31/1/18

Si la polarización ha avanzado y el choque de trenes ya se ha producido, solo cabe reconocer lo evidente. Todos los que apostamos por un federalismo plurinacional, pluricultural y por una tercera vía entre los dos nacionalismos estamos en minoría...

"(...) Este es el punto importante del que hay que partir. La exacerbación de la pasión indentitaria ha sido la gran protagonista de lo ocurrido en Cataluña.

 ¿Cómo es posible que la misma persona (Xavi Domenech) que encabeza una candidatura ganadora en dos ocasiones en unas elecciones generales, y al que todo el mundo reconoce una gran capacidad, sea la quinta fuerza en unas autonómicas? 

¿Cómo es posible que la candidatura de la alcaldesa de la ciudad de Barcelona sea también la quinta fuerza en su propia ciudad? La desigualdad no ha desaparecido, ni la brecha generacional, ni el precariado, pero cuando los sentimientos ocupan el primer plano es muy difícil introducir otros elementos en la pugna. (...)

El 15M auspició la aparición de una nueva generación que deseaba irrumpir con fuerza en el mundo político sin hacerse cargo del pasado, sin heredar la lógica de los protagonistas de la Transición (...) Pretendía dirigirse a todos los que sufrían la crisis más allá de su pasado ideológico, o de sus adscripciones político-partidistas.

Lo ocurrido en Cataluña responde a una lógica completamente distinta. Si en un caso se trata de un proyecto adanista, en otro se trata de establecer una continuidad con el pasado que dé sentido a las tareas del presente y a las perspectivas de futuro. No es extraño que, al tratar de establecer una continuidad entre Felipe IV, Felipe V y Felipe VI, la irrupción del 15M fuera vista como una perturbación. 

Poner el foco en la Europa del Euro hacía perder el rumbo. Lo importante no era el neoliberalismo, la globalización sin control o el dominio del Capital financiero; lo importante era resaltar una y otra vez que el lastre era España y el sueño ser un nuevo Estado europeo como Austria o como Dinamarca.

Este esfuerzo por centrar todas las energías en conseguir ser un nuevo Estado en Europa ha marcado la agenda política en las Diadas realizadas desde 2012, en el referéndum del 9 de noviembre, en las elecciones del 27 de septiembre de 2015, y en las elecciones del 21 de diciembre de 2017.  (...)

En mayo de 2014, se producen las elecciones europeas, la irrupción de PODEMOS, la abdicación del rey Juan Carlos, la dimisión de Rubalcaba y la confesión de Jordi Pujol sobre una cuenta no declarada en Andorra. 

Esta confesión, que afecta a la credibilidad del padre de la patria catalana, no impide que Artur Mas decida incrementar la pulsión independentista y proponer un referéndum ilegal el 9 de noviembre de 2014. 

Logra una movilización importante de personas que van a alcanzar una cifra en torno a los dos millones. Dos millones que vuelven a aparecer en las elecciones de 27 de septiembre de 2015 y en las elecciones del pasado 21 de diciembre. Estamos ante un movimiento muy amplio, que ha superado muchas pruebas y que no parece permeable a otras perspectivas.  (...)

Para los nacionalistas catalanes los socialistas son, simple y llanamente, traidores al pueblo de Cataluña.  (...)

CIUDADANOS ha sabido movilizar los sentimientos de una identidad nacional española que se ha visto reconocida, representada, encarnada, en una candidata joven, atractiva y solvente, que defendía la combinación de la identidad española con la catalana y la europea, y que no quería nuevos pasaportes ni nuevas fronteras; era una candidata que devolvía su orgullo a los “otros catalanes”, a los que viniendo de otras tierras de España han contribuido decisivamente a la prosperidad de la sociedad catalana y se han sentido maltratados, despreciados y vilipendiados por el secesionismo.  (...)

CIUDADANOS considera que el origen de todos los problemas vividos en Cataluña se centra en la dejación de una izquierda acomplejada ante la hegemonía del nacionalismo. Estamos ante un partido que nace en Cataluña como crítica al tripartito y como respuesta a lo que consideran benevolencia, complicidad o traición de los socialistas catalanes.

