En rosa, municipios partidarios de seguir siendo espoñoles, en blanco, municipios independentistas
"PROPUESTA DE UNA SOLUCIÓN DEMOCRÁTICA Y TERRITORIAL AL CONFLICTO CATALÁN
I- CATALUÑA: UNA SOCIEDAD DIVERSA
1- Paseamos unos
días por Barcelona, una ciudad que nos encanta y que sentimos como
nuestra, aunque hay que reconocer que zonas como el Born están
convertidas en un festival del consumo con una tienda al lado de la
otra, dirigidas a los guiris y a los catalanes de pasta, y que esto es
parte del mismo problema que los pisos de alquiler, que son copados en
forma masiva para los turistas, mientras que para el resto, catalanes e
inmigrantes, son cada vez más caros y difíciles de acceder.
2-
Mientras tanto aquí, en el Montseny, un pájaro negro y blanco se posa
sobre la parte más alta de la casa de enfrente. Debajo, una inscripción
en rojo sobre fondo color arena dice “1896”, seguramente el año de
construcción de la vivienda o de constitución del ayuntamiento, pues el
edificio pertenece a este consistorio. Al lado, en un patio, ondea una
sola bandera: la senyera.
3- En relación al procés,
al menos al escuchar la opinión de la gente que conozco o que voy
conociendo, hay dos posturas principales. En Barcelona, ciudad
cosmopolita en la que vivimos durante años, percibo que muchos están
hartos del procés y de todos sus protagonistas, tanto unionistas
como independentistas. Veremos qué pasa en las elecciones municipales de
2019, donde la ciudad condal es una pieza clave de cara a los próximos
acontecimientos.
4- Aquí en el Montseny, donde también vivimos
durante años, en la Cataluña profunda, muchos están hartos de España.
Quieren irse de un país del que se sienten ajenos, o por lo menos muy
distanciados. Hay banderas esteladas colgadas en todas las
puertas y ventanas de las casas, lazos amarillos por la libertad de los
presos políticos, locales partidarios sólo de las CUP y Esquerra,
anuncios de xerradas y pintadas independentistas.
5- Así
como sucede en Barcelona y en el Montseny, seguramente se vivirán otras
realidades también en el tradicional cinturón obrero a orillas del
Llobregat, o en los grandes edificios de Sarrià, o las antiguas masías
de la Cerdanya, por dar sólo algunos ejemplos. En cada sitio hay
diversos marcos culturales de referencia y se profesa una opinión
mayoritaria muy distinta acerca de los últimos acontecimientos
políticos. (...)
7- La autonomía catalana hoy posee 4 provincias, 41 comarcas y 947
municipios. Se puede apreciar su diversidad de aspiraciones simplemente
con analizar los resultados electorales. Por dar un ejemplo: hay
comarcas donde los partidos independentistas consiguen el 82% de los
votos, como el Pla de l’Estany, en Girona. Si hilamos más fino, vemos
por caso que el municipio Esterri de Cardós, en Pallars Sobirá, Lleida,
tiene un 90% de habitantes que el 21-D votaron independentistas. Por el
otro lado, en la comarca del Baix Llobregat, el 66% de sus electores
vota a PP, PSOE, C’s o CeC.
8- Ignorando esta realidad diversa,
todas las soluciones esgrimidas hasta la fecha por los distintos
actores políticos fueron de “todo o nada”, es decir, o toda Cataluña
debería independizarse, o bien toda Cataluña debería quedar dentro de
España. En síntesis: café con leche para todo el mundo. (...)
II- LA DECISIÓN DE LOS MUNICIPIOS
14- El
análisis de una posible solución para el conflicto catalán nos permite
la opción de acercarnos a una forma de ejercer la democracia directa,
anclada en las propias territorialidades de Cataluña. Si se me
consultara cómo organizar un referéndum propondría tomar como única
circunscripción al municipio, unidad mínima en la forma administrativa
actual; es decir que en aquellos ayuntamientos en los que ganase la
opción española, el municipio quedase para España, y que en donde
triunfase la opción independentista, que el territorio que administra
ese ayuntamiento pase a integrar una república catalana con los otros
municipios que eligiesen la misma opción. En Barcelona, puesto que es un
municipio tan poblado y mucho más grande que sus vecinos, se podría
realizar la elección tomando como unidad de decisión a cada uno de sus
10 distritos. (...)
