"El militar Juan Domingo Perón (1895-1974) fue elegido por tres veces
(1946, 1951, 1973) presidente de la República Argentina. De una estancia
en Italia, en 1939, vino imbuido de populismo mussoliniano, que
trasplantó a su país, aprovechando los cuantiosos excedentes que la
venta de carne y trigo durante la Segunda Guerra Mundial, había
proporcionado a Argentina.
Cuando se agotó el maná, las cosas se le
torcieron y entró en una espiral de represión que comportó la
animadversión de sectores políticos muy diversos, desde la derecha
tradicional, a la Unión Cívica Radical y el Partido Comunista. Acabó
depuesto por un golpe de estado cívico-militar en 1955. (...)
En 1973 se celebraron elecciones democráticas en Argentina, luego de
7 años de dictadura. Siguiendo con su control a distancia, y dado que
él, Perón, estaba inhabilitado para presentarse, designó un candidato
títere, Héctor J. Cámpora, leal y manejable. ¿Les suena?
Cámpora fue presidente durante 49 días exactos, los que necesitó Perón
para que se levantara su inhabilitación y preparar su candidatura.
Cámpora dimitió, se celebraron nuevas elecciones y el “legítimo
presidente en el exilio” salió por supuesto elegido y recuperó el cargo
después de 18 años. No hay que decir que Cámpora no puso ningún
obstáculo a la maniobra. “Sic transit gloria mundi”. Era tal su
fidelidad que la celebrada socarronería porteña inventó el siguiente
chiste (“cuento”, como dicen por allí):
Perón: Cámpora, ¿qué hora es?
Cámpora: La que Vd. quiera, mi general.
Por supuesto que cualquier analogía entre Perón-Puigdemont y
Cámpora-Torra es fruto de la calenturienta imaginación del autor de
estas líneas. Pero metidos ya en harina, habría otra coincidencia que
completaría estas historias paralelas. Y es el papel desempeñado por las
supuestas izquierdas populistas del peronismo (Montoneros) y del bloque
independentista catalán (CUP).
Perón se dejó querer por los Montoneros
durante su exilio, pero a la vuelta le faltó tiempo para
“desembarazarse” de ellos. Dicho grupo, fundado por Mario Firmenich y
otros militantes del nacionalismo católico, aspiraba a una síntesis de
nacionalismo, fuertemente arraigado en Argentina, y socialismo
revolucionario. Me detengo aquí, sin buscarle los tres pies al gato.
Acabamos de saber que la CUP se va a abstener en la segunda votación de
investidura, lo cual supone hacer presidente de la Generalidad de
Cataluña a Quim Torra, al que ni siquiera los círculos más empáticos
respecto a él, niegan su ideología, digamos, conservadora. Y aparco el
tema de sus, al parecer, inclinaciones xenófobas.
Todos los cálculos apuntan a que Torra va a disponer de un plazo más
largo para disfrutar del poder del que tuvo Cámpora, porque el
Parlamento de Cataluña no se puede disolver antes de finales de octubre.
Comoquiera que su mentor lo ha atado muy corto, parece que va a tener
incluso que contentarse con el despacho del conserje.
Nos esperan cinco
largos meses de soflamas y desgobierno, todo para preparar una campaña
electoral que se quiere radicalizar, coincidente con los juicios a los
participantes del golpe del pasado otoño, con vistas a conseguir una
mayoría independentista clara y rotunda.
En definitiva, hay
rumores de que Quim Torra ha recabado de Albano Dante Fachín toda la
información posible sobre Héctor J. Cámpora.
Sin embargo las
diferencias con el regreso triunfal de Perón son más que evidentes.
Dentro de cinco meses Puigdemont continuará inhabilitado. Podría incluso
estar disfrutando de la hospitalidad del tan denostado Estado español
en algún centro penitenciario o, en el mejor de los casos, seguir
vagando, cual el Holandés Errante, por las brumas nórdicas.
Pero
como la fe dicen que mueve montañas, quizá la solución se pretenda por
intersección de la “Moreneta”, cuya imagen presidía la última entrevista
entre Puigdemont y su vicario.
Recuérdese que las turbas que sitiaron
la Consejería de Economía y Finanzas, la noche del 20 de setiembre
pasado, lo hicieron cantando el “Virolai”. Todo ello símbolo de la
Cataluña más rancia e integrista, que no parece ser del desagrado del,
salvando las distancias, remedo de Montoneros que va a hacer a Torra
presidente." (Pasqual Esbrí , Rebelión, 15/05/18)
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