades. O lo que "Europa nos reconocerá", o que el Estado consentirá -cualquier Estado y nuestro en concreto- que una parte muy importante de él se separe y no pase nada.
 Yo creo que el nacionalismo no está reñido con la irracionalidad o el sentido común, ¿verdad? Por ejemplo, recuerdo que la tesis de Josep Fontana era que no hay independencia sin sangre. El problema del precio nos lleva a preguntarnos muchas otras cosas.

¿La transición de Rajoy a Sánchez ha supuesto un cambio en la posición que juega España dentro de la Unión Europea?

No creo que haya cambiado mucho. Sánchez es un político de una debilidad estratosférica. No aportará nada. Y esto es un drama, porque el escenario portugués del Bloco de Esquerda era el escenario más optimista, pero me temo que los socialistas españoles no serán capaces de eso [en Portugal el partido socialista gobierna con el apoyo del Bloco de Esquerda y del Partido Comunista]. (...)"
                                    (Entrevista a Rafael Poch,  Javier Borrás, Crític, 08/01/19)

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