15/11/18

Lazos amarillos para boicotear empresas

"La Assemblea Nacional Catalana ha creado una web para boicotear a las empresas que no aplauden al secesionismo. Aumentará así la división social. Distorsionará el mercado. Y acelerará el empobrecimiento de la patria.

La campaña es simple: se pide a las empresas que se inscriban en un registro de afectas; se induce a los “consumidores estratégicos”, individuos o compañías, que pretenden cambiar de proveedor, a que se apunten a otro registro, y se casan ambos registros. Al final del proceso se hará pública la lista de empresas ideológicamente afines.

La llamada al consumidor reza así: “Publicaremos la información necesaria de cada empresa para que tomes tus propias decisiones a la hora de seleccionar los proveedores de servicios que más se ajusten a tus necesidades y a tu visión económica de la República catalana”.

Parece una propuesta de discriminación positiva. Es lo contrario. Bastardea al lazo amarillo. Quienes lo ostentan ejercen su reconocida (en España) libertad de expresión. Luego están quienes los manipulan, colocándolos en espacios oficiales, que deberían ser neutrales, útiles para todos. 

Y ahora se riza el rizo: al marcar con él empresas, dizque voluntariamente, se marca al resto con la estrella amarilla, artefacto que no se inventó en los años treinta: fue ya obligada por el concilio de Letrán (1215) y bajo Jaume I el Conqueridor, como documenta el genial pintor judaizante Bartolomé Bermejo en su exposición del Prado.

Es así una discriminación negativa, una llamada al boicoteo —disfrazado de “selección de proveedor”— contra quienes tengan una diferente “visión económica de la República catalana”.
Lo más curioso de esta movida iliberal es que la organización que la lanza la preside una exdecana de Ciencias Económicas de la Universitat de Barcelona, Elisenda Paluzie. Todos los demás economistas saben que las barreras al comercio, también las no arancelarias, atentan contra el Mercado Interior, ralentizan la economía y perjudican a los consumidores.

En esa atmósfera viscosa alivian actitudes como la del campeonísimo motorista Marc Márquez. Se abstuvo el sábado de saludar al respetable desde el balcón municipal de su ciudad, Cervera, porque estaba repleto de pancartas políticas y lazos. Procuró no ofender a nadie. “No mezclemos cosas, por favor”, explicó.

 El lazo, en la solapa o en la urna. No para atar a rivales o empresas ni para aprovecharse de éxitos deportivos. Por favor."                  (Xavier Vidal-Folch, El País, 12/11/18)

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