18- No debería haber ningún inconveniente en que algunos municipios
quedasen aislados, es decir zonas españolas rodeadas de territorio
catalán o viceversa. En todo caso, a aquellos que quedaran en tal
situación, se tratase de un municipio o un conjunto de ellos, podrían
contar con la posibilidad de realizar una segunda elección para decidir
si les parece bien ese nuevo encaje o si prefieren unirse al país que
los rodea. Incluso podrían optar por independizarse tanto de España como
de Cataluña.
19- Nadie debería hacerse tanto problema porque
el país al que pertenece o al que pertenecerá vaya a perder parte de su
pretendido territorio, ni España a buena parte de la superficie de la
Cataluña actual ni los catalanes a Arán o a una proyección realista de
aquello que se dio en llamar Tabarnia.
20- Si aplicamos este
modelo habrían casi mil unidades autónomas de decisión: 946 municipios y
10 distritos. Así, cada unidad viviría a partir de entonces lo que
quiere su propia mayoría y no lo que le imponen desde afuera. El tipo de
solución que aquí planteamos considerando en primer lugar los anhelos
políticos de cada municipio y distrito, podría servir para sorprendernos
ante la diversidad catalana, aceptando con naturalidad que sean los
propios vecinos de cada sitio quienes decidan las cuestiones vinculadas a
su propio destino.
21- Uno de los grandes errores del
plebiscito del 1 de octubre, desde mi punto de vista, fue haber
preguntado: “¿quiere que Cataluña sea un estado independiente en forma
de república?”, cuando en realidad se debería haber interrogado:
“¿quiere que su municipio forme parte de un estado independiente en
forma de república?”. Esta pregunta, de hecho, se podría extender
también a los municipios de Aragón, Euskadi, Navarra, Islas Baleares,
País Valenciano, Galicia, o incluso a todo el territorio del actual
estado español, lo que ha sido un reclamo constante de los unionistas.
III- TABARNIA COMO ARGUMENTO POR EL ABSURDO
22- Me tomé el trabajo de ver cuál de las dos opciones mayoritarias
ganaría un referéndum en cada comarca y municipio catalán, sumando hacia
un lado a JxC, ERC y CUP, mientras que para el otro a C’s, PSC, PP y
los Comunes; aunque a decir verdad, no todos los votos de esta última
plataforma se pueden igualar al españolismo. Gerardo Pisarello, número
dos en el ayuntamiento de Barcelona, dijo acerca de Podem, partido clave
al interior de la alianza de los Comunes: “somos un espacio político
con una base social mayoritaria que no es independentista, y una minoría
que sí lo es. Por eso respetamos ese pluralismo y defendemos la salida
democrática”. No obstante, hasta que no se hagan efectivos los
resultados de un referéndum con garantías, poner a CeC en este bloque es
la única forma de aproximarse a unos posibles resultados.
23-
Yendo al grano: en 33 comarcas de las 41 existentes en Cataluña
obtendría la mayoría de votos el independentismo y en las otras 8 el
unionismo: Aran, El Vallès Oriental, El Vallès Occidental, El
Barcelonés, El Baix Llobregat, El Garraf, El Alt Penedés y El Baix Camp.
24- Este mapa de base comarcal coincide casi con el que sus
ideólogos le atribuyen a Tabarnia en Wikipedia, si excluimos por razones
geográficas a Aran. Digo “casi” porque curiosamente esta pretendida
nueva comunidad autónoma de España cuenta para sí también a comarcas en
las que el unionismo es minoritario: El Alt Penedès (62% de
independentistas) y El Maresme (53%).
