1/2/18

¿Qué nos ha pasado a los catalanes? A las clases dirigentes del nacionalismo se les ha acentuado un síndrome complicado, compuesto de complejo de superioridad, narcisismo herido, pereza intelectual y falta de sentido de la realidad

"(...) - Usted fue el primero en decir que Catalunya necesitaría “Trenes cargados de psiquiatras"

Bueno, permítame aclarar que ir al psiquiatra no es ningún desdoro, no debe avergonzarse nadie por el hecho de necesitar ayuda médica. Sólo faltaría. Con ese artículo quería llamar la atención sobre el hecho de que en el análisis del procés se suele hablar de causas políticas y económicas, de hechos diferenciales y de agravios históricos reales o inventados… pero no se toma en consideración, o sólo muy de pasada, el factor psicológico y propiamente psicopatológico, que es fundamental.

- ¿Qué nos ha pasado a los catalanes?

A mí personalmente, casi nada en los últimos treinta años. A las clases dirigentes del nacionalismo se les ha acentuado un síndrome complicado, compuesto de complejo de superioridad, narcisismo herido, pereza intelectual y falta de sentido de la realidad. 

Luego están los típicos rufianes que pescan bien en río revuelto. Camus los retrata bien en “La peste”. Finalmente, una nutrida masa de ciudadanos ha deseado creerse los embustes y “sopars de duro” que les ofrecían esos vendedores de crecepelos.    

 - ¿A qué lo atribuye?

 Al aburrimiento y el miedo al futuro. El aburrimiento de la vida burguesa y sobre todo de la vida pueblerina es grande, pero tolerable mientras haya expectativas de que puede perpetuarse y aún prosperar en las siguientes generaciones. Con la crisis, esas expectativas decayeron y hubo que poner la esperanza en otro “relato”, en otro “discurso”. Y el nacionalismo estaba allí, muy a mano. 

A diferencia del movimiento de los indignados, el nacionalismo permite que caminen juntos y se rebelen juntas abuelos, padres, hijos y nietecitos, y encima protegidos por las autoridades, y, el colmo de las maravillas, sonriendo todo el tiempo. Esto es fundamental. 

Ahí también intervienen, por supuesto, la pereza mental y un ansia atávica de gregarismo, de mimetismo, muy bien descrita, por cierto, por Ferran Toutain en su libro “Imitació de l’home”.

 ¿Cómo ha contribuido TV3 al proceso?

 Emulando a la BBC. Superando incluso su fiabilidad. Esforzándose mucho en ser siempre ecuánimes y en no mentir ni manipular nunca, bajo ningún concepto.

 - A usted, por cierto, lo veo poco en TV3.

 Bueno, es que lo poco que yo pudiera aportar también podrían aportarlo otros que saben más de estos asuntos. Como usted, por ejemplo, al que tampoco se le ve por allí.

 - ¿Hay adoctrinamiento escolar?

 ¡Y del bueno! En todo el mundo el sistema escolar inculca determinados valores, creencias y hábitos, en las cabezas de los niños cuando aún están tiernecitas y maleables. En las escuelas catalanas se enseña a sumar y dividir, mates, física, arte… y además el chovinismo y el desprecio por los españoles.

 - ¿Usted se cree a Marta Rovira, que dice que el Estado quería muertos?

 No. Si el Estado hubiera querido muertos los hubiera obtenido con gran facilidad en ocasiones anteriores. No, que hubiera un muertito o dos era, más bien, el anhelo inconfesable de los procesitas. Para alimentar el victimismo, subirse encima del cadáver y parecer más altos, como hicieron con el atentado de las Ramblas. Por eso el día de las votaciones enviaron a las masas a plantar cara a la policía. ¿No pudo ser? Bueno, queda pendiente.

 - ¿El proceso termina ahora o empieza?

 Lo prudente sería mantener un raca-raca de intensidad baja/media durante cuatro años, hasta que los chicos que ahora tienen quince, a los que se les viene lavando el cerebro a conciencia, tengan acceso al voto, y el actual 47 % pase a ser un 60% o más."    (Entrevista a Ignacio Vidal-Folch, Xavier Rius, e-notícies, 25/01/18)

No hay comentarios: