"Me escribe Roger Corcho:
«El presidente Pujol, el hombre que gobernó Cataluña
durante décadas, eligió como instrumento de gobierno la corrupción.
Favoreció la corrupción. Sabía que un país podrido es fácil de dominar,
que un hombre comprometido por hechos de corrupción económica o
administrativa es un hombre prisionero.
Por eso el Régimen fomentó la
inmoralidad de la vida pública o económica. Como se hace en ciertas
profesiones indignas, el Régimen procuró que todo el mundo estuviera
enfangado, todo el mundo comprometido. El hombre que gobernó Cataluña,
además de un OPRESOR, es un CORRUPTOR".
Esta octavilla me gustaría arrojársela a la cabeza de
Pujol si algún día me cruzo con él. La gracia del texto es que lo
escribió el propio Pujol, este texto se distribuyó en el Palau y por él
acabó en prisión. Seguramente usted ya lo conocía, yo lo acabo de
descubrir.
Y me llama la atención, porque este fue su plan, como se puso
de manifiesto en el Parlamento cuando aseguró que si se toca una rama
del árbol pueden caer todas las ramas.
Aquí está la octavilla original:
"La falta de libertad es absoluta y sólo es atenuada
por el estado de corrupción en que vivimos. El general Franco, el hombre
que pronto vendrá a Barcelona, ha elegido como instrumento de gobierno
la corrupción. Ha favorecido la corrupción. Sabe que un país podrido es
fácil de dominar, que un hombre comprometido por hechos de corrupción
económica o administrativa es un hombre prisionero.
Por eso el Régimen
ha fomentado la inmoralidad de la vida pública o económica. Como se hace
en ciertas profesiones indignas, el Régimen procura que todo el mundo
esté enfangado, todo el mundo comprometido. El hombre que pronto vendrá a
Barcelona, además de un OPRESOR, es un CORRUPTOR».
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