25- Los planteamientos
acerca de la creación de un nuevo país o comunidad autónoma llamado
Tabarnia, en realidad no fueron realizados por sus creadores con el fin
de explorar una posible solución de base territorial, sino para exponer
una argumentación que llevase al separatismo catalán a la vía del
absurdo: mostrar una imagen de que a partir de una Cataluña
independiente se podrían separar de ella las provincias de Tarragona y
Barcelona, donde el constitucionalismo es mayoritario; y que luego, de
la provincia de Tarragona quisiera independizarse, por ejemplo, la
comarca de Terra Alta (68% de independentistas); y que de esta comarca
se separaría el municipio de Caseres, en la frontera aragonesa, donde
los unionistas superan el 53%. Y así, ad infinitum. (...)
32- Para que deje de ser una operación mediática y se convierta en un
paso hacia una solución posible, habría que definir, antes que nada, qué
unidad territorial se utilizará para tomar las decisiones en un llamado
electoral único, y no de una elección detrás de otra en unidades cada
vez menores hasta llegar al absurdo, o bien al hastío.
33- Si España y Cataluña fuesen dos formaciones sociales verdaderamente
democráticas ya estarían poniéndose de acuerdo en cuanto a los tres o
cuatro puntos claves que hay que decidir entre todos antes de un gran
llamado electoral: la fecha del referéndum, el porcentaje necesario de
votos para independizarse, el plazo mínimo para una nueva elección
similar y la cuestión de los municipios o conjuntos de municipios que
quedarían rodeados por municipios del otro estado.
34- Para
analizar estos temas, como ya fue dicho, en este artículo tomo como
referencia los resultados a nivel municipal del 21-D, atribuyendo a la
suma de los votos de JxC, ERC y CUP el número de votantes a favor de la
independencia de Cataluña, y a la suma de C’s, PSOE, PP y los Comunes el
número de unionistas en un hipotético referéndum.
35-
Obviamente lo que se está planteando es que el referéndum se realice en
forma efectiva, en fecha acordada por las partes, con largas rondas de
debate previos, garantías de todo tipo, cierre de los padrones
electorales, presencia de veedores internacionales, etcétera. Se toman
estos datos simplemente porque hasta la fecha no tenemos otra opción
mejor en la que basarnos para saber cómo podrían ser los resultados.
36- Aquí se plantea que el porcentaje de votos necesario para que un
municipio se independice debería rondar el 55% de los votos válidos, sin
contar los blancos ni anulados. El porcentaje del 50,1% representa una
mayoría muy volátil que podría cambiar fácilmente de una legislatura a
la otra, mientras que un mínimo de diez puntos de diferencia significa
una mayoría clara. No obstante, tanto en los referéndum de Escocia como
de Quebec sólo se exigió un porcentaje superior al 50%, tanto a los que
quería mantener su adscripción estatal como a los que querían
modificarla.
37- Como fue mencionado, la pregunta debería ser
muy clara, del tipo: “¿quiere que su municipio forme parte de un estado
independiente en forma de república? Si o No”. De este modo, nadie
decidiría por los habitantes de los demás lugares. Este argumento
coincide con quienes sostienen que el referéndum debería incluir a todo
el estado español, aunque modifica el sujeto de la pregunta. Aquí
describiré sólo los posibles resultados en municipios catalanes, aunque
es posible que en otros de Navarra, el País Vasco o Aragón los votos por
la independencia también superen el 55%.
38- El plazo mínimo
para un nuevo llamado electoral que permita una próxima modificación de
la adscripción nacional de cada municipio debería rondar los 25 años,
que es el tiempo aproximado en el que surge una nueva generación.
Evidentemente, si un municipio necesita el 55% de los votos para
modificar su afiliación, necesitaría luego la misma cifra en sentido
contrario para revertir esta situación y volver a integrarse al país
anterior. Si el referéndum se hace en el año 2025, por ejemplo, no
podría realizarse otro hasta el año 2050.(...)" (Federico Paz,blog)
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