"El Instituto Público Joan Boscà, en Barcelona, es el
caso típico del supremacismo nacionalista y un prototipo de la
persecución silenciosa a la que se ven sometidos muchos profesores. El
director –afín a ERC- lleva casi 30 años ocupando el puesto de director,
excepto algunos intervalos en los que se ha dedicado a merodear por los
pasadizos de la administración pública los que llevan el carnet de
partido en la boca.
Por sus apellidos –Ignacio García de la Barrera– ya
se ve que no es precisamente de la elite de los ocho apellidos
catalanes, por eso debe hacer más méritos. Ante la llegada –por
concurso de traslado- de un nuevo profesor de historia, debía poner
cuidado para que la maquina adoctrinadora no sufriera la más mínima
alteración.
Ante la iniciativa, de susodicho profesor de buscar materiales
alternativos, pues el libro de historia era infumable, el sempiterno
director montó en cólera. Con amenazas veladas, de esas que nunca se
pueden demostrar ante un juez, le conminó a que era obligatorio utilizar
el manual, como si fuera obligatorio. Da la casualidad que el librito
en cuestión es una birria adoctrinadora escrita por Alcoberro (actual portavoz/o, de la ANC y otro aspirante a pedigrí de ocho apellidos catalanes).
Ante la defensa de la libertad de cátedra del profesor, el director
–repetimos, Ignacio García de la Barrera- tuvo que llamar refuerzos y
convocó a la inspectora –también de ocho apellidos catalanes: Nieves (Neus) Lorenzo Galés–
para prepararle una encerrona. Habían quedado un día, pero la
inspectora, el director y unos sospechosos testigos, le conminaron a
reunirse un día antes para preparar una declaración.
El profesor, que ahora sí diremos el nombre, Francisco Oya,
como es delegado sindical y no se arredra ante la mafia nacionalista
imperante en los institutos, les dijo que se reunirían en el día
convenido y que él llevaría como testigo a un representante sindical. La
inspectora le amenazó con abrirle un expediente. (...)
Lo que no contaba el director es que Francisco Oya no se arruga, es
presidente de la Asociación de Profesores por el bilingüismo y muchas
asociaciones están dispuestos a apoyarle hasta el final. Si alguien
tiene que salir de ese instituto es el director y la inspectora debe
ceñirse a sus funciones y no transformarse en una comisaria política.
Sino también es sujeto de que se le abra un expediente por
extralimitación de funciones.
¡Ah! Se nos olvidaba. Mientras todo esto acontecía, el subvencionado
–incluso con el 155- digital separatista ‘El Mon’, dedicó un artículo
difamador. Los datos que daban sólo podían haber sido proporcionados por
algún profesional del instituto. Sean malpensados y acertarán. De
momento, ya les ha caído una querella por difamación." (Javier Barraycoa, El Catalán, 13/03/18)
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