 La otra cara de la moneda son los catalanistas que han optado por el independentismo. No hay ninguna lógica inexorable que plantee que todo aquel que apuesta por la lengua y la cultura catalana, que todo aquel que piense que Cataluña es una Nación por su personalidad histórica debe dar el paso a afirmar, a postular, a defender, que esa Nación para poder desarrollarse necesita tener un Estado propio. 

La posición autonomista-posibilista-constitucionalista ha sido hegemónica en Cataluña durante muchos años. Tanto la antigua CONVERGENCIA, como el PSC, como el PSUC compartían el modelo en un contexto donde ESQUERRA REPUBLICANA y el PARTIDO POPULAR eran fuerzas minoritarias.  (...)

Hoy, los separatistas son hegemónicos en Cataluña y los separadores tienen una minoría muy importante en Cataluña, y pueden ser ampliamente hegemónicos en España si el debate sobre la unidad nacional sigue centrando los próximos meses y la izquierda no logra hacer creíble un relato alternativo del pasado y una propuesta creíble de futuro. 

Estamos ante un choque entre dos nacionalismos que no tienen incentivos para llegar a acuerdos. A los dos les conviene seguir acumulando fuerzas de cara al futuro. 

A CIUDADANOS, para disputar el liderazgo al PARTIDO POPULAR en España; a los independentistas catalanes, para ir acumulando fuerzas mientras se resuelven los procesos judiciales y se despeja el tipo de organización política que agrupe sus ideas de cara al futuro. 

Los dos piensan que no es el momento de negociar ni de ceder, que hay que seguir polarizando para seguir sumando en cada uno de los bandos, por tanto que hay que seguir cavando trincheras, considerando y propagando, eso sí, que es el otro el único responsable de todo lo ocurrido. (...)

3. Qué podemos hacer

Si la polarización ha avanzado y el choque de trenes ya se ha producido, solo cabe reconocer lo evidente. Todos los que apostamos por un federalismo plurinacional, pluricultural y por una tercera vía entre los dos nacionalismos estamos en minoría.(...)

 Todo lo ocurrido nos recuerda lo acontecido en el PSC. También en el PSC una parte importante de los electores se fue a CIUDADANOS en 2015 y no han vuelto a los socialistas (a pesar de que la brillantez y contundencia de Borrell ha evitado que la hemorragia sea mayor), y los que marcharon al independentismo siguen apasionadamente la nueva ruta, como es el caso de Toni Comín o de Ernest Maragall.  (...)

Las izquierdas que quieren ser españolas-europeas y catalanas o si se prefiere catalanas-europeas y españolas no pueden, o al menos para ser más modestos, no deben tolerar que su legado republicano y su combate antifranquista queden olvidados, marginados o tergiversados por este debate. (...)

Ante los encarcelamientos de los líderes independentistas, estos supieron articular con gran intensidad muchas protestas en la calle. En una de ellas María del Mar Bonet recordó la canción que había compuesto en pleno franquismo “Quien es esta gent que viene de matinada”, pero no recordó que el motivo de aquella composición era homenajear a Enrique Ruano, un estudiante madrileño muerto a manos de la policía. 

Si la memoria es tan selectiva como para olvidar un hecho tan significativo, tan relevante, tan decisivo, no es extraño que muchos jóvenes catalanes hayan llegado a creer que se trata de un conflicto entre España y Cataluña, y que no existieron dos Españas. (...)

El profesor dimitido instaba al otro profesor a que no polemizara con Iceta al que acusaba de incompetente, ignorante, traidor y otras lindezas; todo era porque Iceta había afirmado que “no quería renunciar a los poetas españoles como elementos centrales de su cultura”. Uno se pregunta: ¿Podremos convivir en el mismo Estado, y compartir una identidad nacional si muchos catalanes no sienten como propios a Machado o a Cernuda, a Lorca o a Aleixandre? Igual podríamos decir pensando en Josep Pla o en Salvador Espriu.

Sin esa memoria cultural compartida y compleja no es posible una convivencia a medio plazo. Esa memoria no se mantiene desde una perspectiva liberal-cosmopolita ni desde una ciudadanía abstracta. Necesita de una memoria republicana. Una memoria que sí estaba presente hace años cuando era inconcebible que en Sabadell un responsable político propusiera borrar la calle de Antonio Machado.  (...)"                

 (Antonio García Santesmases. Catedrático de Filosofía política y moral de la UNED. Crónica Popular, 26/01/18)

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