"(...) La mala opinión de Hitler sobre la calidad racial de los españoles pudo
facilitar los contactos que un sector del separatismo catalán mantuvo
con el III Reich poco antes de la Guerra Civil en busca del apoyo alemán
a la independencia de Cataluña.
La prueba documental la encontró hace
años el historiador Xosé M. Núñez Seixas en el Politisches Archiv des Auswärtigen Amts
[archivo político del Ministerio de Asuntos Exteriores] de Berlín,
donde se conserva un extenso memorándum en español que, en mayo de 1936,
el grupo separatista Nosaltres Sols! hizo llegar al Gobierno de Hitler a
través del consulado alemán en Barcelona.
Parte del documento consiste
en un plan que el año anterior un dirigente de Nosaltres Sols! había
presentado en persona en el Ministerio de Propaganda del III Reich. A
aquella propuesta inicial se había añadido esta vez una adenda, titulada
“Ampliación de nuestro proyecto”, precisando los términos de la
colaboración.
Se incidía sobre todo en la confluencia de intereses
entre Alemania y Cataluña frente a Francia y España, en las similitudes
históricas entre el pangermanismo y el pancatalanismo y en el común
rechazo al orden internacional creado por el Tratado de Versalles.
Los
autores del memorándum ofrecían fomentar la conciencia secesionista en
el sur de Francia, informar a Alemania sobre objetivos militares en
España y, en caso de guerra, proporcionarle grupos armados que podrían
ser “instruidos por Vds.”.
El sentido del plan presentado por “nuestra
organización patriótica N. S. [Nosaltres Sols!]” se resumía finalmente
en una idea muy sencilla: “Una Cataluña libre representaría para
Alemania un paso definitivo en el desmoronamiento de Francia y la
existencia de un país amigo en el Occidente Mediterráneo”.
El acercamiento a la Alemania nazi por parte de
sectores separatistas era congruente con las posiciones abiertamente
racistas que preconizaban publicaciones afines (“Fonaments cientifics
del racism”, Quaderns del Separatisme) y con
las declaraciones de algunos de sus líderes, como Batista i Roca, que
intentó de nuevo negociar con Alemania ya en plena Guerra Civil, o los
tristemente célebres hermanos Badia, tan de actualidad en estas últimas
semanas por la admiración que dice profesarles Quim Torra.
Las opiniones
del nuevo presidente de la Generalitat sobre los españoles no andan muy
lejos del concepto de infrahombre que utilizó Hitler al referirse al
embajador de la Segunda República en Berlín.
No es de extrañar por ello
su empeño en homenajear a aquel sector del nacionalismo catalán que en
los años treinta se mostró dispuesto a todo con tal de lograr, como se
afirma en el memorándum entregado al Gobierno de Hitler, “la libertad
total y absoluta de Cataluña”.
Fueron, en palabras de Torra, “els pioners de la independència”,
hombres como Josep y Miquel Badia, Batista i Roca, Josep Dencàs y
Daniel Cardona, figuras destacadas de Estat Català y Nosaltres Sols!,
que en tiempos difíciles supieron ver que la independencia era el único
camino, sin que el régimen político vigente en España, dictatorial o
democrático, monárquico o republicano, cambiara en nada las cosas.
“Quina lliçó, quina bellíssima lliçó!”,
exclamaba el actual presidente de la Generalitat en un artículo
publicado hace cuatro años, ignorando —o no— que entre los servicios
prestados a la causa por Nosaltres Sols! se encuentra esa detallada
propuesta de colaboración presentada al Gobierno de Hitler poco después
de la victoria del Frente Popular en España.
Estas son las amistades peligrosas que Quim Torra ha
trabado en su deambular por la historia del independentismo en busca de
héroes dignos de tal nombre.
Tiene algo de ironía del destino que su
afán por hacerles justicia deje al descubierto aquello que la agitprop
nacionalista había intentado ocultar durante décadas de incansable
labor: los orígenes supremacistas y las veleidades fascistoides de
algunos de los grupúsculos que en los años treinta orbitaban en torno a
Esquerra Republicana de Catalunya y Estat Català. Esa es la principal
fuente de inspiración histórica de aquel a quien Pedro Sánchez ha
denominado el “Le Pen español”.
(...) el PNV, cuyo fundador, Sabino Arana (tiene calle en Barcelona), fue pródigo en declaraciones racistas y antiespañolas —“los maketos:
esos son nuestros moros”.
No en vano, los autores del memorándum de
Nosaltres Sols! reservaban a “nuestros hermanos de Euskadi” un papel
relevante en ese gran proyecto supremacista que buscaba el aval del III
Reich. Nada tiene de particular que Quim Torra coloque a sus amistades
peligrosas en el panteón de hombres ilustres del nacionalismo catalán.(...)" (Juan Francisco Fuentes, El País, 06/06/18)
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