"Si
el conflicto que ha enfrentado durante los últimos años a las fuerzas
independentistas catalanas con el gobierno central ha ido pasando una
lenta pero constante factura al periodismo en la región, los últimos
tres meses de 2017 figuran ya entre los más negros de la historia
democrática en lo que a la libertad de prensa en Cataluña se refiere.
La
escalada de inigualable tensión vivida desde la proclamación de las
llamadas “leyes de desconexión” en el Parlament, los días 6 y 7 de
septiembre, hasta la Declaración Unilateral de Independencia, el 28 de
octubre y la posterior detención de todo el govern (con la excepción del
destituido presidente Carles Puigdemont y de los ex consejeros que
permanecen huidos en Bélgica) ha situado a los profesionales de los
medios catalanes y enviados a Cataluña ante situaciones tan
problemáticas como intolerables.
Ya tras los atentados yihadistas del 17 de agosto en Barcelona y
Cambrils, RSF tuvo que lamentar el linchamiento en las redes sociales
sufrido por el director del diario El Periódico, Enric
Hernàndez, quien fue objeto, junto al redactor del diario Luis Mauri, de
las invectivas del ex consejero de Interior del gobierno autonómico,
Quim Forn, y del ex mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero,
durante la rueda de prensa que ambos convocaron para desmentir una
información de El Periódico en la que se afirmaba que la CIA había alertado a los Mossos de un posible ataque yihadista meses antes de que aconteciera.
Como consecuencia de esta información y de las alusiones hechas en
la mencionada rueda de prensa a su medio, Enric Hernàndez fue objeto de
una avalancha de amenazas y ataques en las redes sociales.
No era la
primera vez ni parece, lamentablemente, que vaya a ser la última, pero
sí fue especialmente virulenta y llamativa por un hecho en el que
siempre hace hincapié RSF: se extendió por un señalamiento desde el
poder.
El fenómeno del “ciberacoso” en el conflicto catalán no es nuevo:
Reporteros Sin Fronteras publicó, el pasado 28 de septiembre, un
detallado informe
sobre las presiones que han sufrido, durante los últimos dos años, los
periodistas de medios no alineados editorialmente con el llamado
“procés” (independentisa, a favor de la secesión de Cataluña del resto
de España).
En él quedaron patentes los señalamientos realizados por
parte del director de Comunicación Exterior de la Generalitat y director
de la campaña del partido Junts per Catalunya, así como por otros
políticos independentistas. Esta forma de poner al periodista en
evidencia y los consiguientes linchamientos en redes sociales han sido
una constante en Cataluña, que se ha recrudecido de forma proporcional
al conflicto territorial.
A este clima de presiones previo a los acontecimientos de
septiembre y octubre se sumaron graves ataques a la libertad de
información, como las agresiones a periodistas y reporteros gráficos
durante la cobertura del referéndum ilegal de independencia del 1 de
octubre.
Xabi Barrena, también periodista de El Periódico y
varios fotógrafos españoles y extranjeros que, como él, cubrían la
jornada en el colegio Ramón Llull de Barcelona, fueron agredidos por las
fuerzas de seguridad, como lo fue Sofía Cabanes, redactora de Nació Digital en Tierras del Ebro, que grababa cargas policiales en La Rápita, o Jesús Badenes, jefe de Economía del Diari de Girona,
que cubría la huelga que se produjo dos días después de la votación.
Reporteros Sin Fronteras también se hizo eco en su informe de la
intimidación que supuso el registro del diario El Vallenc, cuyo
director está investigado por imprimir material ilegal para el
referéndum, así como la entrega de citaciones judiciales por parte de la
policía a los medios Nació Digital, El Nacional.cat, Vilaweb, Racó Català, Llibertat.cat y El Punt Avui.
Lamentablemente, los amedrentamientos a periodistas no solo se han
traducido en agresiones físicas, sino en hostigamientos sobre el
terreno, que han dificultado extraordinariamente la labor de la prensa.
Los casos de insultos y acosos a periodistas de medios españoles y
catalanes, de línea independentista y constitucionalista, se han
multiplicado durante los meses de septiembre y octubre -hasta tal punto
que ha sido difícil realizar un censo pormenorizado- creando una
atmósfera irrespirable para la libertad de información en Cataluña.
Periodistas de todas las cadenas de televisión españolas han sido
abucheados e interrumpidos en sus directos al grito de “prensa española,
manipuladora”, reporteros de televisiones y emisoras catalanas de radio
han sido amenazados también en sus conexiones por ultraderechistas,
llegando a causar graves desperfectos en las instalaciones de Catalunya Ràdio.
Rotura de material, desperfectos en unidades móviles y otros vehículos,
amenazas, evacuaciones por peligro de enardecimiento de las masas y
otras situaciones de riesgo han sido constantes durante los que, sin
duda, serán recordados como los dos peores meses para la libertad de
información en Cataluña.
Tanto con su informe sobre presiones del poder a periodistas, como
con su condena a las agresiones sufridas el 1 de octubre y con un
registro de ataques a profesionales lo más detallado posible, Reporteros
Sin Fronteras ha tratado de denunciar todos aquellos aspectos que han
incidido terriblemente en la libertad de información en Cataluña y
reivindicar con rotundidad el lema #RespectPressCAT" (Informe Anual 2017 de Reporteros Sin Fronteras. España)
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